Cuenta atrás

27/06/2019
Cuenta atrás

A falta de dos días para que expire el contrato de cesión del Estadio de Vallecas al Rayo Vallecano, la afición rayista sigue con incertidumbre qué pasará con el nuevo convenio.

La cesión de uso del Estadio de Vallecas finaliza el próximo sábado 29. Debería ser el final de una cuentra atrás iniciada hace 30 años cuando la Comunidad de Madrid, propietaria del mismo, cedió  su uso a un Rayo Vallecano  que todavía no era Sociedad Anónima Deportiva, era propiedad de sus socios y la familia Ruiz-Mateos no había hecho acto de presencia. Era 1989 y el Presidente Regional era Joaquín Leguina.

Mucho ha llovido desde entonces en la entidad franjirroja. Muchos chuzos han caído sobre su afición en lo institucional y en lo deportivo, aunque en este ámbito también ha brillado un sol intermitente. Mientras tanto, el estadio languidecía por falta de mantenimiento y por desidia de la Comunidad de Madrid y del Rayo Vallecano. Informados estån las personas que no siguen habitualmente de estos avatares.

Una vez afrontadas en el verano de 2018 las obras ncesarias para corregir las deficiencias detectadas 6 años antes durante la ITE,  parecía que un nuevo futuro se abría para el Estadio de Vallecas. El nuevo acuerdo de cesión a negociar y el compromiso de la Comunidad de Madrid en hacer las inversiones necesarias para una reforma profunda del recinto parecían poner final a la cuentra atrás.

A pocas horas de que finalice el convenio vigente, no se ha rubricado el nuevo acuerdo. Acuerdo para el que la Comunidad de Madrid, los grupos políticos de la Asamblea de Madrid y los representantes de la afición han trabajado denodadamente durante este último año. Trabajo que culminó en la votación unånime de una Proposición No de Ley en la Asamblea Regional a finales de marzo pasado.

Mientras muchos trabajaban a favor del estadio, el Presidente del Consejo de Administración del Rayo Vallecano, SAD, no remaba a favor y prefería ver fantasmas movidos por espurios intereses. Espurios intereses son para ėl proteger a la vez el interės del club, de la afición y de la ciudadanía madrileña. En esa actitud sigue.

Ante esta situación la afición rayista,  representada por la Federación de Peñas, la Plataforma ADRV y Accionistas ADRV, sigue trabajando como las hormigas, en silencio y sin descanso, para que el acuerdo llegue y lo haga respetando los puntos aprobados en la PNL: pago de un canón por parte del club por el uso de las instalaciones, entre las que se incluyen la tienda y el bar-restaurante, canón que la CM se compromete a reinvertir en la mejora y reforma del Estadio; la celebración  de partidos del Rayo Femenino en el Estadio; la presencia de representantes de la afición en el seguimiento del estado de conservación,  salubridad y seguridad del Estadio; una auditoria anual de una empresa externa sobre el cumplimiento de las tareas de mantenimiento y el establecimiento de un régimen sancionador en caso de incumplimiento por parte del club.

Sorprendentemente muchas de esas cuestiones no estaban en el convenio que finaliza el día 29. Convenio que hay que recordar se firmó con un club deportivo que al poco tiempo se convirtió en una empresa privada con ånimo de lucro. Rascarse el bolsillo es duro pero más duro es que sea el dinero de la ciudadanía madrileña  la que soporte los costes que genera el Estadio de Vallecas. Dinero que se ahorra el Rayo Vallecano y que engrosan la cuenta de beneficios de su «casi total propietario».

The Final Countdown, la canción de Europe, significa felicidad en el Estadio de Vallecas. Esperemos que suene en las próximas horas para celebrar la firma de un acuerdo en los terminos pactados. Mientras tanto, seguirån resonando tambores de guerra por Payaso Fofó.