Ven, te voy a llevar al Nuevo Estadio

21/01/2015
Ven, te voy a llevar al Nuevo Estadio

José Luis Colilla, lector, oyente y amigo, inaugura nuestra sección ‘Desde la grada’ recordándonos por qué el rayismo se debe transmitir de padres a hijos.

Si hay un cántico con el que me siento plenamente identificado y que me gusta escuchar en la grada de Vallecas es aquel que dice “… cuando cumplí los cinco años, mi padre dijo: ven te voy a llevar al Nuevo Estadio, yo sé que esta pasión nunca jamás te va a hacer daño…”.

Hace unos días, escuchando la entrevista que hicieron mis amigos de MATAGIGANTES al mítico José Francisco Gómez “ Tanco”, me emocionó recordar precisamente esta historia, mi historia, cuando a finales de la década de los setenta un modesto repartidor de nombre Agustín, con todo el sacrificio del mundo para su maltrecha economía familiar, nos dijo a mi hermano y a mí: “venid os voy a llevar al Nuevo Estadio…”.

Eran tiempos duros, muy duros, en aquel Madrid gris de la transición, de la Movida, de los atentados diarios, de conspiradores fascistas que añoraban tiempos recientes. Pese a todo ello, tengo que deciros que también eran días felices para los niños que al margen de todo aquello jugábamos a las chapas, a la peonza, a las canicas o que simplemente pasábamos las horas muertas pateando un simulacro de balón en aquella red social que era nuestro barrio. En mi caso, aquel fortín que nos vio crecer era la plaza de Teniente Muñoz Díaz (que muchos conoceréis), flanqueada por la panadería de la señora Paquita, la tienda de ultramarinos del señor Yuste, o  el bar El Castañar regentado por el señor Fermín (advierta el lector, que siempre el trato era de usted hacia toda persona que superase los veinte años de edad, era así y punto).

La semana se hacía eterna esperando el día del partido, porque por increíble que parezca solo había fútbol los domingos. Esa matinal los nervios te tiraban temprano de la cama para entrar al estadio lo antes posible. Cuando daban las doce, sonaba el himno del Rayo y saltaban al césped de Vallecas los Tanco, Uceda, Landáburu, Rocamora, Morena, etc.,  y en el fondo sur del Estadio de Vallecas (nuestra famosa pared que ahora mismo carece de grada), había dos mocosos emocionados agarrados fuertemente a la valla, con los ojos como platos sin perder detalle admirando a sus Matagigantes.

Fijaos, han pasado más de 35 años (que se dice pronto) y ya no existe la tienda de ultramarinos del señor Yuste, ni la panadería de la señora Paquita y hasta el bar El Castañar, que sigue existiendo, está a día de hoy regentado por una familia china. Pero lo que si os puedo asegurar es que hay algo dentro del Estadio que no ha cambiado en absoluto,  y no es otra cosa que la emoción y los ojos como platos para no perderse detalle de dos mocosos llamados Álvaro y David, exactamente igual que lo hacían su tío y su padre tantos años atrás, y que espero hagan lo mismo con sus propios hijos dentro de otros tantos.

Nos guste o no, los que odiamos el “fútbol negocio” estamos perdiendo la batalla y los niños son nuestra última esperanza. Si queremos que este sentimiento perviva, y siempre que los malditos horarios lo permitan, llevemos a los pequeños al Estadio sin temor alguno, porque esa pasión nunca jamás les va a hacer daño.

José Luis Colilla Ramírez ( @jlcolilla )

 

  1. […] se antoja escaso, pero todo tiene un motivo. Actualmente Luis, leonés y rayista convencido, como nuestro querido José Luis Colilla, hace las veces de segundo entrenador en el CD Lugo, junto con Luis Milla. Hablamos, entonces, con […]

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