El síndrome del impostor

El síndrome del impostor

A partir de las 14:00, Rayo Vallecano (7º) y Real Betis (3º) se enfrentarán, en el Estadio de Vallecas, en el partido correspondiente a la Jornada 20 de LaLiga.

El imperio yankee está repleto de historias que contribuyen al ensalzamiento del sueño americano. Desde el multimillonario informático que comenzó trasteando con resistencias en un garaje de California hasta el primer hombre en pisar la luna. Desde el héroe de guerra del ejército más poderoso del mundo hasta el solemne y brillante inventor del pararrayos. Todo ello, por supuesto, pasando por archivos cinematográficos en los que un solo ser humano es capaz de fundirse a un ejército de Bruce Lees coreanos ―y muy armados―, porque amigos, «This is America».

La NBA, como uno de los productos más destacados del mercado internacional norteamericano, no se salva del aluvión de historias sobrehumanas. Allá por Florida, capitanea a los Miami Heat el filipino Erik Spoelstra, el segundo técnico jefe en activo con más temporadas consecutivas a sus espaldas tras el incombustible Greg Popovich. Sin embargo, su camino en la mejor liga de baloncesto del mundo no fue siempre cuesta abajo.

Al llegar a la franquicia del fuego, Spoelstra fue destinado a una labor tan importante como cualquier otra, pero peor pagada, más esclava, con menos medios y en la más absoluta sombra: el escalón más bajo del análisis de vídeo. Con esfuerzo y méritos fue creciendo dentro de la entidad. Jefe de vídeo, scouting, ayudante… Hasta que un buen día Pat Riley, alejado de los banquillos y ocupando ya la silla del mandamás, decidió apostar por ese joven de ojos saltones, piel oscura y talento incuestionable.

Diez años después de aquello, en el verano de 2018, Duncan Robinson iba a protagonizar otro de los milagros de la franquicia. Tras haber jugado en la tercera división de la NCAA (la liga universitaria de EEUU) y de no haber sido drafteado después de tres años en Michigan, el alero de Maine disputó la Summer League con los Heat, firmó con ellos y su equipo de la liga de desarrollo un contrato dual y debutó en la NBA, convirtiéndose en el primer jugador de la tercera liga universitaria en hacerlo desde el año 1999.

Robinson logró hacerse un hueco en la rotación, pero sus números no terminaban de ajustarse a lo que el técnico esperaba de él. El potencial anotador desde el perímetro del «55» durante los entrenamientos alcanzaba un nivel estratosférico, pero ese éxito no se veía reflejado en la competición. Fue entonces cuando Spoelstra charló con su pupilo y le habló de aquello que da nombre a esta anti-previa: el síndrome del impostor.

Le aseguró que entendía a la perfección lo que le sucedía, que lo comprendía como nadie porque él mismo lo había sufrido en sus carnes. Le habló del año 2010, cuando con únicamente dos años de experiencia como técnico jefe en la NBA tuvo que lidiar con uno de los equipos más potentes de la historia de la liga, el del tridente compuesto por Lebron James, Dwayne Wade y Chris Bosh. Spoelstra no sentía que mereciese ese privilegio, pues consideraba que su trayectoria no daba para ello. Quien posteriormente se convertiría en uno de los entrenadores más influyentes del siglo XXI creía entonces que ocupaba una silla que no le correspondía, se sentía un impostor entre tanta estrella.

El Rayo Vallecano ha arrancado la segunda vuelta de LaLiga regentando puestos europeos y dejando atrás transatlánticos como la Real Sociedad, el Villarreal, el Valencia o el Athletic. Con treinta puntos en su casillero, los hombres de Andoni Iraola ocupan una sexta posición a todas luces merecida, pero la sensación histórica de ser inferiores al resto nos lleva a ver a kilómetros esa realidad, aún teniéndola tan cerca que podemos acariciarla con la palma de las manos.

Pese a los fantasmas del pasado, Spoelstra está viviendo su 14ª temporada como primer entrenador de los Miami Heat, con el respeto de toda la liga y dos anillos de campeón en sus dedos. Tras aquella conversación, Duncan Robinson es una pieza clave de la franquicia, se convirtió en el jugador más precoz en anotar 500 triples en la NBA y ha firmado un contrato de más de quince millones por temporada (el más alto de la historia para un jugador no drafteado).

Vallecas, aunque exprima hasta el último jugo de este momento, sonríe con precaución temiendo una brusca vuelta a la realidad. Como un Quijote batallando entre gigantes, ha llevado su estadio a lo más alto del fútbol europeo. El Betis de Pellegrini es el nuevo Goliath contra el rayismo, la nueva torre que tumbar, la nueva página por escribir, la nueva noche para soñar… Un paso más para hacer de la 21/22 la mayor americanada de la historia.