Tristes guerras

15/08/2019
Tristes guerras

Se acerca el inicio de la competición liguera. En breve va a comenzar aquel viaje que, según el lema de la campaña de abonos, va a ser nuestro viaje de vuelta a Primera. Sin embargo, ha sido precisamente la campaña de abonos el factor principal del actual ambiente de desilusión y crispación en la parroquia rayista. A falta de pocos días del estreno liguero del primer equipo, aunque hay quienes se ilusionan, los demás anímicamente estamos por los suelos debido a los problemas extradeportivos.

¿Cómo estáis, rayistas, ante el inminente estreno liguero del Rayo? ¿Ilusionados? ¿No? Pues, yo tampoco. Mérito de Presa, desde luego. La subida de precios de los abonos, que ha perjudicado sobre todo a los niños y a los discapacitados, el hecho de crear un abono aparte para el Femenino y la falta de rectificación alguna por parte de la directiva, han sido el colmo.

Creo que aquel fue el momento. Ese momento cuando la directiva sobrepasó aquel límite que nunca debía sobrepasar. Ese momento cuando la directiva subió los precios de los abonos a pesar de que el primer equipo masculino acaba de bajar a Segunda y encima llevó a cabo un enésimo intento de cargarse al Femenino (no me extrañaría que en el futuro no tan lejano Presa utilizase la excusa de poco interés en el abono exclusivo para el Femenino para hacer desaparecer la sección). Aquel fue el momento cuando todos los que estamos en contra de la gestión de Raúl Martín Presa deberíamos haber plantado cara. Ya era hora de decir “basta”. No obstante, a pesar del boicot, se ha superado la cifra de 10 mil abonados. Triste.

Quiero resaltar aquí que respeto todas las posturas. Entiendo que muchos rayistas han decidido renovar para mantener sus respectivas localidades (por cierto, comparto lo que han hecho los Bukaneros para no perder el fondo). Muchos de los que han decidido renovar estarán ante el dilema de entrar y protestar desde dentro o unirse a la huelga y no entrar al Estadio. Algunos entrarán porque es la posibilidad de animar al Rayo desde la grada lo que les hace felices, esté quien esté al mando.

Sin embargo, por mucho que nos joda (¡perdón!) que el número de abonados sea tan alto a pesar del boicot y el esfuerzo de todos los que resisten, no podemos caer en la trampa de pelearnos entre nosotros. Creo que es lo que desea el “Iluminado”. El máximo accionista se estará frotando las manos viendo como el rayismo se divide y como los carnés de rayistas se van repartiendo en las redes sociales. A él le vendría muy bien que la guerra entre la directiva y la afición pasase a ser una guerra interna entre varios sectores de la hinchada, entre los “esquiroles” y “los que perjudican al equipo”. No nos podemos olvidar de que el que más perjudica al equipo está en el palco.

Que conste que vivo lejos de Vallekas, por lo cual nunca me he abonado (es más, he asistido una sola vez al partido del primer equipo). Sin embargo, tengo una opinión muy clara respecto al tema de la campaña de abonos: estoy a favor del boicot. Si hubiera tenido la posibilidad de abonarme o de renovar el abono, no lo habría hecho. Es más, si tengo la oportunidad de estar en Vallekas esta temporada y mi estancia coincide con algún tipo de huelga, sea de animación o de asistencia, me voy a unir sin duda alguna. Voy a protestar contra la gestión de Presa, aunque suponga quedarme callada durante todo el partido o ni siquiera pisar el Estadio.

Para mí el Rayo es mucho más que un equipo de fútbol. Es un sentimiento que no todos podrán entender. La piel de gallina que se me pone cada vez que escucho la narración del Tamudazo. El bajón post-Anoeta. Son mis lágrimas al entrar al fondo aquella tarde electoral, la celebración de aquel gol de penalti de Embarba que nos dio la esperanza y “La vida pirata” posterior a la victoria frente al Madrid. Pero ese sentimiento va mucho más allá de lo deportivo. Es un sentimiento de un barrio humilde, su seña de identidad y una parte importantísima de su historia. No podemos permitir que, por culpa de una directiva que no entiende ese sentimiento, se pierda la idiosincrasia de una entidad que va camino del centenario. No debemos dejar que un piloto loco estrelle ese avión que se llama Agrupación Deportiva Rayo Vallecano.

Yo no entraría al Estadio el sábado. ¿Y tú…?