Cotorruelo os debe una

17/06/2019
Cotorruelo os debe una

Finalizó la temporada para nuestro Benjamín A, no de la forma deseada pero debemos estar muy orgullosos de todo lo que han conseguido este año.

Dicen que uno suele volver a los sitios donde fue feliz alguna vez. Con ese pensamiento iba ayer a disfrutar de una gran mañana de fútbol benjamín a los Campos de Fútbol Ernesto Cotorruelo, lugar en el que tuve la inmensa fortuna de ver como nuestro Juvenil B, dirigido por mi amigo Emilio Moreno, ganó la Copa Federación en una auténtica exhibición de los Pedro Porro, Sergio Moreno, Marti, Algobia, Javi Gómez, etc. integrantes de ese gran equipo.

En la grada de Cotorruelo los hinchas franjirrojos esperaban ansiosos la salida al terreno de juego de sus pequeños piratas. Andrés con la cámara dispuesta para inmortalizar el momento y posteriormente hacer su magia habitual, el papá de Rober (antes conocido como Fer) aplaudiendo siempre en un discreto segundo plano (es consciente y ha entendido perfectamente que el protagonista de esta historia luce el número seis en la espalda y se llama Rober) o las mamás pidiendo una foto para dejar constancia en la galería de imágenes del apoyo incondicional que, semana tras semana, han tenido nuestros campeones por sus parte.

Tras una fase de grupos superada con nota muy alta, llegaba el momento de la verdad, de los cruces de cuartos de final ante el Unión Adarve. En el ambiente se respiraba esa ilusión por hacer algo grande, por poder dejar el nombre del Rayo Vallecano en lo más alto a nivel de la Comunidad de Madrid, de vencer a los todopoderosos Real Madrid o Atlético de Madrid, algo que ya ha sucedido en torneos anteriores, pero ayer era la gran oportunidad.

Como ha sucedido a lo largo de la temporada, el cuerpo técnico rayista se veía en la siempre complicada tesitura de hacer descansar, que no descartar (me encantó tu forma de expresarlo, Jona), a unos cuantos jugadores del equipo para este partido. Nuestros pequeños encararon el partido queriendo ser dominadores del balón, tocando y buscando siempre las internadas por banda de nuestros dos puñales, Byron y Nacho. Este último fue el encargado de abrir el marcador en una de sus habituales cabalgadas (qué espectáculo de lateral derecho) batiendo al guardameta del Adarve.

El pichichi de la cantera franjirroja, Adrián Blanco, fue el encargado de aumentar la ventaja en el marcador haciendo un gran gol al más puro estilo Raúl de Tomás, robando un balón y tras hacerse hueco soltar un latigazo con la pierna derecha. En el día de ayer nuestros campeones emularon al primer equipo en lo bueno, como Adri, pero también en lo malo y, poco después, llegaría el gol del Adarve tras un saque de esquina en la que uno de sus jugadores más destacados del choque cabeceaba al fondo de la portería franjirroja.

Tras el varapalo del gol encajado, el equipo sacó el carácter y Adrián Blanco hacía el tercer gol segundos antes de dar por concluida la primera mitad el colegiado, que hasta el momento estaba pasando desapercibido.

En la segunda mitad, Alberto Madrid dio oportunidad a los jugadores que, hasta el momento, no habían participado en el encuentro. Aunque comenzaron los rayistas inquietando la meta del Unión Adarve, serían los del Barrio del Pilar los que, poco a poco, iban a ir creyendo en sus posibilidades, hasta el punto de volver a hacer un segundo gol tras un saque de esquina.

Con el 3-2 en el marcador, el Adarve se creyó del todo que podía hacer la machada e igualar la contienda y lo consiguió prácticamente en el final del partido. En la enésima falta decretada (falta que solo vio él) por el colegiado cerca de la frontal del área rayista, el golpeo del delantero rival llegó a manos de Paulo que vio como se le escurría y el balón se colaba en su portería. Una verdadera lástima porque Paulo había hecho un gran partido, sin tener que intervenir demasiado pero haciéndolo con mucha seguridad siempre. Lo ingrato de la posición que ocupa es que los errores tienen mucha más repercusión que los que puede cometer cualquier otro compañero, pero sus propios compañeros fueron los primeros en arropar y a animar a Paulo.

Con el empate finalizó el partido y llegaba la lotería de los penaltis. Comenzó fallando el Rayo y, a continuación, Paulo se redimía de su error en la falta haciendo un paradón en el primer penalti lanzado por el Unión Adarve. En plena celebración franjirroja, surgía la figura arbitral para alimentar su innecesaria cuota de protagonismo y mandar repetir el penalti, algo totalmente incomprensible cuando ni los propios jugadores o cuerpo técnico de Unión Adarve habían protestado. En la repetición del penalti el jugador rival marcó y se pusieron por delante. La situación si ya de por sí fue surrealista, dio un nuevo giro cuando el colegiado mandó repetir un penalti que había fallado un jugador del Rayo, lo que suponía la eliminación de nuestros chicos en el torneo. Esta compensación, fruto del primer penalti mandado repetir, no hizo más que alargar un poco más la situación, pues finalmente el Unión Adarve no falló y pasó a semifinales.

Lo peor de todo no es quedarte fuera de un torneo tan bonito como es la Copa de Campeones, sino el mal rato que pasan unos críos de 10 años ante la decisión muy poco acertada de un adulto, con las consiguientes lágrimas en los rostros de Iker, Adrián Blanco o Byron. Llantos que no tenían consuelo ni dándoles la enhorabuena por una temporada tan superlativa como la que han hecho este año.

Aún quedaba jugar una consolación que se me antoja innecesaria una vez eliminados los equipos, y más teniendo en cuenta el mal rato que estaban pasando lo chicos. A pesar de todo, supieron crecerse y volver a demostrar lo gran equipo que es y vencieron al CD Leganés por penaltis con Hugo como héroe de la tanda, deteniendo dos lanzamientos. En esta tanda falló su lanzamiento Diego y su papi (Andrés) decía que igual no tenía que haberlo lanzado él que no se le da bien. Le recuerdo a Andrés que hay un tal Leonel que juega con el 10 en la espalda, así menudito como Diego al que no se le da demasiado bien lanzar penaltis, pero lo sigue haciendo sin importar si falla o no y que domina otro millón de situaciones del juego.

En el partido por el quinto puesto vencieron por 4-1 al Fairplay de Parla, en un partido de despedidas. Era el último partido que iban a estar todos juntos, cuerpo técnico y jugadores, algo que el cuerpo técnico les hizo ver instantes antes de saltar al terreno de juego y que recordaba a esas bandas míticas de rock que salen a tocar sabiendo que es su última función. Como era de esperar, en ese último partido no desafió nadie y siempre les quedará ese honor de haber terminado con una victoria.

Tal vez, ayer muchos de nuestros chicos sufrieron su primera gran decepción en esto del fútbol, pero debe ser un aprendizaje a largo plazo para ellos. Al final, solo puede ganar uno y, por desgracia, en el Rayo Vallecano sabemos que perdemos más que ganamos, por eso nuestras victorias se saborean de forma tan especial.

No tengáis ninguna duda de que el fútbol y Cotorruelo os deben una y más pronto que tarde os la cobraréis.

 

¡¡Volveremos, equipo!!