Los lunes al sol. El Yin y el Yang

09/03/2015
Los lunes al sol. El Yin y el Yang

Como cada lunes Alberto Leva nos ofrece su particular visión de lo que el fin de semana le ha dejado, en cuanto a la franja se refiere.

Después de leerme más de cien libros, consultar con el community manager de Qbao.com y preguntar en más de cinco «Todo a 100» de mi barrio, aún no he entendido qué es Yin y qué significa Yang. Reconozco que quería ir de listillo y dividir mi artículo semanal en positivo y en negativo, y para orientalizarlo un poco no se me ocurrió mejor idea que ésta. Y es que soy gilipollas, sí, gilipollas, así con todas sus letras; para qué me meto en berenjenales asiáticos si yo fui el último de mi clase en descubrir que Epi era el naranja y Blas el puñetero plátano amargado y unicejo. Si yo me enteré hace dos días, como aquel que dice, que Los Pecos no eran hermanos, con el consiguiente berrinche. El caso es que os pido que os creáis que el Yang es lo «chachi» y que el Yin es lo «jodido». Gracias.

El YANG

El fin de semana de la franja empezaba inmejorablemente. Que se levante tu pequeñaja y que te diga que quiere subir a ver el partido de «sus amigas» del Rayo Femenino, que le busques su camiseta del Rayo porque quiere hacerse la foto con ellas antes de empezar el partido… Para los que ya vamos cumpliendo años o temporadas y adoramos a esta jodida franja es lo más parecido a que tu mujer te diga un sábado que no le duele la cabeza.

Con este panorama miras por la ventana y ves que hace una mañana primaveral, idílica, para coger algo de colorcito en nuestros pálidos rostros mientras disfrutamos de una victoria de nuestras guerreras franjirrojas. Cumplimos el objetivo con creces. En lo futbolístico no ganaron nuestras chicas sobradas, pero en lo del moreno invernal superamos las expectativas de tal forma que, al finalizar el partido, en mi achicarrada calvorota se podía freír un huevo sin necesidad de echar una gota de aceite. Gracias a la chicharrera sufrida el sábado en la City, hoy he sido el tío más moreno de mi rellano, de mi portal y opto a Míster «Frente Quemada» de todo Palomeras esta semana.

El partido, como ya nos anticipó nuestra excelsa cronista Marta García «Costa» en el último programa de MATAGIGANTES, fue duro -que no violento-, entre dos equipos que buscan asegurarse el pase para disputar la Copa de la Reina y, como nuestras chicas no han hecho la famosa mili, el derecho a conocer Melilla -sede de la fase final- este verano. Primera parte de dominio rayista, con ocasiones que no metemos y con un penalty tonto que nos empata el partido en el minuto 45. Os suena esta cantinela, ¿verdad? Pues sí, el equipo femenino también tiene estas cosillas como sus compañeros en la versión masculina. En la segunda parte las onubenses salieron convencidas de llevarse la victoria y de amargarme esta idílica mañana familiar en la City. Y como es conocido por todos, existe cierta rivalidad entre la gente del sur, y si alguien podía dar la victoria a nuestras guerreras franjirrojas era la sevillana con más ovarios y casta -de la buena, no de la que reniega Pablo Iglesias– que tiene el Rayo Vallecano, la pequeña en centímetros pero grande en todo lo demás: nuestra Ale, que marcaba con una parte de su cuerpo -a estas horas aún por confirmar- a la salida de un córner. Tres puntos que se quedan en casa y que nos sitúan mas cerca del objetivo de quedar entre los ocho primeros del campeonato, disputar la Copa de la Reina y llevarse el consiguiente berrinche Martín Presa, viendo como nuestras chicas siguen compitiendo y quizás le pongan en el apuro de inventarse una buena excusa para no viajar a Melilla con SU equipo para presenciar la final a cuatro de dicha Copa. Algo que no creo que traumatice en exceso a nuestras jugadoras, y que llegado el caso yo le sugeriría una lista de no menos de 300 personas más capacitadas que él para representarnos en dicho evento, empezando por nuestra Lola y acabando por el Teletubbie Tinki Winki.

Las alegrías siguen cayendo el domingo por la mañana desde horas muy tempraneras con la victoria de «la banda del bate» -o Juvenil «A»– frente al Rayo Majadahonda y por goleada, con doblete de Uche y la consiguiente erección de nuestro Miguelito, que «guindó» un gol a Shafa o a Jony y le apuntaba un hat trick a «su Uche». De verdad que, el día que podamos hablar de nuevo con Uche -que no tardaremos-, quiero preguntarle si quitando a su madre y a su abuela, alguien se alegra más de sus goles que Miguelito.

Nuestros chicos siguen como motos, no aflojan ni un ápice y conservan los cinco puntos de ventaja con el Real Madrid, al que rinde visita el próximo sábado a las 16.00 horas en Valdebebas. Partido que un servidor no piensa perderse, como previa al partido del primer equipo en Vallecas a las 20.00 frente al Granada. Anda que como les dé por ganar la Liga y jugar la Copa de Campeones de Juveniles, a nuestro Presidente se le presenta otro dilema similar al de Melilla con el femenino, ¿o no? Seguramente en estos viajes se codee con presidentes de Primera División y en los descansos habrá viandas y ya sabemos que nuestro particular «Yogui» eso no lo perdona, e irá acompañado de su particular «Bubu«, del guardabosques y de medio Parque de Yellowstone.

Comitiva rayista en la Copa de Campeones Juvenil.
Comitiva rayista en la Copa de Campeones Juvenil

 

El YIN

Entre lo jodido del fin de semana está claro que tiene que aparecer que a tu equipo le metan seis goles y pierdas. Pero también es justo decir que se los mete un equipo que tiene un presupuesto (508 millones de euros) que es 28,22 veces el tuyo, es decir, el resultado justo hubiera sido un 28 a 1, y solo han sido seis. No pienso darle muchas más vueltas a este molino, que suficientes le han dado ya después del partido, momento en el que a cada aficionado nos dan un título de entrenador y vemos el partido de una manera u otra.

Lejos de hablar de tácticas, de esquemas o de sistemas, yo prefiero hablar de orgullo, del orgullo que para mí y para la gente que siente el Rayo Vallecano como algo más que un equipo de fútbol habrá sentido hoy al ver esa franja lucir en uno de los mejores estadios del planeta frente a uno de los cinco mejores equipos del mundo. Esa franja simboliza pasión, simboliza la lucha de un barrio, un barrio humilde y obrero que compite de igual a igual a un equipo con seguidores en todo el mundo. A mi el partido me deja ese orgullo y me deja la idea de volver allí el año siguiente, tal y como me pasó cuando estuve hace dos años viviéndolo en primera persona desde esas gradas. Porque señores, no nos olvidemos ni de quiénes somos, ni de dónde venimos, porque hace cuatro días estábamos penando por polideportivos canarios en busca de la salida de aquel infierno. ¿Que duele perder y salir goleado? Eso siempre, pero en ciertas ocasiones con la cabeza muy alta, y ésta es una de esas ocasiones.

Mucho más dolorosa es la derrota de nuestro filial, y recalco la palabra nuestro, porque el año pasado cuando ganaba no había espacio en el pecho donde darnos golpecitos de honra por sus victorias, y este año hemos llegado al punto de olvidarnos de él o incluso de algún majadero como ocurrió ayer, llegar a insultar y a meterse con unos chavales que sueñan con abrirse paso en este duro mundo del fútbol y llegar algún día -que no se nos olvide- a defender esa franja en estadios como el Camp Nou. No me sirve la tan manida excusa del fútbol como manera de desahogo de las personas; para eso hay unos parques estupendos donde dada la alta densidad de población «abollada» con la que cuenta Vallecas, si pegara unas voces en alguno de ellos pasaría totalmente desapercibido. Y si lo de las voces no funcionase y el tipo en cuestión sigue estresado, puede probar el infalible «método pilón», consistente en coger un martillo pilón y machacarte un huevo con el mismo. Pero en ningún caso insultar, humillar o faltar el respeto a gente que se deja hasta la última gota de sangre, sudor y lágrimas, como fue ayer el caso, en la que se te caía el alma a los pies a ver a tíos como a Toni Arranz, más altos que un castillo con los ojos más rojos que Melendi en plena recogida de la hoja, o a tipos como Javi Robles salir con la cabeza agachada y no precisamente mirando al balón para internarse por su banda. O el caso de Millita, que terminó en el hospital y la consecuencia ha sido la fractura de radio de su brazo derecho, en un partido en el que, sin ser excesivo el equipo vasco, con la complacencia arbitral en los últimos minutos nos llevamos palos de todos los colores de nuevo. Y como sentencia nos marcaban el gol que deshacía el empate y llevábamos nosotros buscando con insistencia.

El pobre Mariano se cansa de quejarse del campo por activa y por pasiva. Esta semana no sé si lo habrá hecho de nuevo, pero si lo ha hecho tiene más razón que un santo porque nos perjudica enormemente y es un lastre para nuestros chavales. Supongo que habrá quien piense que es una excusa y una forma de justificar los malos resultados. A esa o esas personas les invito a venir una tarde a las 17.00 con un calor como el de ayer y simplemente botar el balón y ver el bote del balón; seguramente así se convencerán de lo que nos está «quitando» el famoso campo 4.

Todo esto viene por órdenes del entrenador Paco Jémez, que quiere conservar el campo de hierba natural en buen estado para que entrene allí el primer equipo, y ya le gustaría a más de uno y a más de dos jugar al fútbol y tocar el balón como lo hacen algunos de los que llevan toda la temporada los castigos de Jémez con el campo, ya sea a la hora de jugar o entrenar. Además, recuerdo hace un par de años, durante las charlas de los Días del Rayismo en una situación similar a la de ahora con el filial en una situación muy complicada, que se le preguntaba a Paco por dicha situación del Rayo B y quitó hierro al asunto diciendo que lo importante era formar jugadores para el primer equipo y que la posición en la tabla clasificatoria era secundario al 100%. Meses más tarde el equipo descendía, Jimeno se iba a la puta calle y no subía ni un solo jugador al primer equipo. Dos años después la situación es un calco y sería una pena que todo el trabajo de Mariano Madrid, su cuerpo técnico, Michel y los jugadores se fuera al garete, por entre otras muchas cosas, poner zancadillas desde dentro del club.

Sea como sea, hasta el último segundo de vida que nos quede en la categoría nos vamos a agarrar fuerte a ella. Para hacer autocrítica, análisis de la situación, etc., el Rayo ya cuenta con gente currante en su cantera -otra no tanto- que tomará las decisiones oportunas, que quizás el máximo responsable de la institución no ha sabido tomar a lo largo de todos estos meses.

Amantes de la franja roja, nos vemos o nos leemos en una semana, si la autoridad incompetente no tiene a bien hacer una macrorredada el sábado en la previa del Rayo-Granada.

Alberto Leva

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