Pantomima full

26/11/2018
Pantomima full

Lo presenciado el pasado sábado en Mestalla por parte del Rayo Vallecano se ajusta más a la comedia que a un partido de fútbol

Más de treinta años siguiendo al Rayo Vallecano te otorga cierto callo a la hora de valorar los equipos que por la entidad de Payaso Fofó han pasado. He visto entrenadores y jugadores de todos los colores, plantillas dignas de cualquier partido de artistas contra toreros, entrenadores que dirigían la sesión preparatoria con riñonera como si de Emilio, el portero de Aquí no hay quien viva se tratara.

Lo que me cuesta recordar, y puedo asegurar que he llevo desde el sábado haciendo un ejercicio importante de memoria, es una plantilla con menos actitud, amor propio y comprometida que la actual. Jugadores que deambulan por el terreno de juego como almas en pena sin ser conscientes que representan una entidad casi centenaria (lo será, a pesar de Presa) con mucha gente fiel por detrás a la que ganar o perder le importa, pero le preocupa aún más cómo se haga. Toda esa hinchada se merece un respeto, y cuando digo toda me refiero al cien por cien, no solo a la que va a los partidos lejos de Vallecas, los que no viajamos también terminamos jodidos.

Es inaceptable ver un partido como el que hizo el Rayo Vallecano en Mestalla el pasado sábado y lo es, además, porque son reincidentes en el hecho de asistir al encuentro pero no presentarse al mismo, siendo un sparring blandito para goce y disfrute de la afición contraria que ve en el Rayo ese caramelito apetecible que todos se quieren comer. El equipo, por ser generoso y denominarlo así, fue una pantomima completa de lo que tiene que ser una escuadra que compite en la mejor Liga del mundo.

El Rayo Vallecano está de nuevo en Primera División, pero parece que el chip de algunos jugadores se ha quedado estancado en la Segunda División, en la que podías ganar partidos a medio gas, sin correr más que el rival, tirando de calidad individual e incluso te podías permitir el lujo de hacer en la previa de un partido una escapada nocturna a ciertos locales de moda de la capital (esto es verídico) y finalmente ganar.

No voy a quitar su cuota de responsabilidad en la actual situación del equipo a Míchel, que evidentemente la tiene y bastante, pero no pienso cargar en su haber ciertas cosas que son achacables a la plantilla y que parece escaparse a mucha gente, viendo en el entrenador el blanco fácil de sus críticas. La línea que separa la crítica de la falta de respeto es tan sumamente delgada en las redes sociales que cada vez me cuesta más encontrar lo primero para leer insultos incluso hacia Míchel. A muchos de esos rayistas les animo a que suban cualquier mañana a la Ciudad Deportiva y charlen con Míchel y su cuerpo técnico, intercambien impresiones y puestos a insultarle que al menos tenga el derecho a la réplica.

No voy a tratar de convencer a nadie, no es mi objetivo ni lo será nunca, simplemente defiendo mi opinión del mismo modo que respeto las opiniones distintas a la mía, pero las que son con respeto siempre. Solo diré que, circuló por las redes sociales la imagen del equipo volviendo a Madrid el sábado y desconozco lo que haría cada miembro de la plantilla en su regreso (en Bet365 que alguno se iba de jarana igual se pagaba a céntimo por euro), lo que sí sé es que había un tipo que volvía jodido, muy jodido y se iría a casa donde hay una familia (muy rayista) que estaría igual de fastidiada. Cada vez estoy más convencido de que los ascensos y los descensos cuando no había redes sociales se disfrutaban más y se padecían menos.

La situación del equipo es muy complicada, pero no crítica y viendo el rendimiento ofrecido hasta ahora por el 90% de esta plantilla, no soy optimista de cara a lo que resta de temporada. Debo reconocer que en ciertos momentos creo que Míchel debería salir, pero principalmente por él, porque no merece comerse un marrón del que difícilmente se puede salir, pero no porque no le vea capacitado para sacar esta situación adelante,  lo haría sobradamente si tuviera mimbres para ello, pero desgraciadamente no los tiene o yo al menos no lo veo.

Esperar a que llegue el mercado de Diciembre y que lleguen jugadores con ganas de comerse el mundo y sienten a los que, actualmente, están apáticos y bastante amarrados, sería una posible opción, pero para ello alguien debería formatear la tarjeta SIM del teléfono móvil de Cobeño y eliminar su agenda de contactos. Lo siento, no quiero a ningún ex de la Franja más, este invento salió una vez bien pero el índice de acierto y error está siendo muy negativo.

Pase lo que pase, seguiré confiando en el capitán de este barco mientras lleve el timón de la nave. Si tiene que llegar un nuevo tripulante, contará con todo mi apoyo, pero si la actitud del equipo se mantiene como hasta ahora, esto no lo revierte ni el técnico más laureado del mundo.