Tirar la toalla

20/08/2021
Tirar la toalla

El Rayo Vallecano se ha convertido en fango y lodo constante, que si estás cerca te arrasa y acabas inmerso en él.

Posiblemente, este que vayan a leer sea uno de los artículos más personales de los que haya escrito y vaya a escribir en Matagigantes. Entiendo que, si vienen buscando fichajes, renovación de abonos o noticias sobre las obras del estadio, el post de un tío que está hasta los mismo cojones de todo el fango que envuelve al Rayo Vallecano actualmente, les resulte del mismo interés que cualquier programa de Jara y Sedal o Pueblo de Dios.

Estar en primera línea de fuego del rayismo implica un sinfín de cosas, algunas buenas o muy buenas, pero otras no tanto. Entre estas últimas está el hecho del desgaste que produce el enterarte, directa o indirectamente, de multitud de asuntos turbios y feos o que, al menos, a mí me lo parecen y en mi listón de la honestidad, todo esto queda muy por debajo. Ni siquiera me voy a detener demasiado en hablar del típico chisme/historia para no dormir que te cuentan y, tan solo 10 segundos después de finalizar, te dicen la maldita coletilla «pero, por favor, no cuentes nada. ¿Para qué demonios me engorilas si a continuación me pides que no cuente nada? El que me conoce sabe que soy más caliente que el cenicero de un bingo, pero soy aún más leal que caliente y si me piden que me la envaine, no queda otra que el punto en boca.

Un día normal en el universo Rayo es enterarte que el Levante se ha hartado de Presa y deshace la cesión de ADT y Nuria Martínez, que un jugador al que ibas a firmar se te esfuma en el último suspiro porque el club de origen no le deja firmar y, sin embargo, tú le refuerzas dando la carta de libertad a un jugador tuyo para que firme allí. Que hay éxodo de niños de cantera a los que se les ha mareado bastante la cabeza para que dieran ese paso, que hay familias encabronadas con entrenadores, entrenadores que pasan de las familias, jugadores que pese a haber renovado se van o se quieren ir, gente que ya no está en el club tratando de calentar la cabeza a chavales que siguen defendiendo la Franja, todo ello por no cumplir un principio básico que es el de salir de los sitios como los señores. El fútbol da muchas vueltas y hoy estás aquí, pero mañana no sabes dónde vas a estar y tienes que saber dejar siempre una puerta abierta a la hora de partir (aplicable a cualquier profesión). Equipos de Fundación a los que, posiblemente, veremos en breve entrenar en un parking (sí, no es coña), otros hacerlo peregrinando lejos de Vallecas o incluso en la cera de enfrente en casa del vecino Vallecas. ¿El motivo? Algunos entrenadores quieren adelantar la vuelta a los entrenamientos y el Rayo les comunica que hasta septiembre nada de nada. Ojalá tengan la ropa nueva para esa misma fecha. Sin embargo, es habitual observar el trasiego de chavales vestidos del Rayo con el mismo aspecto de futbolistas que Paquirrín en su época de canterano madridista. Pero ya sabemos cómo es esto y poderoso caballero es don dinero. El tema de llegadas y salidas de jugadores a la cantera del Rayo y la meritocracia es un tema bastante recurrente que se repite cada pretemporada. Lo mismo que las famosas tecnificaciones, tema que no quiero tratar en profundidad porque mi opinión no sería popular ni bien vista, pero tampoco me quiero morder excesivamente la lengua porque nunca me han gustado ciertas prácticas montadas en torno a este invento de las tecnificaciones. Si un niño del Rayo (que precisamente no será un «piernas») necesita mejorar un aspecto del juego, para eso están los entrenamientos o eso pienso yo.

Obviamente todo esto no es lo que a uno le llega día a día en cuanto a información/miserias/noticias turbias del Rayo Vallecano, he tratado de resumirlo y compactarlo un poco, porque de desarrollarlo mínimamente no acabaríamos nunca y ya les he avisado que esto puede carecer de cualquier interés del aficionado rayista. Entenderán que uno llegue a alcanzar un punto en el que se harta de Rayo y de todo lo que le rodea y lo que le pide el cuerpo es tirar la toalla y mandar todo a la mierda. Hasta ahora, aguantas en pie porque el puto Rayo es una de esas drogas no considerada ilegal, que te absorbe y por mucho que quieras salir de ella, es realmente imposible. Hay seres humanos increíbles en medio de ese universo turbio que es el Rayo Vallecano, que se merecen ese esfuerzo diario, sobre todo, porque este club es una enorme montaña que escalar cada día y si esta gente no nos tuviera en forma de «sherpas anímicos», much@s habrían desistido ya hace tiempo.

En unos días me iré a la playa a descansar y tratar de desconectar del día a día de la Franja y no sé si lo lograré, pero creo que lo primero que haga según llegue a mi destino será subir la foto postureta de marras de las uñas de los pies con el mensaje de «aquí, sufriendo» y a continuación desinstalaré las redes sociales de mi teléfono móvil. A la vuelta, quién sabe si vengo con ganas de volver a la primera línea de batalla o, tal vez, haya que poner el cartel de «Game Over».