La ley del péndulo

La ley del péndulo

Un golazo de Losada en el tramo final le da al Rayo B un punto en casa del CD Móstoles URJC (1-1), en un partido en el que los locales pudieron golear antes del descanso y acabaron pidiendo la hora.

No fue un partido de ida y vuelta, fue de una parte para cada uno. El equipo que parecía que iba a ser goleado en la primera parte casi sale vencedor en la segunda, el que pintaba tener todo bajo control acabó mirando al reloj. Lo que se vio en El Soto fue un ejemplo de como funciona la ley del péndulo, con un Rayo B que pasó de rezar porque no cayese una goleada a terminar sacando un empate y porque no hubo tiempo para más.

Empezaba a hacerse presente el otoño en la mañana de domingo en Móstoles, con aire frío que mitigaba el cielo despejado. Buen clima para acercarse a uno de los estadios más característicos de la Tercera Madrileña, que presentaba un gran ambiente para la visita del Filial de la Franja. Iván Amaya hizo modificaciones en el once para enfrentar a un CD Móstoles URJC hasta el momento invicto y que todavía estaba por encajar el primer gol. La sanción de Miguel por la roja directa ante el Villalba hizo que retornase a la zaga Bolo. amén de las incorporaciones de Pablo Muñoz a la medular y Viega por el lateral, lo cual hacía que Vere volviese a su posición natural de extremo. Del otro lado, Fran Morillas disponía a dos ex rayistas en el once azulón: el portero Roberto y el mediocampista Barroso.

Antes de empezar a moverse, el péndulo está en el centro, y los primeros movimientos tienen cierto equilibrio. Así arrancó el partido, con ambos equipos probándose, tratando de tener el balón y con tímidas llegadas a las áreas. Empezó a escorarse el péndulo contra los intereses rayistas al minuto 13, cuando la pierna de Iván Ramos no dio para más y tuvo que abandonar prematuramente el partido en su retorno a la que fue su casa, entrando en su lugar el juvenil Chamón. A partir de ahí empezó a dominar el Móstoles en todas las facetas. Los azulones controlaban el balón, presionaban arriba la salida del rival y generaban cada vez más y más peligro. Primero avisaron Leiton y Helmer, siendo este último el que capitalizó el ataque mostoleño en la primera media hora. Después, los disparos lejanos de Dani Prada, que golpearon dos veces en el larguero, gran aliado del Rayo B junto con Pantoja, el meta que un partido más tuvo intervenciones que mantuvo vivo a su equipo, el cual no encontraba la forma de sacudirse el dominio local, y cuando no mandaba el balón arriba, buscaban conducirla, con lo que ello implica en el pesado césped natural de El Soto.

Los milagros y la suerte tienen un límite, y este llegó para los vallecanos en el minuto 40. Una mala salida desde atrás propició el robo en zona de tres cuartos de Salmerón, quien se la guisó llegando al margen izquierdo del área y se la comió batiendo de disparo raso y potente a Pantoja. Mucho se demoró el tanto del CD Móstoles, vistas las oportunidades y el momento del partido. El Rayo B aguantó hasta donde pudo, pero se veía venir que se iría al descanso por debajo en el marcador, solo quedaba saber por cuanto. Afortunadamente, solo fue 1-0. El péndulo se inclinaba claramente hacia el lado local en el intervalo. Los de azul eran meramente superiores, pero solo habían sacado una ventaja mínima. Muchas cosas tendría que cambiar Amaya de cara a la segunda parte.

Con las incorporaciones en el descanso de Losada y Diego Lorenzo en lugar de unos inéditos Pablo Muñoz y Marco, salió el Rayo B a buscar el empate. Aun con eso, no terminó de verse que el péndulo se movía ya hacia el otro lado hasta que quedó claro que, bien por empuje visitante o bien por puro instinto de conservación, el Móstoles había dado un paso atrás. El Filial de la Franja empezaba a jugar, aunque la falta de costumbre de tener el control y el ver que el cuadro que había manejado la primera parte a su antojo ahora no salía de su área hacía que los de Vallecas atacasen casi por inercia. No tenían claro que el empate era posible hasta que consiguieron provocar dos corners, uno a cada banda, ambos los cabeceó a gol Bolo y ambos fueron sacados bajo palos por defensores mostoleños. Se lo empezaban a creer los franjirrojos, y Amaya metió más madera con el cambio de Manzano por Vere al entrar en la media hora final.

El dominio rayista se iba haciendo poco a poco más latente, y se notó principalmente en la defensa, que si bien en el primer tiempo pareció algo tímida, en el segundo fue inexpugnable y contundente cuando fue necesario. Los ánimos locales empezaron a caldearse con algunas entradas visitantes, dejando la tormenta perfecta servida con las llegadas franjirrojas al área azulona, cada vez más frecuentes. Solo faltaba una cosa, tirar a puerta. Como hiciera Vere en el primer tiempo, Chamón en el segundo lo intentó desde medio campo, y al contrario que el lanzamiento alto del 18, el intento del 28 fue en parábola descendente, obligando a Roberto a ir abajo a blocar en dos tiempos. En la otra cara estaban los balones que llegaban al área, como el que recibió Ilies en la frontal de la pequeña, rodeado por un mar de medias azules que le taponaban cualquier opción de disparo. Corría el reloj, Amaya quemó las naves en el 80 al meter a Héctor Peña en el 80, y ya tocaba jugársela para que el péndulo tocase por fin el extremo rayista.

264 minutos llevaba el Móstoles disputados de campeonato, todos ellos sin encajar un solo tanto. Pero tuvo que llegar Losada para recoger un balón rechazado a la frontal, armar la pierna izquierda y soltar el zapatazo para poner el balón en la escuadra derecha de Roberto, un gran portero, que no pudo hacer nada salvo una estirada que no serviría salvo para salir bien en la foto. A 6 minutos para llegar al final, el Rayo B dinamitaba el partido, llegando a la igualada por medio de Juan Inocencio Losada, que estrenaba su casillero particular de la temporada con un golazo inapelable. Y lo que quedaba hasta el 90 y los 4 minutos de descuento que finalmente fueron 6, fue simplemente la locura, el péndulo yendo de un lado a otro para acabar quieto en el centro. Acometidas desesperadas del Móstoles, contras del Rayo B para matar el partido que no sabía que lo podía hacer… Y en el caos, el colegiado quiso tener su protagonismo. Primero, amonestando a Losada por un braceo sin balón que menos de un minuto antes hizo un rival con Manzano y quedó impune. Después echando con roja directa a Diego Méndez por entrar con la plancha a un contrario. Acababa dejando con 10 a su equipo el capitán del Filial de la Franja, que pese a ello firmó un partidazo, siendo de los pocos que hizo por jugar en la primera parte y comandando la reacción de la segunda.

Como dijimos, el péndulo acabó quedándose quieto en el medio, y cuando sonó el pitido final, 1-1 y todos y nadie contentos. Se le escaparon 2 puntos al final al Móstoles, podría decirse, pero no es menos cierto que el Rayo B se llevó 1 punto de uno de los campos más difíciles del grupo 7 de Tercera Federación, y que tiene más valor cuando en el primer tiempo pudo haber salido goleado. El empate sirve a los de Iván Amaya para sumar 4 puntos en 3 jornadas, con un resultado de cada, que colocan al Filial de la Franja 9º en la clasificación, a 2 del playoff y 3 por encima del descenso. Queda aun pendiente ganar lejos de Vallecas. La próxima semana se buscará la segunda victoria en otros tantos partidos en casa, con la visita a la «City» del AD Torrejón CF.

Informó Jorge Morales García. Imagen de Carlos Villar (@photograph_figu)