No tan pequeños, pero igual de gigantes

06/06/2022
No tan pequeños, pero igual de gigantes

El Infantil B mostró su mejor versión en su último partido de la temporada en la City.

No voy a ser hipócrita y no me atrevería jamás a decir que, a día de hoy, ser canterano en el Rayo Vallecano es lo más idílico del mundo. Va a terminar la temporada y las familias siguen esperando la ropa de esta temporada, que alguien les confirme si sus hijos siguen o no en el Rayo Vallecano, que sus entrenadores cobren lo que se les debe y tantas y tantas cosas, que podríamos hacer un listado kilométrico y no terminar.

Dijo Luis Cembranos, no hace mucho, que la cantera del Rayo se había visto superada por las de otros equipos como Getafe o Leganés. Me atrevería a decir que si seguimos por este camino, no solo estos dos equipos nos pasen por izquierda y por derecha. Aún así, el escudo del Rayo Vallecano sigue teniendo peso en el mundo del fútbol e infunde cierto respeto entre los clubes rivales. Este fin de semana hemos podido comprobarlo en La Liga Promises con el Alevín A, en la Levante Cup con el Benjamín A e incluso en el duelo liguero del Infantil B frente al Leganés. Qué decir de nuestro Alevín B, que se proclamó Campeón de Madrid tumbando a todo un Atlético de Madrid.

Es sabida mi afinidad y complicidad con este último equipo, al que llevo siguiendo desde que defendían la Franja en edad benjamín. Su calidad futbolística, sus huevos y la corta estatura de algunos de sus integrantes hicieron que les pusiera el apodo de «Pequeños gigantes». Desde entonces, han pasado ya casi tres años y algunos ya me dan casi capones con la barbilla con 13 años, por lo que ya de pequeños tienen solo la edad si acaso. Pero siguen siendo gigantes, eso no cambia. Frente al CD Leganés lo han vuelto demostrar y salieron con el modo rodillo puesto, siendo amos y señores del choque durante los 70 minutos (más añadido) que duró.

En el ambiente había un cierto aroma de revancha futbolística y es que, se comentaba, que desde la hinchada primera se hablaba de baño en el partido de ida en Leganés (0-0). Lo cierto es que no asistí a dicho partido, por lo que no puedo juzgar si lo hubo o no. Pero lo fuese o no, no hay nada más peligroso que un rayista herido en su propio orgullo y se vio que el equipo estaba más motivado que nunca para ganar y hacerlo bien. Por alguna extraña razón, un Rayo -Leganés -o viceversa- se ha convertido en un derbi de alto voltaje. No hay nada más que recordar el partido de la temporada pasada, en el que este equipo, siendo el Alevín A, se proclamó campeón de liga en Butarque.

En el partido de hoy han ganado 3-0 y al margen del resultado bastante cómodo (2-0 al descanso), el equipo ha dado la sensación de ser absolutamente superior a su rival, dominando todas las facetas del juego. En las bandas dos laterales (Dani y Luengo) largos que doblaban constantemente a sus extremos (Gonzi y Carlos), siendo los cuatro un quebradero de cabeza para los defensores pepineros, con Casero -el tío que mejor saca los corners directos- en la creación de juego y pisando área con mucha facilidad, Rober como escudero que robaba, hacia ayudas, coberturas, recorría kilómetros y era amo y señor de todos los duelos que se libraban en la zona ancha del terreno de juego. En el enganche con el punta ha estado Toti, jugador muy del perfil ADRV y al que se le cae la calidad, un parámetro que siempre he creído que no debe medirse en centímetros bajo ningún concepto y si por el talento que tiene el futbolista. De esto último va sobrado el menudo jugador franjirrojo. Para finalizar las jugadas estaba Adrián Blanco, un auténtico fenómeno. Y como todo genio que se precie, tiene días en los que le invade el espíritu del Tiburón de Steven Spielberg y cuando huele la sangre en el área rival es imparable. Pero también tiene días en los que se cabrea con el árbitro o se pega con el rival y sale su versión más gris. Ante el Leganés tocó la versión del escualo y se mostró en el área pepinera como pez en el agua y nunca mejor dicho.

Aunque el equipo haya brillado hoy en ataque, no me pienso olvidar de los centrales y del portero. Los centrales han estado superlativos, perfectos al corte, muy seguros en sus marcas y sin apenas conceder a los jugadores de ataque del Leganés. Raúl y «Portu» han demostrado que se entienden de maravilla y que no solo saben defender, puesto que sacan el balón con solvencia y si se tercia, se incorporan al ataque. Por último y no menos importante, la figura de Hugo, el portero que ya sólo con su temple y su lenguaje no verbal, te aporta calma y seguridad bajo palos. Suelen decir los que entienden de esto del balón, que el portero bueno no es el que hace 20 paradas cada partido, sino el que es capaz de responder con solvencia en las pocas ocasiones que le generan al equipo, muestra inequívoca de la tensión y la concentración del guardameta. Algo así le ha sucedido a Hugo, con un partido bastante plácido en el que le han llegado muy poco, pero ha estado brillante las dos o tres veces en las que se ha visto obligado a intervenir.

Los pequeños gigantes se despedían esta temporada de la City y, tal vez, alguno lo haya hecho de forma definitiva (ojalá sea solo un hasta pronto). Si en la previa del partido nos hubiesen pedido escribir un guión perfecto para esta despedida, los chicos lo han ejecutado de manera inmejorable, dejando un gran sabor de boca y deseando verles en acción la temporada que viene en Superliga.

No me gustan las despedidas y, sobre todo, si es de gente a la que tengo aprecio, por lo que no hace falta que os diga lo jodido que es que llegue el final de temporada y pensar que habrá chicos a los que dejaré de ver defender la Franja. Recuperando el inicio del artículo y aun siendo consciente de lo tocada que está la cantera rayista, siempre animaré a la gente a que sigan en esta bendita casa (de locos). El Rayo Vallecano es mucho más que las decisiones disparatadas de Martín Presa o la falta de infraestructura en el club. El Rayo es Miguelito y su Rinkón, son las familias animando a los suyos en cada partido, son los técnicos que, a cambio de prácticamente nada, dan tanto por y para los chicos, es la gente que sigue y acude cada fin de semana a ver la cantera (son pocos, pero muy fieles). El Rayo es familia, es sentido de pertenencia y si el club ha dejado que ese arraigo se vaya perdiendo, tendremos que ser los «factores externos» los que nos dejemos la piel para que siga siendo así y haya familias que piensen que como en Vallecas en ningún lado.

Hace no mucho me preguntaba un amigo que cuál era el principal motivo para no haber cerrado hace tiempo el chiringuito. Mentiría si dijera que no lo he valorado en varias ocasiones, pero creo que mientras podamos aportar nuestro humilde granito de arena al rayismo que menos focos tiene, Matagigantes seguirá dando la guerra que podamos o nos dejen dar.