Lágrimas por abrazos

27/04/2019
Lágrimas por abrazos

Último partido de la temporada para el Rayo Vallecano Femenino en la City, con la idea de brindar una victoria a la afición.

Hay una frase que se repite mucho en Vallecas y que, actualmente, está más de moda que nunca viendo el paupérrimo rendimiento que está dando el primer equipo masculino. Esta frase no es otra que la de: «queremos 11 hinchas en el campo», que viene a decir que nos importa muy poco si se gana o se pierde, siempre y cuando la persona que ha vestido ese día la Franja lo haya dado todo. Dignidad y orgullo por encima de un resultado, eso es algo que nuestras guerreras nos lo mostraron el pasado domingo en Las Gaunas.

Las lágrimas de Ángeles, Sheila o Marta Perarnau, son las lágrimas de Lola, Miguelito o cualquier seguidor incondicional de nuestras guerreras franjirrojas. Unas lágrimas de dolor por tener la (equivocada) impresión de no haber sabido corresponder el esfuerzo que toda esa gente que estaba en Las Gaunas, había hecho ese día para estar animándolas los 90 minutos de juego.

A todas ellas las rondaba un sentimiento de estar en deuda con la afición desplazada, cuando lo cierto es que, todas las personas que hasta allí viajaron, lo hicieron precisamente porque era algo que se lo debía a este equipo, al que fuera de casa no se le había acompañado y ya llevaba años haciendo méritos más que de sobra para ello.

Hace años tuve la casi misión imposible de explicar a mi hija con siete años porqué lloraba su padre si acababa de ganar nuestro equipo. Ese día bajábamos a Segunda División y fue la primera vez que tuvo consciencia de lo que duele esta Franja. El domingo miraba a sus amigas con cierta tristeza porque las volvía a ver llorar, la primera vez fue en Matapiñonera y en esa ocasión vio lo ingrato que puede llegar a ser el fútbol. Pero no solo era tristeza, sino que también había un sentimiento de orgullo por verse representadas por todas aquellas valientes que venían a saludar a la grada franjirroja. Horas más tardes aún me decía -jo, papi, como lloraba Marta- mientras fruncía un poco el gesto.

La humildad, el cariño y la cercanía de estas jugadoras han calado profundamente entre la hinchada rayista, tanto en grandes como en pequeños. Es por eso que, si me preguntan por la continuidad o posibles llegadas de nuevas jugadoras, yo no cambio a la jugadora más virtuosa con el balón por ninguna de mis guerreras franjirrojas. Porque señores, tal vez en otros clubes no, pero en el Rayo Vallecano cuidamos y valoramos ese tipo de detalles extrafutbolísticos muy por encima del mejor de los caños, gol o parada.

A nuestras jugadoras solo las pedimos entrega y pasión en lo que hacen (por un momento iba a decir en su profesion, pero esta no es la realidad franjirroja) y todo lo que nos dan está muy por encima de lo que desde la grada pedimos.

Dicho todo esto, el domingo es el último partido en la City esta temporada, tal vez el último para siempre de algunas de ellas vistiendo esta camiseta, por lo que las gradas de la City tienen que presentar un grandísimo aspecto. El mejor homenaje que la afición puede darle al equipo es despedir la temporada junto a ellas, haciéndolas sentir ese aliento que ha hecho que, una temporada más, logren sobreponerse a las adversidades y salvar la categoría.

El domingo es el momento de que estas grandes jugadores y extraordinarias personas, se saquen la espina y cambien las lágrimas de Las Gaunas por abrazos en la City.

Ocurra lo que ocurra, al final del partido volveremos a posar todos juntos como la pequeña gran familia franjirroja que formamos. Porque como decía José Manuel, el segundo de Irene, en un tuit hace muy poco, entre todos hemos conseguido que los integrantes de esta plantilla hayan adquirido un extraordinario sentido de pertenencia con este club.

Paŕa mí, esa habrá sido la mayor de nuestras victorias esta temporada.