Resistir es vencer

Resistir es vencer

Primera victoria para el Rayo, que volvió a vencer en el Carlos Tartiere dos décadas después. Los de Míchel se llevan un partido de dominio alterno en el que supieron crear y resistir para lograr los tres puntos.

Oviedo y Rayo dieron el pistoletazo de salida a la temporada con un bonito encuentro. Ya desde el túnel de vestuarios se preveía un partido con encanto en el Carlos Tartiere. Todo lo presagiaba: el escenario (intenso, aunque aún a medio gas por las fechas), los contendientes (dos históricos del fútbol español) y la puesta en escena (el Oviedo con su uniforme tradicional y el equipo de Vallekas con su indumentaria visitante clásica: casaca roja, franja blanca y escudo de la ADRV). Así, con sabor añejo, daba comienzo la Liga 123 en la Asturias carbayona.

Sorprendió Míchel con su primer once. La salida estival de Baena, rumbo a Granada, provocó la novedad de Unai López para acompañar a Trashorras en el mediocentro. El movimiento arrastró a Fran Beltrán al banco, mientras que Santi Comesaña comenzó entre líneas, en la zona de la mediapunta, pero formando triángulo con los dos mediocentros. Arriba, Trejo se desempeñaba como falso nueve y se mantenía en constante movimiento entre los centrales.

Parecía que el partido había empezado secuestrado por la precipitación y las imprecisiones de ambos conjuntos, con poco control de balón y muchas pérdidas, cuando se adelantó el Real Oviedo. Un mal despeje de Unai López, que envió un cabezazo hacia atrás, fue recogido y aprovechado por Saúl Berjón, que batió a Alberto García con un fuerte chut raso. El extremo ovetense, a la postre el mejor jugador de los locales, y llamado a ser uno de los grandes de la categoría, dedicó el gol a un ex de ambos conjunto, Michu, tras su forzada retirada este verano.

Así, los primeros minutos, en los que el conjunto de Anquela había presionado con vehemencia la salida controlada de balón de los franjirrojos, materializaban pronto un marcador adverso para el conjunto madrileño. Sin embargo, y por suerte para sus intereses, el Rayo consiguió neutralizar el marcador en su primera acometida. Una falta lateral sirvió a Embarba para depositar un balón medido entre la defensa y el portero. Allí apareció ese capitán rayista que no lleva brazalete. Antonio Amaya, omnipresente durante todo el encuentro en ataque y defensa, remató con ímpetu a escasos centímetros del guardameta Juan Carlos y elevó el primer tanto de la temporada en el casillero vallecano. Solo corría el minuto 15 y los dos equipos ya se habían intercambiado golpes y números de teléfono.

Tras el empate, los chicos de Míchel comenzaron a hacer circular mejor el balón. Más tranquilos tras sobreponerse al primer revés, los franjirrojos comenzaron a doblegar la línea de presión rival con buenas salidas de balón gracias al trabajo de Unai, Trashorras y Embarba en la triangulación. También dejaban detalles Trejo, con enorme movilidad entre filas y una finta de algodón en la medular, y el propio Unai López, que destacó sobremanera en los envíos largos y los cambios de juego. Poco a poco, el conjunto visitante se hacía con el dominio del juego y hacía llegar sus amenazas al área defendida por Juan Carlos, que desbarató la más clara en una volea lejana de Álex Moreno. No obstante, la primera parte fue un equivalente al turnismo. Oviedo y Rayo se daban la alternativa en el dominio y la lucha se medía por rachas. Lo físico se impuso hasta que apareció la técnica. Y en esas, el Rayo salió vencedor. Una preciosa combinación rompió el equilibrio. Diego Aguirre filtró el balón hacia Trejo, que abrió al primer toque hacia la banda izquierda. Pegado a la cal esperaba Santi Comesaña, que tras un recorte para acomodar el esférico lanzó un centro exquisito que Embarba remató con el escudo. La ADRV se adelantaba al filo del descanso con un tanto que hoy veríamos repetido hasta la saciedad si lo hubieran firmado Marcelo, Asensio, Isco y Benzema.

La segunda mitad comenzó con un gran detalle del propio Aguirre, pero su control de tacón en carrera se diluyó con un recorte poco afortunado que llevó al interior a caer en el área. El Oviedo buscaba la reacción, pero Toché no alcanzaba los múltiples centros que filtraba Saúl Berjón a la espalda de la defensa rayista. Entretanto, el colegiado parecía más pendiente de sí mismo y su carrusel de tarjetas (hasta seis vio el Rayo en un partido nada bronco) que de enseñar las más claras, como una mano de Folch que cortó un prometedor contragolpe vallecano.

El control sobre el ritmo del partido se corroboró en el minuto 58 con otra gran combinación del equipo de Míchel. Unai López volvió a sacar la escuadra y el cartabón para cambiar el juego con un soberbio pase largo. Comesaña repitió centro medido a la retaguardia ovetense y Trejo taconeó el balón con el gesto de Cruyff para que Aguirre remachara en boca de gol el 1-3 que se antojaba definitivo. De nuevo una gran jugada hacia subir el contador visitante en el Carlos Tartiere. Tras el tercer gol el partido parecía más muerto que vivo, pero el Rayo se empeñaba en desguarecer su espalda, dando alas a un Oviedo que empezó a llevar el peligro mediante el juego directo y el arrojo. La grada empujaba a los suyos, que acabaron recortaron distancias con el gol que supuso el doblete de Berjón en el minuto 72. El jugador controló en carrera con el pecho un regalo teledirigido de Hidi para batir por bajo a Alberto García, que más tarde puso intriga con un mal control que a punto estuvo de rebañar el siempre atento Linares.

A partir del segundo gol local, la sucesión de ocasiones anunciaba el clásico empate o remontada de los locales en los últimos minutos. Dos minutos más tarde, el colegiado señalaba un penalti inexistente sobre Linares, pero el asistente anulaba la jugada por fuera de juego de Toché. Otros ciento veinte segundos después, Linares hacía temblar el larguero de la meta rayista con un remate a bocajarro ante el que nada pudo hacer Alberto. Tan acorralado se vio Míchel que, con el fin de dar un plus de velocidad y pulmones a los suyos, introdujo a Lass y Fran Beltrán en sustitución de Aguirre y Unai López. El tercer cambio lo efectuaría el técnico ya en el minuto 92; Pancho Cerro debutó para perder unos segundos y despejar en el borde del área el último centro lateral del Real Oviedo. De nada sirvió el arreón final de los de Anquela. Haciendo honores al barrio al que representa, el Rayo trabajó y resistió para vencer.

Foto de cabecera: laliga.es