Un error, otro error y dos partidos perdidos

22/08/2021
Un error, otro error y dos partidos perdidos

Derrota por la mínima del Rayo Vallecano en su visita a la Real Sociedad.

Buen partido de los de Iraola que compitieron y tuvieron la posibilidad de puntuar en Anoeta. La dejaron esfumar en otro nuevo grave error individual en forma de penalti clamoroso.

Se ha dicho y hablado por parte de compañeros de la pereza que supone ponerse a escribir nada relacionado con el primer equipo masculino del Rayo Vallecano en su retorno a Primera División. La verdad es que cuesta, y mucho, pues el desapego es cada vez mayor respecto a una entidad a la que un ser lleva a naufragar contra los arrecifes, día tras días, temporada tras temporada desde hace más de una década.

Cada semana hay que buscarse motivación extra para hablar y escribir de las andanzas de Iraola y su plantel. Aunque haya a quien le produzca urticaria leer lo que va tener que volver a leer, mi motivación para estar escribiendo es la solidaria y responsable actitud de la plantilla del primer equipo masculino, encabezada por sus capitanes, de acompañar las justas reivindicaciones y el plante de jugadoras y cuerpo técnico del primer equipo femenino.

Ellas, junto al sindicato, jugadores y afición, eran capaces de resolver la situación creada por el ser y están en camino de resolverla. Digo en camino pues son impredecibles las actuaciones del ser y su manera de complicarlo todo en una décima de segundo o empantanarlo durante días.

La lucha era de las jugadoras y de su cuerpo técnico. Era por ellas y por el futuro del fútbol femenino profesional. Los focos, los micros y el protagonismo era suyo. Gracias a AFE y al plantel masculino por saber entender y escenificar su acompañamiento. La primera línea, la retaguardia y la logística son imprescindibles para enfrentar las luchas… Y debería asumirse con normalidad que no siempre la primera línea tenga que ser masculina.

Esto era de lo que me apetecía escribir hoy. Pero una vez puesto a escribir vamos con la crónica de la vuelta a Anoeta tras dos temporadas atípicas donde las haya. Un Anoeta con un aforo máximo del 20% y con algunos rayistas infiltrados… y que es una pesadilla desde un infame 8 de mayo.

Se presentaba el Rayo con la equipación negra y con cuatro cambios en el once respecto al del Sánchez Pizjuan. Al obligado de Luca por sanción se suman Mario Suárez, Isi y Nteka. Dimitrievski, Saveljich, Andrés junto a un Merquelanz no afectado por la cláusula del miedo.

Primera tiempo que en sus 48 minutos y medio ha fluctuado en hacer la competencia a la siesta de la Vuelta Ciclista con la electricidad de Silva, Merino, Oyarzabal, los García y Merquelanz. Mediocampismo, con momentos puntuales de intensidad y pocas ocasiones. Dos clara por cada equipo.

En el minuto 8 Saveljich remata de cabeza un córner que provocaron los García y que sirvió Merquelanz. En el 24 fue Silva quien no acabó de acertar con la portería tras jugada personal. Las dos más claras, una para equipo llegaron en los minutos finales. En el 40 Álvaro no define en una contra y en el 44 una falta directa lanzada por Oyarzabal la rechaza con dificultades Dimitrievski junto a la base del su piste derecho, rechace genera una melé que acaba con el meta conmocionado.

Tras un largo periodo de descanso, la segunda parte se inicia con más intensidad y presencia en el área de las dos escuadras. En dos jugadas similares en cada portería, en el 48 y 52, ni David Silva ni Andrés aciertan con la puerta tras pases atrás de Oyarzabal y Merquelanz. Minutos de toma y daca con paradón de Dimitrievski con la ayuda del palo a cabezazo de Elustondo en el 62.

Si en Sevilla fue el penalti de Luca el que rompió el partido en el minuto 16, esta vez en el 64 Baillu hizo una demostración de como no se pueden posicionar las manos en el interior del área en la defensa de un disparo rival. Ya tienen Velasco Carballo y Clos Gómez video explicativo del tema manos que ocupan espacio. Oyarzabal, en el minuto, 67, transforma el claro penalti.

Desde el gol hasta el final el ataque rayista fue un Bebé contra el mundo, un Catena de palomero con Qasmi en el banquillo hasta el minuto 87. Si la Real Sociedad no cerró el partido antes del pitido final fue por el acierto de Dimitrievski que lo único que no pudo detener fue el lanzamiento desde el punto de penalti.

Texto: Luis Miguel Redondo

Imagen destacada: Luis M. Unciti