Vía crucis

16/04/2022
Vía crucis

Derrota por la mínima (1-0) de un mal Rayo Vallecano ante el Alavés en Mendizorrotza.

El Rayo Vallecano ha perdido por la mínima en su visita al Alavés, colista de la competición liguera y se complica la permanencia en Primera División.

Dos aficiones hermanadas, una temperatura casi veraniega y una previa de categoría eran ingredientes más que suficientes para vivir una gran tarde de fútbol. Pero, a veces, no basta con disponer de los mejores ingredientes para cocinar un guiso digno de las famosas estrellas Michelín. Y, a día de hoy, Rayo Vallecano y Alavés lejos de ser grandes cocineros, son pinches o aprendices de cocina que metidos en fogones, acaban quemando la comida o dejando soso el mejor manjar del mundo.

Los primeros 10 minutos de partido fueron de salida en tromba del Rayo, metiendo al Alavés en su área, encadenando un saque de esquina tras otro. Rugían los rayistas desplazados, tratando de igualar en decibelios a una afición vitoriana entregada con su equipo, a pesar de la mala situación en liga. 600 segundos de puro espejismo franjirrojo. Del minuto 11 en adelante fue un quiero y no puedo de un equipo que está llegando con el gancho al final de temporada, sin un jugador que pueda marcar diferencias y echarse el equipo a la espalda, con futbolistas que, salvo alguna mínima excepción, son el 50% de la versión que vimos de ellos en la primera vuelta.

Una primera parte en la que se homenajeó a Paco Jémez, ganando claramente la posesión al Alavés, pero generando el mismo peligro que tendría un caniche en la jaula de los tigres de cualquier zoológico. Hubo un atisbo de peligro gracias a un zurdazo lejano de Fran García, pero Pacheco sacaba una buena manopla para mandar el balón a saque de esquina. El inicio de partido de Álvaro García invitaba al optimismo, desbordando con facilidad a su par cada vez que Isi le buscaba en banda, pero tampoco fue el mejor día para el utrerano y se desdibujó como el resto de sus compañeros (alguno no llegó ni a eso).

En el minuto 43 de partido iba a llegar la primera y última ocasión clara para el Rayo Vallecano. Óscar Valentín iba a ceder un balón a Nteka, que de primeras y con un sutil toque, combinaba con Sergi Guardiola que tiraba al muñeco y Pacheco repelía a córner. El 16 de la Franja tampoco tuvo su mejor tarde, pero con Falcao disfrutando de la cultura, gastronomía y Semana Santa madrileña, es nuestro delantero centro y toca ir a muerte con él y seguir confiando en que sus goles nos sigan dando puntos.

Un Alavés que estaba demostrando que es colista por méritos propios, no apretaba al Rayo y apenas había pisado el área rayista, pero en el descuento de la primera mitad avisó con un buen disparo de Joselu, al que reaccionó bien nuestro particular Curro Romero, Dimitrievski. Se llegaba al tiempo de descanso con dos equipos proponiendo poco fútbol y con un cero a cero en el marcador que parecía podría ser definitivo si no mejoraban en la segunda mitad.

Pues no, en la segunda mitad tampoco mejoraron y si no es por la ayuda de los actores secundarios Martínez Munuera y Dimitrievski, el marcador de Mendizorrotza hubiese acabado más pobre que el mercado invernal de fichajes del Rayo Vallecano (pobre en lo deportivo, que no en el ahorro de fichas por parte de nuestro Tío Gilito). Joselu iba a avisar en el minuto 52 de lo que vendría pocos minutos después. Un balón lejanísimo de Edgar desde banda derecha, le caía a Joselu en el área y sin dejarla caer, empalmaba de zurda el balón, respondiendo Dimi con una buena mano. Hasta aquí el Dimi con el disfraz de superhéroe. Apenas 10 minutos después, una jugada que arrancaba de un saque de banda a favor del Alavés y seguía con una bota de un jugador del Alavés a la altura de la cabeza de Comesaña, con Martínez Munuera dejando seguir (curiosamente, en la primera mitad pita juego peligroso en un lance en el que un defensa del Alavés baja la cabeza muy por debajo de la cintura), finalizaba en las botas de Joselu, que no se lo pensó a la hora de soltar un latigazo desde fuera del área para batir a un Dimitrievski que hizo una especie de croqueta, pasándose de frenada a la hora de intentar para el balón. Estrada Fernández desde el VAR tampoco vio juego peligroso en el arranque de la jugada y el gol subió al marcador.

Desde el gol hasta el final del encuentro, más posesión para el Rayo, cambios que no consiguieron variar el partido gris, plomizo y soso del Rayo, Bebé haciendo grandes controles y pésimos disparos, un Alavés bien plantado en el campo y con mucho oficio y Catena emulando a Alexanco sin suerte (es jodido cazar algún balón si los centros laterales van a la altura de los tobillos de los rivales). Por si fuera poco, Balliu en el minuto 88 de partido, cometió la torpeza de pisar a Duarte cuando el balón ya se había ido por línea de fondo. Acción que  Martínez Munuera (supongo que con la ayuda del VAR) castigó con tarjeta roja directa. Ya no solo es el error de dejar al equipo con 10, que podían haber estado jugando hasta mañana y no se hubiese logrado marcar, sino que se perderá el partido del próximo jueves ante el Espanyol (si no alguno más). Tres puntos que se quedaban en Vitoria para un Alavés que puso más corazón que fútbol, pero al que le bastó para seguir soñando con la salvación.

En definitiva, un partido más en la particular penitencia del Rayo Vallecano, al que le quedan aún siete estaciones más por delante y sigue sin saber lo que es vencer en el 2022. La zona de azufre sigue a 5 puntos en el peor de los casos (por si le diera al Eintracht de Cádiz por hacer la gracia en Barcelona), pero urge que Iraola resucite cuanto antes a este equipo y abandonemos definitivamente este Vía crucis rayista.