Líneas rojas

28/04/2021
Líneas rojas

Cualquier artículo que se escriba al respecto de lo que pasó en el palco del Estadio de Vallekas en el Rayo-Albacete va a quedarse corto con respecto a lo que han sentido la gran mayoría de los rayistas, por no decir todos.

Tras el esperpento de ver, por tv desde casa obviamente, a Martínez-Almeida en nuestro estadio en el partido frente al Sporting, hemos tenido que soportar algo peor. Pocas líneas rojas quedaban por cruzar, hoy me atrevería a decir que no queda ninguna. Después de ver cómo nos suspendían un partido y criminalizaban como afición por llamar nazi a un nazi, después de ver cómo hace pocas semanas cargaban contra vecinxs del barrio por mostrar su desprecio a los fascistas que venían a provocar a nuestras calles, el lunes hemos tenido que ver sentados en el palco de nuestro estadio a esos mismos que vinieron a hacer de Vallekas su altavoz. Mientras, nosotrxs, aficionadxs, tenemos que ver a nuestro equipo a través de una pantalla.

No me entra en la cabeza cómo se puede atrever nadie a reírse de esta manera de toda una afición, de la historia de un club, del ADN de un barrio. En unas semanas en las que sólo vemos discursos de odio en redes, telediarios y demás prensa, invitar a quienes generan esos discursos al palco de Vallekas es la mayor falta de respeto que se podía tener. Es lamentable, a la par que asqueroso, ver a esa gente ensuciar nuestro club. Que la directiva del Rayo había perdido el rumbo, hace tiempo que lo sabemos, pero gestos como los del partido frente al Albacete demuestran que ya no les importa una mierda la imagen que dan de cara al aficionado, que este club es suyo y van a hacer lo que les plazca, independientemente de lo que represente el escudo (o representaba, ya no lo tengo muy claro).

Por resumir, no recuerdo una imagen tan denigrante ni que desentonase tanto en un partido de fútbol como lo que se ha visto en el Rayo-Albacete. Da entre pena, asco y rabia verles destrozar la Agrupación de esta manera, pero refuerza el orgullo ver la respuesta unánime de la afición contra estas atrocidades. Hoy y siempre, orgullo de barrio