El Rayo y los lobos

El Rayo y los lobos

De pequeño me contaron la leyenda de Pedro y los lobos, cuya moraleja podría resumirse en que, el mentiroso, por el mero hecho de serlo, será tratado como tal, incluso cuando sea verdad lo que salga de su boca.  Así, aquel pastor que basaba su diversión en atemorizar a sus vecinos con peligros inexistentes, sería víctima de sus propias palabras, devorado por una jauría que, esta vez, sí iba a ser una amenaza real.

El Rayo Vallecano, ese Pedro bromista que parece jugar con las victorias, ilusiona a sus aficionados con unos puestos playoff que, con un 0-2 en el marcador, permiten a sus hinchas saborear las mieles del éxito para, posteriormente, verse obligados a empatar con un penalti en el descuento. Lo cierto es que su actuación en este tipo de situaciones tiende a ser magistral, digna del mismísimo «Brujo» y su dominio del escenario. El elenco franjirrojo embellece la función con su protagonismo en la escena, su incomparable proyección de voz y su indescriptible capacidad de representar el personaje, pero, en el momento de culminar la obra, olvida repentinamente el guión.

Tras ver cómo esa ansiada sexta plaza se escapaba una vez más, los de Vallecas regresarán a su estadio para tratar de doblegar a otro candidato al ascenso: el Sporting de Gijón. Los de Miroslav Djukic intentarán asaltar la capital tras recibir el duro golpe que su eterno rival, el Real Oviedo, les asestó el pasado lunes, llevándose la victoria en el derbi asturiano de El Molinón.

Los de Jémez, para seguir en la lucha por la promoción, deberán levantarse de la catastrófica remontada del Deportivo de la Coruña en Riazor tras ver cómo Juan Villar los adelantaba, con dos goles, en el electrónico. Para ello, deberán continuar por la senda que han recorrido en los últimos partidos, con una posesión productiva que les permita mantener a raya a su rival y, al mismo tiempo, desgastarlo para aprovechar los espacios que se puedan generar por las bandas, donde La Franja concentra todo su potencial ofensivo.

En el partido de ida, el conjunto rayista rozó el setenta por ciento de posesión y llevó a cabo dieciocho remates, de los cuales únicamente cuatro fueron a portería. Esta falta de acierto de cara a gol es, junto a la inestabilidad defensiva de los dos primeros tercios de temporada, el principal problema del cuadro dirigido por el canario.

En suma, el Rayo Vallecano tendrá una nueva oportunidad para hacerse un hueco en el playoff y deshacerse, al fin, del lastre que supone para él enfrentarse a los últimos minutos de partido. La hinchada franjirroja sueña con ello y, al menos por el momento, aguarda con sus bayonetas el asalto de los lobos astures.

 

Bajas: Alberto, Mario Suárez, Pozo, Bebé y Ulloa.

 

Fotografía: Luis Manso