El Rayo se reconcilia con la victoria con una goleada (5-1) a un Lorca inoperativo. Raúl de Tomás encarriló el triunfo con un hat-trick que completaron Unai López y Javi Guerra.
Al cuarto escalón, el Rayo alcanzó el final de la cuesta de enero. Tras tres tropiezos consecutivos, los de Míchel salieron decididos a terminar la mala racha con la que habían iniciado este 2018. Una tormenta tropical se instaló en Vallekas. Su nombre: Raúl. El delantero, muy enchufado desde el pitido inicial y en estado de gracia, se echó el marcador a la espalda y terminó agenciándose el balón firmado por todos sus compañeros.
Míchel cubrió el hueco de Comesaña con la calidad y la garra siempre incuestionables del Chori Domínguez. Y el Rayo dominó, de principio a fin, el balón, la medular, el juego y el marcador. A los nueve minutos ya había avisado en tres ocasiones a los lorquianos. Todas las ocasiones llevaban la firma de Raúl de Tomás. De todos los colores las tuvo el delantero. Dorronsoro desvió con los pies un disparo raso antes de ver como la escuadra escupía un trallazo del propio nueve. Minutos más tarde, el balón rozaba el poste en un remate blandito que dio la impresión de que iba a colarse. Pero la ocasión más clara y más plástica iba a ser un lanzamiento desde el centro del campo que obligó al meta del Lorca a estirarse y regalar la parada del partido.
Y tanto va el cántaro a la fuente… que en el minuto 12, por fin, los franjirrojos se pusieron por delante en el electrónico. Cómo no, el autor del gol iba a ser el propio De Tomás, que diez minutos más tarde anotaría un free kick de preciosa factura. El Rayo parecía haber cerrado el partido pronto ante un Lorca en coma. Solo Onwu trataba de insuflar algo de velocidad a los suyos, pero sus cabalgadas y la presión rayista parecían las huidas infructuosas de Mad Max por el desierto. Incluso se permitieron los locales marrar un penalti que Trejo chutó al larguero. Los de Fabri no respondían. Un contraataque finalizado por Nando que Alberto repelió con el rostro fue lo único rescatable del conjunto murciano. Mientras tanto, la escuadra vallecana dominaba y gobernaba el partido con indisimulada autoridad.
Tras el descanso, los cuarenta y cinco minutos no dieron mucho más de sí en cuanto a intriga. Por si había alguna duda, De Tomás, superstar, cazó un córner de Embarba y puso el 3-0 a los tres minutos de juego. Fabri trató de revolucionar a su equipo con un triple cambio, pero el equipo murciano estaba ya muerto en vida y ahogado por un Rayo en el que colaboraba defensivamente hasta el mismo Raúl de Tomás. También Míchel introdujo variaciones. La lesión de Amaya forzó la entrada de Abdoulaye Ba, el cansancio de Chori dio paso al mediocampismo de Cerro y la ovación para el goleador de la noche abrió la oportunidad para Javi Guerra. Con el partido ya en declive, en el minuto 29, Unai López envió un balón lejano y escorado que acabó colándose en la meta de Dorronsoro. El cuarto gol parecía el croché definitivo para la contienda, pero los finales de partido nunca decepcionan en Vallekas. Inmediatamente después de una gran combinación finalizada por Guerra e intervenida por el cancerbero lorquiano, la relajación local propició la mejor combinación visitante del encuentro. El resultado, un pase de la muerte que Dorado (otro gran partido en la sombra) introdujo en su propia meta. Ocho minutos después, con el marcador ya sobrepasando los noventa, Ojeda pudo reducir aún más las distancias, pero su penalti salió por encima del larguero. La sensación de que no era la noche del Lorca quedó confirmada en la última jugada del partido. Javi Guerra materializó el fantástico centro de Álex Moreno para inmacular la goleada. Tardó, pero llegó la primera victoria del año para un Rayo Vallecano que no le pierde la cara a los puestos de ascenso y dice adiós a la cuesta de enero con un triunfo balsámico.
Texto: Jesús Villaverde Sánchez
Imagen: Iván Díaz