Míchel: «El Rayo pierde ahora un entrenador, pero gana un aficionado»
El ya ex entrenador del Rayo Vallecano se despidió del club y la prensa en una comparecencia en la que las emociones estuvieron a flor de piel.
Mucha emoción y muchas lágrimas, como no podía ser de otra manera. Así fue la despedida de Míchel como entrenador del Rayo Vallecano en la sala de prensa de la «City».
Han sido unos días duros para el rayismo, que vio como en Villarreal el equipo perdía su séptimo partido consecutivo y se ponía muy complicada la salvación. Ante esta situación, se antojaba un largo lunes en los despachos del club franjirrojo, el cual acabó con el anuncio que no por esperado fue menos duro: la destitución de Míchel del cargo de entrenador de la primera plantilla, el cual venía desempeñando tras dar el relevo a Rubén Baraja en febrero de 2017, con el equipo rondando el descenso a Segunda B. Deja el banquillo el eterno capitán rayista después de salvar tal complicado trance para, en la temporada 17/18, devolver al Rayo a Primera como nunca antes se había logrado, saliendo campeón de Liga en Segunda.
Estaba lista la sala de prensa de la «City» para el acto de despedida. Los compañeros de prensa ocuparon los asientos disponibles, excepto los de la primera fila, los cuales nos avisaban desde el club que estaban reservados. Al rato, aparecería Míchel, que ocupó el lugar central en la mesa de la estancia, en la cual se sentó solo. Con él entraron a la sala de prensa los miembros de su cuerpo técnico y los capitanes del primer equipo (Alberto, Embarba, Trejo y Amat), quienes se sentaron en la primera fila que tenían reservada. Cerca de la puerta por la que aparecieron se quedaron los miembros de la junta directiva junto con el director deportivo David Cobeño. Al otro extremo de la habitación, junto a la otra puerta de acceso, estaban de pie varios entrenadores de la cantera rayista y trabajadores del club, destacando un Luis Cembranos vestido de corto tras haber acabado instantes antes la sesión de entrenamiento del Rayo B.
Comenzó la comparecencia en sí. Con una creciente emoción, Míchel pronunció un discurso en el que agradeció «a toda la gente que forma el Rayo» por estos 2 años y poco en los que ha dirigido el equipo, empezando por su cuerpo técnico, «desde Isi, que ya no está, hasta mi segundo Salva». Tuvo palabras de agradecimiento hacia los jugadores, quienes «me han hecho sentir entrenador». Y cuando quiso agradecer a la afición, se pudo notar un nudo en la garganta del técnico vallecano, del que salió del paso tras beber agua para después llamar a la unidad del rayismo en estos momentos difíciles y afirmar que «el Rayo ahora pierde un entrenador, pero gana un aficionado más».
Era el momento del turno de preguntas. La primera fue sobre su futuro más inmediato, el cual no está dentro del club. Míchel dice que hay que «poner el foco en lograr la salvación» y no tanto en él, que ahora estará «un poquito más afuera». También era ineludible la cuestión de la situación actual del equipo, principal motivo de su cese. Míchel afirma que «se ha hecho todo lo posible, tanto el cuerpo técnico como los jugadores» para sacar la situación adelante. Defiende que se ha hecho «un buen trabajo», pero malogrado por «pequeños detalles» que han llevado a la Franja a estar en penúltimo lugar y a 6 puntos de la salvación. También ha roto varias lanzas en favor de sus jugadores, defendiendo que «son capaces de salvar al equipo» y que sabe que «puedo contar con alguno en el futuro».
Empezando a dibujar el Rayo sin Míchel, se la ha preguntado por una posible vuelta de Paco Jémez, la cual no ve de mala manera ya que «aprendí mucho con él». De la misma forma defendió que quien venga encontrará «una plantilla capacitada para lograr el objetivo». Habló también de la posibilidad de volver en un futuro, declarando que «ya me ido dos veces, una como jugador y otra como entrenador, contra mi voluntad, pero un rayista nunca se rinde». Y reiteró también el agradecimiento a la afición diciendo que a partir de ahora él sería «un Bukanero más» apoyando al Rayo donde esté.
Todo ello, dando mil tragos de agua, ya que estaba visiblemente emocionado. Míchel trataba de alternar, sin éxito, alguna sonrisa entre tanta lágrima que le brotaba en una rueda de prensa que fue larga, pero para él se hizo eterna, llegando incluso a pedir que acabara. Justo antes de eso llegó un instante en el que parecía que se derrumbaba, al preguntarle cómo se habían tomado sus hijos la noticia de su despido. La pregunta quedó sin ser respondida, al no ser capaz Míchel de articular una palabra al respecto.
Con una ovación cerrada de la sala acabó la comparecencia de despedida de Míchel, quien tras una charla íntima con quienes hasta hace poco conformaban su equipo de trabajo y un saludo a una decena de aficionados que le esperaban para darle un obsequio a modo de agradecimiento, acabó ya por fin su adiós al banquillo del Rayo Vallecano. Como él mismo dijo en la rueda de prensa «el fútbol son números, no sentimientos», y esas cifras son las que han llevado al cese del eterno capitán de la Franja, quien ahora empujará como el hincha que siempre fue para tratar de conseguir la salvación.
Escucha la comparecencia de despedida de Míchel aquí:
Texto e imagen de Jorge Morales García.