El Rayo, gris pero con fortuna, vence por 2-1 a un Alcorcón que mereció más.
«Año nuevo, Rayo viejo», proponía un compañero como titular para la primera crónica de 2021. Y si, el equipo que dirige Iraola sigue siendo la misma banda que antes, que no juega vistoso, y hoy ni siquiera ha hecho por ganar más que su rival. Pero como dice la canción de Los Auténticos Decadentes, «y la banda sigue tocando» en el escenario del playoff tras vencer en el derbi ante el Alcorcón.
Para el año nuevo en el Estadio de Vallecas, el césped presentaba el estado horrible al que acostumbra por estas fechas, pero sin el agravante de la San Silvestre. Un barrizal con briznas de hierba era el verde vallecano en el que tenían que enfrentarse rayistas y alfareros, vecinos que acabaron 2020 en dinámicas antagónicas. Los de Iraola se presentaron con un once que parece asentarse, en el cual Luca Zidane se ha ganado ser el portero titular, ante los de amarillo (hoy de azul, por lo que sea) que confiaban en alargar el «efecto Anquela».
El principio del encuentro nos dejó la versión más vistosa de la dinámica que se vio durante el partido. El Alcorcón fue el cuadro valiente, el que quería el balón y salía a buscar a su rival. Del otro lado, un Rayo pasivo, casi como servidor en la comida de año nuevo aun notando los estragos de la noche anterior. Los visitantes advirtieron pronto, con un zapatazo de Marc Gual que obligó a lucirse a Luca, de que venían a por todas.
No obstante, el que golpeó con contundencia pasado el cuarto de hora fue Antoñín Cortés, el hombre-gol de la Franja. Vio Pozo el desmarque del ariete y le dio un pase que le dejó solo a 40 metros de los palos para correr y quedarse mano a mano con Dani Giménez. Aguantó el portero el primer envite, pero dejando el balón muerto a merced de que el propio Antoñín lo empujase a la red. Se adelantaba así el Rayo, que lejos de sentirse cómodo en el partido lograba anotar y mandar en donde acaban contando los partidos, en el marcador.
Tras el tanto, vuelta a las andadas anteriores, pero con menor contundencia. Eran los de Anquela los que más llegaban al área rival, queriendo la pelota y atando en medio campo a los Óscar del Rayo, Trejo y Valentín, que no estuvieron finos y se notó sobremanera. Sin embargo, el Alcorcón atacaba con un empeño al que no acompañaba el acierto. Alguna intervención aislada de Luca y un balón que le salió mordido a Boateng cuando estaba solo y con la puerta vacía, lo más destacado del ataque visitante. En el otro área, Pozo mostró sus dos caras en una acción que inició el con recuperación en campo rival y apertura para la carrera de Álvaro, pero falló él al rematar fuera un balón inmejorable que le puso el 18. Esa fue la única acción reseñable en ataque del Rayo antes del descanso. Estaba el partido flojo, y para los vallecanos lo único bueno era el resultado, porque en lo demás se estaban viendo superados.
La segunda parte repitió el guion de la primera: dominio sin demasiado peligro del Alcorcón ante un Rayo que estaba a verlas venir, como pensando que se ganaba con el escudo, aunque este se cayera de las camisetas de Isi y Advíncula. Con el paso de los minutos, llegaron los cambios en ambos bandos. Primero Iraola optó por sacar a los amonestados Trejo y Advíncula, yéndose el peruano con un enfado tan grande como injustificado, entrando en su lugar Santi y Mario Hernández. Más tarde entró Andrés por Álvaro, pero salvo un centro que puso nada más salir y que remató Antoñín obligando a Dani a sacar una mano milagrosa, la presencia del internacional sub-21 fue prácticamente testimonial.
Mientras pasaban los minutos, se sucedían las llegadas del «Alcor» en busca del empate. Parecían inocuas en muchas ocasiones, y casi siempre lograba sacar la pelota como fuera una defensa franjirroja que parecía una auténtica banda, como la de la mentada canción, que tenía éxito en lo suyo pese a las evidentes carencias que adolecía. Lo cierto es que el esfuerzo de los de Anquela merecía el premio, y este llegó en el minuto 78, en una internada por banda derecha de Ernesto, al que dejaron ganar la línea de fondo y tratar de dejar el pase de la muerte paralelo a la línea de gol. Anticiparon la salida de Luca con un ligero toque que prolongó el cuero, dejándolo en bandeja para que llegue Barbero a empujarla. El 1-1 hacía justicia a los méritos alfareros, y sobre todo a los deméritos rayistas, a apenas 10 minutos para llegar al 90.
Al poco de encajar el empate, Iraola quemó las naves con un doble cambio ofensivo, dejando el campo Isi y Antoñín para que entrasen Qasmi y Bebé. Confiaba el técnico vasco en que la banda que dirigía, como suele pasar cuando recibe un gol, tuviera un momento de afinación para dejar en Vallecas 3 puntos que tampoco merecía. Y más que eso, tuvo algo que suelen tener los equipos llamados a triunfar, un golpe de suerte.
Una pelota muerta en el borde lateral del área visitante que solo Bebé pensó que podría ganar, y así lo hizo el portugués, que en cuanto pudo buscó el centro y que se encargase otro de rematar. Sin embargo, el balón que salió del pie de Bebé sin rumbo golpeó en la espalda del central visitante David Fernández, y para cuando el portero se pudo dar cuenta ya la estaba buscando en el fondo de la red. Autogol del zaguero alfarero fabricado por el extremo rayista, que ha vuelto picante de su lesión, para poner al Rayo de nuevo en ventaja con apenas 4 minutos más descuento por jugarse.
En el final, de nuevo el quiero y no puedo en ataque del Alcorcón, que por un golpe de suerte se dejó un punto en Vallecas. Se llevó los 3 un Rayo ramplón, gris, flojo, aburrido… Pero ganó, que es lo que cuenta. Y así, a lo tonto, los de Iraola duermen en el 4º lugar en la tabla. De nuevo, Los Auténticos Decadentes definen con el tema que da nombre al presente artículo el partido de la Franja:
«Eran muy caraduras-y muy desafinados-Y sonaban mal-Y tocamos igual-Y al final del show, quién lo iba a pensar-El público aplaudía, pedían una más-Y la banda sigue-Tocando-Y la banda sigue-Cantando»
Disfruten de la canción «Y la Banda Sigue», de Los Auténticos Decadentes, pinchando aquí.
Informó Jorge Morales García.
Imagen: Twitter oficial Rayo Vallecano