El Rayo Vallecano visita Las Gaunas para enfrentarse, a partir de mañana a las 14:00, al Logroñés, 16º clasificado.
La historia nos ha enseñado que el exceso de confianza es el mayor enemigo del imperialismo. Son incontables los ejércitos que, víctimas de su condición de invencibles, cayeron por no entender que dicho calificativo se atenía a los límites de lo hiperbólico.
La caída de los grandes imperios es el pan histórico de cada día, desde el Romano hasta el III Reich, pasando por la Armada Invencible de Felipe II, que resultó no serlo tanto. Más por lógica que por casualidad, un territorio se ha erigido como la bestia negra de los líderes con inclinación a la invasión: Rusia. Allí se estrelló Carlos XII de Suecia cuando tomaba ventaja en la Gran guerra del Norte, se la pegaron Napoleón y su ejército de ilustrados, y Hitler comenzó a perder la Segunda Guerra Mundial.
El Rayo Vallecano disfruta actualmente de fríos mojitos con vistas al océano de los playoff. Pese a la victoria del Girona en esta jornada, mantienen aún una ventaja de tres puntos y un goalaverage favorable. Sin embargo, en la última cita con el CD Mirandés se pudo ver a un Rayo apático, irreconocible, que pareció repetir el error de los individuos mencionados: el exceso de confianza.
Los de Andoni Iraola, eso sí, han logrado cuatro victorias en los últimos seis encuentros disputados. La Franja, de hecho, ha perdido un único partido a domicilio de los últimos diez (incluyendo los de Copa del Rey). Así, el cuadro franjirrojo es el séptimo mejor visitante de la categoría.
Su rival, el Logroñés, volverá a Las Gaunas tras sumar dos triunfos consecutivos, frente al Tenerife (1-0) y el Mirandés (0-1). La del Tenerife, eso sí, fue su primera victoria en La Rioja en los últimos seis partidos disputados, lo que hace del conjunto dirigido por Sergio Rodríguez el cuarto peor local de la categoría. Pese a ello, actualmente se encuentran fuera de los puestos de descenso.
El imperio rayista parece tener protegida su frontera de playoff, pero son muchos los rivales que tratarán de invadir su territorio. Es hora de terminarse el mojito, recoger la sombrilla y dejar a Rusia tranquila. Pongamos límites a la confianza, no somos burdos imperialistas.