A partir de las 21:00, arrancará el partido que enfrentará a Rayo Vallecano y CD Leganés en el partido de ida de las semifinales del playoff por el ascenso a Primera División.
Cuando los nervios me invaden, no son mariposas lo que siento. En días como hoy, revolotea con travesura e inquietud un fuerte cosquilleo que se deja notar de pies a cabeza, y que ni mucho menos se conforma con la nimiedad del estómago. Combato con la agitación de alas que, más que volar, golpean mi cuerpo.
Un cosquilleo que me recorre entero, de arriba abajo. Esos pies que, desgastando zapatillas en las calles del barrio, golpeaban balones sin parches, soñando con vestir algún día la camiseta del club de sus amores. Los tobillos que se torcieron copiando el gol de Néstor Susaeta. Las rodillas destrozadas por la tierra del José Durán…
Un cosquilleo que aparece con cada latido, con cada paso, con cada cántico, con cada segundo que nos acerca al inicio del encuentro. Un cosquilleo que duele y sana, que mata y da vida, que agota y revive… Un cosquilleo que puebla una mente incapaz de dormir en la víspera de un partido.
Hoy arrancan los playoff para un Rayo Vallecano que entró de rebote, pero no sin merecimiento. La Franja está ante esta oportunidad por haber logrado 67 puntos en la temporada regular, no porque el Almería venciese al Sporting. Enfrente, un CD Leganés cuya última derrota data del pasado once de abril, ante el RCD Espanyol.
Los de Garitano concluyeron la campaña con 73 puntos en su casillero, pero su rédito como visitante dejó bastante que desear. El cuadro pepinero sumó únicamente 25 de los 63 puntos disputados lejos de Butarque, cinco menos que el Rayo en esa misma condición. De hecho, el conjunto leganense cayó a la novena posición de la tabla de visitantes de LaLiga Smartbank.
A estas alturas de la película aún no se ha resuelto el enigma de si finalmente podrá, o no, haber público en las gradas del Estadio de Vallecas. Pese a ello, el Rayo afronta su particular todo o nada, una batalla a cara de perro en la que sólo uno logrará su objetivo.
Que el Rayo sigue siendo nuestro, que merecemos estar aquí, que hemos luchado por esta oportunidad, que la Franja nunca caminará sola, que tenemos que demostrarlo… Que yo no siento mariposas en el estómago, que siento el cosquilleo más bonito del mundo.