A partir de las 21:00 arrancará en el Santiago Bernabéu el duelo que enfrentará a Real Madrid (2º) y Rayo Vallecano (6º), donde la Franja no gana desde 1996.
La única diferencia entre lo viable y lo inviable es que lo segundo sabe mejor cuando se consigue. Hace más de 25 años, un grupo de hombres se enfrentaba a una de esas hazañas imposibles —o más bien casi—. Más de cinco lustros atrás, el Rayo asaltó el Bernabéu.
Aquel domingo 21 de enero de 1996, once guerreros (Abel Resino, Cota, Palacios, De Quintana, Alcázar, Cortijo, Baroja, Ezequiel Castillo, Stjepan Andrijašević, Guilherme y Daniel Aquino) saltaron al césped de un templo blanco custodiado, entre otros, por Buyo, Chendo, Hierro, Laudrup, Redondo o Raúl. La Franja, que entonces coqueteaba con los puestos de descenso, se impuso ―doblete de Gilherme mediante― al Real Madrid de Jorge Valdano en su estadio por última vez en la historia.
A partir de las 21:00, el Santa Inés volverá a amarrar en La Castellana con el cartel de aspirante y la bandera pirata izada. Con la única baja de Martín Merquelanz, los franjirrojos tratarán de escribir su nombre en la memoria del club. Sin presión, con diez cañones por banda y con el viento en popa, navegarán a toda vela, impulsados por la brisa de aquellos que ya lo lograron.
Los de Iraola han logrado cuatro de los últimos seis puntos disputados, tras haber vencido al FC Barcelona y empatado con el RC Celta de Vigo en Vallecas. Como visitante, en cambio, el cuadro rayista únicamente ha incorporado a su casillero cuatro de los dieciocho puntos en juego.
El Real Madrid, por su parte, volverá a un Santiago Bernabéu en el que ya ganó ante el Shaktar el pasado miércoles. Es por ello por lo que se prevé que Carlo Ancelotti haga rotaciones en su once. Cambios que podrían incluir incluso a Karim Benzema, el referente del conjunto blanco. Quienes seguro no estarán serán Bale, Mariano, Rodrygo y Valverde.
Los madridistas, segundos en la tabla, son por mucho el equipo más goleador de la competición. Sus veintiséis tantos superan por siete a los de Betis y Sevilla, y por ocho a los de Atlético, Valencia y el propio Rayo. No obstante, su rendimiento ofensivo dista mucho del ofrecido al otro lado del campo, donde suman más de un gol encajado por partido.
Lo inviable sólo es aquello que aún está por lograrse. Cinco lustros después, el Rayo volverá a la fortaleza que una vez conquistó. Con la mente en blanco, regresemos a 1996. Ahora que hemos vuelto del infierno, vamos a tomar el Bernabéu.