Dos zarpazos en el primer tiempo le bastan al Athletic para llevarse el triunfo (0-2) en la «City» ante un Rayo que mostró juego y pundonor, pero sin suerte de cara a puerta.
Entre el ruido y la convulsión, un domingo más, jugaba el Rayo Femenino. Podría aplicarse a cualquier jornada de la Primera Iberdrola, pero en esta además la polémica sacudía a varios equipos y a la Federación en sí, tras la sanción que deducía puntos a algunos equipos que no llevaban el parche con el logo federativo. Mientras, las Guerreras, sin equipo médico ni delegado, se preparaban para otro partido de lucha ante un grande como el Athletic Club.
Mañana soleada y cálida que hacía olvidar que estamos en pleno noviembre al público que se acercó al campo 4. Los colores rojo y blanco, ya sean en formato franja o rayas, teñía la grada en la previa del partido entre dos conjuntos que llegaban cada uno en un extremo de la tabla. Las locales de Miguel Ángel Quejigo volvían a salir a buscar unos valiosos puntos para tratar de escapar de la zona de descenso, mientras las leonas de Iraia Iturregi soñaban con un triunfo que les acercase a los puestos de Champions.
El recibimiento a los equipos y el comienzo del encuentro no fueron ajenos a la atmósfera de protesta que pende sobre el fútbol femenino patrio en general y sobre el Rayo en particular. Cánticos contra Martín Presa y pancartas pidiendo respeto y dignidad acompañaron al pitido inicial, tras el cual las 22 jugadoras se quedaron paradas 30 segundos en señal de protesta por los acontecimientos recientes. Ya con la pelota rodando, la diferencia que hay entre los equipos contendientes en la clasificación no parecía manifestarse, pues Rayo y Athletic mostraron ganas por igual en un comienzo parejo. Donde se acabó viendo la diferencia real fue en la efectividad.
Por cada ocasión del Rayo en la primera parte, el Athletic tuvo otra en la acción siguiente. La diferencia fue que las bilbaínas metieron alguna. Llegando al minuto 10, tras un disparo de Millene en el área que se fue por línea de fondo, obtuvieron en la réplica las leonas un córner que Peke puso con precisión al segundo palo, y de ahí, Naroa de cabeza a la escuadra. Se adelantaba pronto el cuadro vasco. El segundo tanto llegaría al minuto 26, justo tras disponer Aedo de una buena oportunidad para cabecear un centro de Bores, pero le falló a los palos por poco. Quien no erró fue Lucía García, que en la acción siguiente quedó mano a mano con Patri Larqué. La delantera internacional con España demostró por qué lo es con una gran definición por arriba. No se podía decir que el Rayo hubiera sido inferior en la primera media hora, pero se encontraba con un 0-2 en contra que a la postre sería definitivo.
En ese tramo de igualdad, más allá del juego, las miradas se centraban en la valla que separaba al público del terreno de juego. Más concretamente, en la pancarta que rezaba «Respeto y Dignidad» que colgaron aficionados de la peña La Resistencia Vallekana. Eventualmente, la pancarta sería retirada por personal del club, no sin alguna palabra más alta de lo debido con algún aficionado. Parece que es mucho pedir que esos dos conceptos, inherentes a toda persona humana, se apliquen a un Rayo Femenino que lucha cada semana por competir en las peores condiciones, y cuya mera existencia ya parece una victoria. En el campo, la ventaja obtenida por el Athletic le había hecho dueño del encuentro, y en el tramo final de la primera parte pudo ampliarla, pero se encontró, y no por primera vez, con Paula Andújar, que si no se lanzó más de 3 veces al suelo para evitar un remate en el área o cortar un pase de la muerte, no se lanzó ninguna. El 0-2 escocía al descanso, pero no por ello las Guerreras iban a dejar de hacer justicia a su apelativo.
Con la entrada de Bulatovic y Pauleta por Aedo y Millene en el descanso, buscó Quejigo oxígeno arriba para buscar el gol que metiera al Rayo en el partido. Antes de que pasara tiempo suficiente para establecer un dominio cierto en el segundo tiempo, llegó la acción desafortunada del partido, la que deja al desnudo las vergüenzas de quien dirige el club local y la federación que rige la competición. En la pugna por un balón aéreo, chocaron las cabezas de Camila Sáez y Naroa, yéndose ambas al suelo doloridas. A la defensa athleticzale le atendió el cuerpo médico de su equipo. A la lateral rayista, también, con la ayuda de los camilleros de la ambulancia, porque el Rayo Femenino compite en la máxima categoría sin equipo médico. Algo que, a ojos de la RFEF, no es tan grave como no llevar los parches con su logo en la manga. Para colmo de males, Camila se llevó la peor parte del golpe. Entre varias compañeras del banquillo ayudaron a abandonar el terreno a la internacional por Chile, que tendría que recibir puntos en la cabeza y abandonar la «City» en ambulancia. Entraría en su lugar, tras unos breves minutos de calentamiento, Iris, quien le daría una velocidad más al ataque rayista.
Tras el desafortunado choque, el Rayo iría a la lucha por el descuento. Este no llegaría, pero no sería por insisitencia y ganas. Se vieron minutos de gran fútbol por parte de las vallecanas, dirigidas por Paula Fernández, Leles y Pilar García, pero el premio del gol les fue esquivo. La capitana, Pilar García, tuvo varios disparos y remates de cabeza, pero los que no se iban fuera se encontraban con la mano de Mariasun Quiñones, que le denegó el tanto a la mediocampista. La arquera del Athletic desempeñó un papel crucial para que su equipo mantuviera la portería a 0. En el tramo final, con las piernas ya cansadas, tuvo el cuadro vasco sus oportunidades para el 0-3, pero se topó con Patri Larqué y sus intervenciones salvadoras de cada semana. En este caso, la arquera maña salió para atrapar un balón que tenía Azkona para quedar mano a mano, y después desviaría con la pierna un remate sobre la misma línea de gol.
Para el descuento, entraría Yoko por Pau Fernández, pero ya estaba todo el pescado vendido. La lucha y el pundonor del Rayo Femenino no se pudo traducir en goles, cayendo derrotadas ante las Leonas, a las que les bastaron 2 zarpazos en la primera mitad para sacar los puntos de la «City». Nueva caída de unas Guerreras que, pese al marcador adverso, no le perdieron la cara al partido, y salieron a buscar a un rival sobre el papel mejor, faltó solo que alguna hubiera entrado. La lucha en el césped, la reivindicación fuera, y un desafortunado lance del juego que deja a las claras que las condiciones del fútbol femenino en general, y el Rayo en particular, no son las de una competición que pueda llamar profesional, y eso no hay parche que lo tape.
Informó Jorge Morales García. Imagen de José Magán.