El Rayo B cae en un partido trepidante en el campo del Canillas (1-0) de la forma más cruel, con un autogol en los minutos finales.
Aquel que dijo aquello de que «a perro flaco todo son pulgas» definitivamente sabía de lo que estaba hablando. El comienzo del 2024 para el Rayo B es la muestra que confirma el refrán, y más concretamente, la derrota sufrida en el campo del Canillas, un partido que es el culmen del infortunio futbolístico.
Llegaban los de Jorge Vallejo al Municipal Agustín de Iturbide buscando una victoria de redención para cortar una mala racha bastante larga, pues llevan sin ganar desde el 19 de noviembre. Dos novedades destacadas en la convocatoria: Mert salía a tomar la alternativa como portero titular y Asier volvía a entrar en la lista tras su lesión. El partido era un choque de dinámicas, pues el Canillas, que no hace mucho era colista, se presentaba ante el Filial de la Franja en puestos de playoff y contando por victorias sus partidos en el año que acaba de comenzar.
El encuentro arrancó frenético, con los dos equipos buscando tener el balón, y a la que se perdía, recuperarlo rápido. La estrechez y el estado viejo del terreno de juego hacía además que cualquier control que se fuera mínimamente largo ocasionase un robo y una llegada a área. El primer tiempo fue de alto voltaje, con varias ocasiones buenísimas por ambos lados. En el Rayo B, las mejores oportunidades las tuvo Ybarra, quien se plantó en dos ocasiones en la frontal y con buenas opciones de ensayar el disparo, pero sin coger portería en ninguna. Los locales, que tuvieron ligeramente más control del balón, en las que tuvieron se encontraron con un Mert segurísimo bajo palos que sacó en todo momento la mano para denegar el gol a los de blanco, dejando claro que había llegado para quedarse. Al descanso se llegó, no porque no se intentase anotar, con un 0-0 en el marcador que dejaba a la gente expectante por lo que estaba por venir.
En la segunda mitad el ritmo de juego debía relajarse, como es lógico, pues aun siendo ambos equipos jóvenes, la intensidad del primer tiempo no podía mantenerse. Se sucedían los cambios y un estado de calma tensa en el terreno, y en esas, el Rayo B era el que más lo buscó, teniendo llegadas prometedoras, principalmente por la izquierda, con un Arribas que tan rápido como corría la banda llegaba a estar también haciendo las veces del 9. Sin embargo, el Filial de la Franja chocaba con un problema recurrente en esta temporada, la falta de acierto de cara a portería. Dicho esto en sentido literal, pues el portero local Álvaro, salvo en una mano espectacular para tapar un disparo del mencionado Arribas, no tuvo que intervenir y miró como los disparos rayistas se perdían por línea de fondo.
Fue entrando en el tramo final, apenas cumplido el minuto 81, cuando el infortunio se hizo patente para el cuadro vallecano. En el rechace de una falta puesta al área por el Canillas, el balón le cae escorado a Chengue, quien metió un centro raso buscando una pierna con medias blancas para rematarlo. Lo que se encontró fue la bota de Cáceres, que en el intento de despejar, desvió la pelota lo justo para pillar a contrapié a Mert y que acabase en el fondo de la red. Solo una vez antes habían llegado los de casa con peligro en la segunda parte, en un balón que no terminó de blocar el portero y sacó aparatosamente Jaime bajo palos. Y tenía que ser así, en un rebote y con autogol, como el Rayo B acabase mordiendo el polvo en Hortaleza.
Tras el tanto encajado, y con la entrada de Asier en lugar de Ybarra como último cambio y confirmando su vuelta a los terrenos de juego, el Filial de la Franja se volcó, sin éxito, en buscar el tanto del empate. Finalmente fue derrota por la mínima en un partido que los de Jorge Vallejo pelearon, no lograron materializar las que tuvieron y acabaron cayendo de la forma más desafortunada y cruel que puede haber en el fútbol. Este nuevo revés deja al Rayo B en 9ª posición con 22 puntos, quedando la zona de playoff a 3 puntos y 2 por encima del descenso. Pasa el equipo por un momento de infortunio, pero nunca llovió que no escampara, y el domingo que viene hay una nueva oportunidad para tratar de hacer que salga el sol, de nuevo lejos de casa, en el Estadio de Los Prados ante el Parla.