
El Rayo B aguanta firme en la primera parte y pudo golpear en la segunda, pero empata sin goles en la «City» ante un fiero Galapagar, haciendo bueno el 1-3 de la ida para avanzar en el play-off. Espera el Torrejón.
Con la temporada cerca de acabar, en cada partido hay mucho en juego y la tensión latente puede saltar en cualquier forma. En esos momentos hay que saber mantener la cabeza fría y enfocada en el objetivo. En la «City» se vio. El Rayo B supo aguantar y atacar cuando debía ante la desesperación del Galapagar para llevarse el combate a los puntos con un 0-0 que le hace pasar de ronda en el play-off de ascenso.
Aun con la alegría de la clasificación europea la noche anterior, bajo un sol y un calor reinantes, mucha gente pobló la grada del campo 5 para disfrutar del partido de vuelta de la primera eliminatoria por el ascenso. En su feudo se plantaba el Filial de la Franja de Jorge Vallejo con una ventaja de 3-1 lograda la semana anterior y con el deber de mantenerla, si no aumentarla, para seguir avanzando. Enfrente estaba el CD Galapagar de Javier Zamorano, sin absolutamente nada que perder y con 90 minutos por delante para tratar de obrar la machada.
El guion del comienzo del encuentro, no por esperable, fue menos emocionante. El conjunto visitante se lanzó con energía a buscar un gol que les metiese de nuevo en el combate, sabiendo que necesitaba al menos 2 tantos para forzar la prórroga y 3 para dar la vuelta a la tortilla. Así, el cuadro aurinegro atacaba a tumba abierta, con todos sus efectivos, y ahogando con la presión sobre su área a un Rayo B que salió algo conservador y nervioso. Con balón, el filial no terminaba de encontrarse cómodo, y salvo ligeras ráfagas a la contra en las que podía llegar aprovechando que un rival completamente volcado al ataque dejaba su campo desguarnecido, no lograba tener el control que acostumbra a tener sobre el balón. Si arriba no estaba firme, el cuadro rayista se mostró completamente seguro atrás, aguantando todas las acometidas visitante con gran firmeza, con los centrales Revuelto y César a un nivel espectacular, sacando todo lo que llovía sobre el área, y no permitiendo apenas al Galapagar disparar, y en las pocas ocasiones que lo logró, fueron sin puntería. Se llegaba al descanso con el marcador inmóvil, lo cual permitía respirar a un Rayo B que trataría de no sufrir tanto a la vuelta de vestuarios.
Con cambios en los extremos, entrando Ybarra y Sergio Alonso por Pablo Montero y Baladía, el equipo vallecano salió con otra cara a la segunda parte. Sabiendo que la mejor forma de no sufrir en un combate que estaba ganando a los puntos era marcar un gol para lograr el KO técnico, el Rayo B tomó la iniciativa en el juego y buscó con ahínco el área visitante, disponiendo de las mejores oportunidades de gol del encuentro. A destacar dos claras, que de milagro no entraron. La primera, una gran jugada que acaba con Étienne controlando en zona perfecta de finalización. El disparo batió al meta Pascu, pero fue sacado in extremis por el zaguero Guillermo Álvarez cuando la pelota iba a cruzar la línea de gol. La segunda, con el reloj ya muy avanzado, una gran acción individual de Ybarra por el costado izquierdo, que se zafó en velocidad de su marca y se plantó en el lateral del área frente a Pascu, dribló al portero yéndose hacia la línea de fondo, y ante la falta de un compañero que fuese al remate, probó el disparo casi sin ángulo y que se cruzó toda la portería, pasando muy cerca pero no entrando nunca. Horas después de un empate sin goles que precedió a la mayor fiesta nunca vista en el Estadio de Vallecas, parecía que el sino del Rayo B era poder celebrar un 0-0.
Mientras los locales seguían empujando y dominando, a los visitantes se les acababa el tiempo para tratar de meterse en el combate. Y en esa mezcla de ansiedad y desesperación, el partido pasó de tenso a feo. El desencadenante fue una entrada a destiempo de Bóveda sobre Marco, sempiterno objetivo de cualquier rival al que haya enfrentado el filial en la temporada, en la que el árbitro fue benévolo con el infractor mostrándole solo amarilla. Ahí se desencadenó el primero de una serie de enfrentamientos entre jugadores que fueron trabando de interrupciones el tramo final del pleito, incluso siguiendo una vez el partido había acabado. La impotencia serrana chocó con un Rayo B que tampoco quería dejarse intimidar, y si añadimos que el colegiado gallego Carrillo Chekhov pasó de dejar las tarjetas cogiendo polvo en el bolsillo a sacarlas a pasear para tratar de evitar, sin mucho éxito, que el partido se le fuera de las manos, tenemos la tormenta perfecta. Feo final para una eliminatoria que por lo general se había caracterizado por el buen combate entre dos grandes equipos que aspiran a ascender de categoría.
Volviendo a lo meramente futbolístico, según nos acercábamos al 90 y a los 5 de añadido, las internadas del Rayo B se intercalaban con ataques del Galapagar, más por orgullo propio que por otra cosa, pues no le quedaba tiempo material para hacer los dos tantos que necesitaba para alargar la eliminatoria. No por desesperados, los envites visitantes fueron menos contundentes, obligando a dar lo mejor de sí a una zaga rayista a un nivel excelente, e incluso a intervenir al meta Juanpe, que voló para sacar a mano cambiada un certero cabezazo a gol. El tiempo corría y se iba agotando, el marcador se quedó en la misma posición que al principio del choque, y cuando se pitó el final, salvo por los mentados encontronazos fruto de la tensión y agresividad vividos en el encuentro, se pudo al fin celebrar.
Sabiendo cuando mantener la guardia alta y cuando atacar para tratar de cerrar el combate, el Rayo B firmó el empate sin goles en la vuelta en casa que hacía bueno el 1-3 en El Chopo y le daba el pase a la final autonómica del play-off de ascenso a Segunda Federación. Ya con las aguas calmadas, y mientras los jugadores visitantes agradecían a su afición desplazada a Vallecas el apoyo recibido en una temporada histórica para su club, el Filial de la Franja celebraba con la hinchada rayista, que poblaba las gradas de la «City» pese a estar de resaca europea, que se había superado la primera de las 3 eliminatorias que le separan de subir de categoría. Ahora toca comenzar a preparar la siguiente ronda, la cual enfrentará a los de Jorge Vallejo contra el Torrejón, un rival duro al que no se le pudo ganar en liga y que, tras completar los 180 minutos de eliminatoria y los 30 de prórroga ante el Villaverde sin que se marcase un solo gol, hizo buena su mejor clasificación para avanzar a esta final madrileña, en la cual está en juego un billete para disputarse el ascenso definitivo contra un club riojano. La ida, este fin de semana en Las Veredillas, y 7 días después, la vuelta en Vallecas.
Texto de Jorge Morales García. Imagen de Carlos Villar.