A modo de prólogo, y sin que sirva de precedente, me gustaría aclarar que cuando me siento a escribir estas líneas cargadas de amor y bilis a partes iguales no lo hago sólo para poder opinar sobre la actualidad deportiva del Rayo como un parroquiano más en cualquier bar del barrio -no soy nada más que eso-, sino sobre todo para poner mi humilde y pequeño grano de arena y que entre todos saquemos la basura de Vallecas cuanto antes. Cada vez huele peor, se acumula a toneladas como en los veranos napolitanos y el hedor se está haciendo insoportable, por lo menos para mí, mis amigos y otras dos o tres peñas más. Si el Álex Calvo que escribe sobre el Rayo desaparece algún día será señal de que, como cantaba Iñaki Glutamato, todo vadabuten. Entonces me dedicaré sólo a mi trabajo, que tal y como está el percal no será otro que el de pasarme diez horas al día echando Euro 95 en la gasolinera de La Gavia. Y tendré que dar las gracias.
Vaya por delante que yo, cuando voy al Estadio de Vallecas, es sólo para ver jugar al Rayo. Me da igual que el rival sea el Barcelona, el Osasuna o el Avilés, que venga a lucirse Messi, Paco Montañés o Pablo Infante. Ya sé que es una postura un tanto excéntrica en esta época tan prostituida y decadente que nos ha tocado vivir, pero a mis años, que no son muchos ni pocos, es la que hay. Y sé que afortunadamente no soy el único, porque en este barrio lo bueno abunda. En realidad esta introducción algo chulesca es una excusa para ponerme farruco y pregonar a los cuatro vientos que no me da ningún miedo el descenso a Segunda. Pero nada de nada. Cero. De hecho, me lo pasaría gustosamente por el forro si no fuera porque perder la categoría supondría casi con total seguridad la liquidación definitiva de este lamentable club de carretera en que se ha convertido el Rayo Vallecano a manos del inventor y sus amos en la sombra.
En mi opinión, ser del Rayo es eso, ni más ni menos, y el que venga a la Albufera a comer pipas y a acariciarse la entrepierna viendo calentar a esos multimillonarios aniñados que anuncian cremas para el cutis y calzoncillos en televisión pinta poco en Vallecas. Desgraciadamente, lo que fomenta la maravillosa e inteligentísima campaña de abonos que idearon los lumbreras que hoy ensucian las oficinas de Payaso Fofó es precisamente eso, que se abonen cada vez más aficionados pudientes que vienen a hacerse la foto con las superestrellas de la Liga BBVA de fondo y que, cuando el equipo baje a Segunda -que lo hará tarde o temprano, se va agotando el cupo de milagros-, tirarán la bufanda a la basura y volverán al calor del hogar y el Canal Plus Liga.
Jacuzzis y pitufos
El calendario de la mejor liga del mundo es el que es, siempre favorece a los mismos, así que por fin, después de ochenta partidos a salvo en Primera, volvemos a pisar puestos de descenso. Me parece muy bien, me alegro mucho. Ya se ha roto el fario así que ya no tiene que haber presión, así lo veo yo. Es cierto que en apenas un puñado de partidos nos han puesto el culo como un bostezo -y lo que nos queda-, pero estoy convencido de que cuando pase el mogollón la situación va a dar un vuelco. El Málaga no es el del año pasado, cierto, pero mantiene muchos de los elementos que lo hicieron temible en Europa y cuentan con un entrenador de garantías, un auténtico ganador. Nosotros tenemos un delantero centro original, por decir algo, y aquel día los de atrás tuvieron el día tontorrón. Para el centro de la defensa aún estamos buscando una pareja que se entienda a la perfección, si es que eso existe en el fútbol o en la vida. Y cuidado, porque a los chavales que ocupan los laterales hay que defenderlos a muerte. Son de los nuestros y son muy buenos, no puede ser que a Nacho le hinchen a collejas de mala manera por un fuera de juego mal tirado los mismos que el año pasado tuvieron la mejor erección de su vida con el famoso zapatazo al Levante. Y no olvidemos el resto de partidazos que se marcó antes de su desgracia, que fueron unos cuantos. Tito, futuro capitán del equipo, sigue siendo correoso, rápido y solvente, pero no tiene tres pulmones, aunque Jémez se empeñe en pensar que sí. Y, sobre todo, los dos son humanos. Yo recuerdo a más de medio estadio en plan señorito, hace ya muchos años, silbando a un lateral derecho de 21 años muy rápido pero con notables carencias técnicas, algo normal en una época oscura en España en la que había un solo Juan Señor y muchos Chendos pululando por las bandas. Ese chaval, evidentemente, era Jesús Diego Cota, años después elevado -con total justicia- a la categoría de mito rayista.
Lo del Barcelona es otra cosa. Hubo un tiempo en que éramos una aldea poblada por irreductibles vallecanos que resistíamos ahora y siempre al invasor, pero ahora manda la panoja y el invasor tiene además derecho de pernada. Es imposible ganarles, ni aun siendo el peor Barcelona que he visto desde el que se arrastró en Vallecas con Riquelme, Saviola y un imberbe Xavi (quién lo diría) hace más de diez años. No vi el penalti a Trashorras porque me pilló en el baño orinando gintonics con pasión, y siempre que bajo a los lujosos aseos del estadio tardo mucho en subir porque no sé si darme una ducha o utilizar el jacuzzi. Sí que vi el resto, y me gustaron mucho Mojica (si tiene la mitad de la mitad del cerebro de Botelho, creo que ha nacido una estrella), Baena (vamos a olvidarnos ya de Javi Fuego, ¿no?) y el trío (me da igual que suene a porno gay, me niego a utilizar el término trivote) que formó este último con Saúl (más oscuro esta vez) y el mago de Rábade, frío y seco como el buen champán. Parece ser que por ahí van los tiros. Jonathan Viera dio por fin muestras de su enorme clase y Alberto Bueno… ¿Jugó Alberto Bueno? Hace cuatro partidos que no le veo, pero me dice un buen amigo pucelano que no me alarme, que es lo normal. Ya volverá un día de estos. Mientras, confiaré en Jémez hasta el final aunque cada vez me rechinen más sus egocéntricas salidas de tono en las ruedas de prensa, desmarcándose cada vez más de los jugadores cuando las cosas no van bien. Espero que sea consciente de que si sigue así no le van a conceder más entrevistas en revistas cool como Jot Down. Cuidado. De todas formas, creo que hay equipo de sobra para quedar cuartos por la cola, que es el objetivo. Tenemos un equipo apañado y los hay peores, esa es la verdad. Aunque lo que voy a decir suene ronceril y por ello repugnante, octubre será el mes de la resurrección. No tengo ninguna duda.
Por último, antes de irme a enviar mi currículum a Repsol, Cepsa y BP, no puedo obviar la excepcional entrevista que le hicieron los compis de Rayo Total Radio a Joaquín Yvancos, el que fuera abogado de Ruizma durante casi treinta años. No se trata de onanismo grupal o peloteo, es que es de escucha obligada para el que le interese saber qué está pasando de verdad en Vallecas. Reconozco que me fío muy poco de este señor porque es como si Gargamel se hubiese convertido en un minino suave y mimosón que ahora quiere ayudar a los pitufos, pero soltó ciertas perlas capaces de deprimir al más optimista. No voy a analizar todo lo que contó porque cada cual sacará sus conclusiones y ahí está el podcast(¿se dice así?) para el que quiera informarse, pero como soy algo superficial me quedo con una de las gracietas que soltó. En concreto, esa de que si se hubiera encontrado con Raúl Martín Presa en la puerta de un hotel (?), con “esas pintas de mendigo y esa coleta” le hubiese dado una limosna. Me pregunto qué le habrían dado unos cuantos que yo me sé.
Articulo de Opinión escrito por: Álex Calvo (@11AlexCalvo)