El Rayo Vallecano visitará, a las 20:30, el Carlos Belmonte para enfrentarse al Albacete Balompié, y lo hará desde la segunda posición de la tabla.
Dicen que dos de los mejores equipos del mundo jugaron ayer un partido al que se aludió de todas las formas hiperbólicas posibles, excepto a través de la más obvia: partido. Dicen que en Madrid ya no hace tanto frío, que las series son los libros de ahora y que nada en la vida está escrito, menos aún en el fútbol…
Hay veces que conoces la respuesta a preguntas que aún la tienen. Sabes que una película no es de domingo por la tarde cuando la primera escena es protagonizada por Morgan Freeman o Will Smith. Sabes que una canción será especial si la preside un saxo, que después del ejercicio se irá al bar y que un domingo cualquiera no es tal cuando juega el equipo de tus amores.
A pesar de creer en la aleatoriedad de la teoría del caos, hoy el futuro se me presenta como un jinete que provoca el aleteo de la mariposa, y no como el mar que sufre sus vientos. Hoy creo en una incomprensible conexión entre lo que sucederá en el Carlos Belmonte a partir de las 20:30 y lo que sucedió diecinueve minutos antes de esa misma hora el pasado diez de junio en el Estadio de Vallecas.
El conjunto local, en la vigésima posición de la tabla, volverá a su estadio tras sumar cuatro de sus cinco puntos en los dos últimos encuentros, frente al Sabadell y el Mallorca. En ambos choques, los hombres de Aritz López Garai fueron capaces de mantener su portería a cero. No obstante, el conjunto manchego es, con cuatro tantos a su favor, el cuarto equipo menos goleador de la categoría, sólo por delante de Sabadell (1), Alcorcón (2) y Real Oviedo (3).
El destino ha querido que, sin jugar, el Rayo visite Albacete en puestos de ascenso directo. La derrota del Fuenlabrada ante el Almería por tres goles a cero permite que los de Andoni Iraola ocupen momentáneamente la segunda posición de la tabla. No obstante, los franjirrojos deberán mejorar la versión de doctor Jekyll que ofrecieron en el Tartiere si quieren mantener su lugar actual en la clasificación.
Dicen que los resultados en el fútbol son del todo impredecibles y, de hecho, es ahí donde reside la magia de este deporte. Sin embargo, hoy me agarro al clavo invisible que me lleva a recordar aquel diez de junio de 2020. Antes de ese día, no se veía luz al final del túnel, porque ni tan siquiera había un túnel que cruzar. Todo oscuro. Decaído. Vacío. Callado. Inmóvil. Ausente… Todo, menos aquel gol de Advíncula en el minuto once de la segunda parte.