A partir de las 14:00, arrancará en el Estadio de Vallecas el partido que enfrentará a Rayo Vallecano (6º) y RCD Espanyol (9º).
Siempre me ha fascinado el poder de la ficción para generar vínculos y sentimientos tan reales como los de la vida misma. De hecho, diría que la raíz que diferencia las meras obras de las obras maestras brota de ese mismo terreno, de la capacidad de sobrepasar la línea que separa lo imaginario de lo perceptible, de los lazos sentimentales que surgen entre el fan y los personajes, del nivel en que una obra sea capaz de sumergir al lector, oyente o espectador en su trama.
La casa de papel es un fenómeno sin precedentes en la industria cinematográfica de nuestro país. Desde un primer momento ―aunque especialmente a partir de la obtención de sus derechos por parte de la multinacional Netflix― causó furor entre el público. Su hilo argumental, su originalidad, su intriga, sus personajes y la majestuosidad con que actores como Pedro Alonso les han dado vida han convertido la serie en una de las producciones más vistas y valoradas a nivel internacional.
El pasado viernes se puso fin ―o eso se dice― al que por números es el mayor hito de la historia de nuestro cine. Como ha sido habitual desde que me enganché a la serie, devoré los cinco capítulos de estreno de una sola tacada. A diferencia de muchos seguidores de la banda, había considerado las últimas temporadas sublimes, tan buenas como las primeras, por lo que mi hype permanecía intacto. Sin embargo, al conocer la noticia de que este iba a ser el último estreno de una de las sagas que más impacto han causado en mí, me invadió un sentimiento en el que se entremezclaban de forma difusa nervios, ilusión y miedo a un decepcionante final que enturbiase una trayectoria brillante. La casa de papel ya formaba parte de mí y, al fin y al cabo, sólo se puede perder aquello que nos pertenece.
La temporada 21/22 del Rayo Vallecano posee estos mismos matices de sorpresa, admiración y temor al dramatismo. A comienzos de agosto, ni en los más húmedos sueños del más optimista aficionado franjirrojo se habría presentado la situación en la que actualmente se encuentran los hombres de Andoni Iraola. Con los mismos partidos disputados que sus perseguidores más próximos, la Franja y sus 24 puntos son de puestos europeos. La derrota del Barça ante el Betis permitirá a los vallecanos dormir en la sexta posición una semana más independientemente de lo que suceda en el resto de la jornada.
El Santa Inés planteará batalla a un Espanyol con viejos conocidos que visita nuestras aguas tras apear al Solares de la Copa del Rey e imponerse por un gol a cero a toda una Real Sociedad. Los de Vicente Moreno, novenos en la clasificación, buscarán su primera victoria a domicilio en el estadio del mejor local de Primera División.
Vallecas, efectivamente, vuelve a soñar con ella, con sus viajes por el viejo continente, con sus eliminatorias ante líderes de las grandes ligas, con su fábrica de memorias imborrables… Hace unas semanas comprendí que es mejor caerse de la cama que vivir en pos de la vigilia, pues cuando llegue el momento de despertar, al menos lo habremos soñado.
Cuando algo maravilla, el temor hacia un final decepcionante se multiplica exponencialmente. Hoy se estrena el decimosexto capítulo de una temporada de película. Nuestro particular tranvía Deseo sigue su camino sin freno, sin rumbo, sin límite, aspirando a traspasar fronteras. Es momento de creer que es posible, de cerrar los ojos, de sonreír, de disfrutar y de saber que, si hemos de despertar algún día, siempre nos quedará Madrid.
Posibles bajas: Merquelanz, Santi Comesaña y Pathé Ciss (Rayo Vallecano). Óscar Gil (RCD Espanyol).