En Vallecas viviremos hoy un derbi entre rayistas y atléticos con dos equipos con objetivos muy distintos.
Cada mañana brillaba el sol para dar la bienvenida a una rutina de ensueño. Las gentes caminaban al unísono acompañadas por el canto de las sirenas y gritos de carretera. El café matinal despertaba el ánimo de cientos de corazones aún vibrantes de júbilo. Hasta el frío aire del invierno lo recordaba en cada susurro… Vallecas olvidaba las derrotas.
Todo cambió, sin embargo, un cuatro de febrero. Aquella mañana las ventanas del feudo rayista dieron paso a un nuevo amanecer, pero el Rayo no estaba sólo, más de una decena de hombres lo esperaban. Aprovechando la fragilidad y desprotección que supone ser parte de un sueño, atentaron contra su presente, su rumbo, su felicidad… Aquella mañana, el Rayo comenzó el proceso.
La segunda toma de contacto con el órgano dirigente, ya en forma de visita al juzgado, lejos de casa, no se caracterizó por la comodidad. Aquellos muros eran firmes y otorgaban tranquilidad a quienes acostumbraban a atravesarlos. El ambiente era intratable y las sensaciones franjirrojas sencillamente acordes a ello. El proceso continuaba.
En vísperas del tercer encuentro con miembros de la organización, hoy a las 16:15, la tranquilidad del Rayo brilla por su ausencia. En esta ocasión, será el Atlético de Madrid, uno de los más temidos de la cúpula, quien tome partido en el transcurso judicial. Lo cierto es que pocos meses atrás, en un proceso similar al actual, ambos nombres se vieron las caras, saliendo victorioso el más cercano a la élite.
El Rayo Vallecano acumula dos tropiezos consecutivos, por lo que la tercera cita de este proceso, sin el apoyo de Velázquez e Imbula, conllevará mayor preparación y disposición al triunfo. Cuenta a su favor el acusado con cierta ventaja, pues son siete los juicios consecutivos que acumula con algún tanto a su favor.
El Atlético tampoco se encuentra en condiciones óptimas, habiendo caído derrotado por sus acusados en sus últimas dos intervenciones. Además, en esta ocasión la acción volverá al domicilio rayista, siendo la de visitante una condición en la que los hombres rojiblancos no obtienen una victoria desde hace casi un mes. No obstante, su prestigio pervive ante cualquier adversidad, siendo dicho juez el mejor defendiendo su propio tribunal.
En su contra se aprecian aún más factores, y es que a la proximidad de un nuevo y complejo proceso frente a la Juventus de Turín se han de sumar las ausencias de Thomas, Lucas y Koke, tres de sus mayores letrados. No faltará en la mesa, en cambio, su principal arma, un Antoine Griezmann que recupera a su gran aliado, Diego Costa.
El poder, incluso el que se autodefine como carente de él, parte siempre de la superioridad al cocinarse una contienda. En este proceso en el que se ve enjaulado, el Rayo vivirá su tercer juicio contra un representante de las grandes esferas. La esperanza fallece en El proceso kafkiano, se asfixia buscando salidas cuyas puertas no llevan a ningún lugar más allá de la derrota final… Por suerte, el Rayo no es Josef K, yo no soy Franz Kafka y, al menos aún, la del Matagigantes no es una historia ficticia.