A partir de las 19:00 arrancará, en el Estadio Municipal de Guijuelo, el sueño franjirrojo de la Copa del Rey.
Hay hazañas que sólo el paso del tiempo coloca en el lugar que realmente merecen. La llegada a América de los europeos, la admiración de una obra maestra rechazada en un primer momento, los aspectos positivos de una derrota… Puede que por esa necesidad temporal ―o al menos eso quiero pensar― días después de uno de los mayores hitos de nuestro fútbol todavía hay quien se pregunta quién es Alexia Putellas.
No sé si por la contemporaneidad de su caso o por la justificación lógica de lo que expongo, este balón de oro sobrepasa los límites de lo estrictamente meritorio. Cincuentaiún años después de que Luis Suárez Miramontes se abriese paso en el memorándum del mayor premio individual del ámbito futbolístico, otro nombre ha elevado a España a la máxima cota mundial, y no ha sido ni Xavi, ni Iniesta, ni Casillas, sino el de la «11» del Barça.
El de Alexia es el cuento del «nunca jamás» que acabó siendo «para siempre», de quienes tuvieron que dar el doble para recibir la mitad, de quienes, pese a todo y pese a todos, hicieron historia. La suya es la voz de las silenciadas, de las olvidadas, de las que, además de vivir el fútbol, han tenido que sufrirlo… La imagen de la lucha y el sacrificio de todo nuestro fútbol femenino.
Las comparaciones no son odiosas, son comparaciones. Los cuerpos y las flores, los puñales o las cintas de agua conservarán su esencia y méritos propios sin necesidad de equipararse por más que Luis Cernuda permita que compartan espacio en un mismo verso. Ambos se complementan, no se excluyen. Es por ello por lo que a mí, sumido en el continuo espacio-tiempo futbolístico que es mi mente, me es imposible no emocionarme al relacionar este hito único e irrepetible con el sueño que me eriza la piel cada vez que el Rayo, mi Rayo, levanta una copa.
Hoy, en Guijuelo, arranca la andadura de la Franja en la «competición del ko». El cuadro local, que ha levantado una grada supletoria ante el aluvión de solicitudes de entradas para el partido, lidera el Grupo 8 de la 3ª RFEF castellanoleonesa. Los salmantinos son el equipo más goleador, el menos goleado y el mejor local, superando a históricos como el Real Ávila o filiales como el Mirandés B.
Mi primera lágrima franjirroja sabía a Copa del Rey, porque, por motivos que ni yo mismo soy capaz de comprender, esta competición me emociona especialmente. Aquella eliminación en Mallorca es el trago más amargo que he vivido alrededor de un partido de fútbol, pero puedo asegurar que nunca he sonreído tanto como cuando el Athletic, el Nástic o el Betis besaron la lona en una Vallecas que salía del colegio.
El corazón del barrio vuelve a viajar en jornada laboral, con la seguridad de que nunca ganaremos nada y la esperanza de estar equivocados. Pese a los obstáculos, el silencio, el infierno y el llanto, la ilusión vuelve a llamar a nuestra puerta, porque, pese a todo y pese a todos, Vallecas sueña con su balón de oro.