Esta semana los lunes al Sol de Leva vienen menos irónicos que de costumbre y con un halo de tristeza por el descenso sufrido el Rayo B.
Hoy es un lunes jodido, hoy no es el típico lunes al sol, por mucho que el termómetro supere los 20º C. Mis compañeros de banco matutino enseguida se han dado cuenta de que algo pasaba, según uno de ellos porque normalmente cuando estoy escribiendo estas líneas llevo puesta la «sonrisa de cabronazo», y por lo visto hoy la he cambiado por «cara de acelga». La verdad es que a estos jubilados no se les escapa una, lo mismo les da que sea mi cara de acelga que el culito respingón de la cartera de Correos que cada mañana pasa a las 11:45 horas.
Les comento que efectivamente están en lo cierto y que lo que me pasa es que ayer bajó mi equipo, ante lo que me ponen cara de asombro y su respuesta no se hace esperar cuando me dicen que si les tomo el pelo o ayer me pasé con el tinto de verano, que el Rayo Vallecano ganó en Córdoba y que aún tiene descabelladas opciones de jugar en Europa. Les explico que, en este caso, cuando hablo de «mi equipo» hablo del Rayo B, del filial de su conocido Rayito, y ciertamente estoy convencido de no haberme equivocado al definirlo como mi equipo, ya que con el paso de los meses el vínculo que llegas a formar con este grupo no tiene comparación con ningún otro. Ya lo escribí tiempo atrás: que si tenía que elegir algo este año me quedaba con la salvación del Rayo Vallecano B sin duda. Son muchas las razones, y desde luego no son de ahora, vienen de lejos; de hecho, yo creo que con el «no ascenso» empezaron a fraguarse.
Supongo que mucho tiene que ver que casi cada semana pasen por los estudios de Radio Vallekas los protagonistas de este equipo, y sobre todo que sean chavales tan normales, tan accesibles y, lo más importante de todo, chavales que quieren y defienden a capa y a espada la franja que amas. Descubres que detrás del 1,90 de altura de Toni Arranz, aún hay un niño que es un pedazo de pan y todo corazón -franjirrojo 100%-; que Sergio Parla defiende una franja a la que ha adorado desde pequeño, incluso cuando entrenaba a las órdenes del mismísimo Mourinho; que Javi Robles, ese guerrero con aspecto de tío serio, siempre estaba dispuesto a que le incordiaras un rato para hablar de fútbol -siempre y cuando no hubiera prueba de traje, jejeje-; y ya no solo ellos, sino que compartes un café con el bueno del padre de Álex Alonso como el otro día, o compartes charla futbolera con el padre de «nuestro Chino» que es la sombra de nuestro futuro portero del primer equipo.
Todo eso se va sumando y hace que a este equipo o grupo de personas le tomes un cariño especial y apuestes por ellos incondicionalmente, incluso cuando la tesitura es entre ellos o el primer equipo. Entonces la balanza vuelve a inclinarse de su lado porque se lo merecen, aún siendo lo cómodo quedarse en casa esperando una victoria del Rayo en Córdoba y no sufrir y padecer en Guadalajara. Sí, habrá muchas formas de verlo y de sentirlo, pero para el que es socio del Rayo y ya veterano (por suerte los más peques solo conocen a un Rayo victorioso), el descenso de cualquier equipo del Rayo duele, dolor que gracias a las redes sociales los hay que parecen auténticas «viudas negras» leyendo sus mensajes, cuando la realidad es bien distinta y la cantera en general y por añadidura el Rayo Vallecano B se la suda bastante, pero de cara a la galería queda de lujo poner un tuit o un estado de Facebook lastimero. En este noble arte del sentimentalismo de red social los hay más vivos, y luego los hay muy torpes que tras cien mensajes diciendo lo perra o lo cachondo perdido que les pone ganar en Córdoba, se acuerdan y ponen lo de «ay mi Rayito B que ha bajado«. La realidad es esa, ha llegado la época de las vacas gordas en el primer equipo y a la gran mayoría de los socios rayistas lo que les importa es que la pelotita del primer equipo acabe en la red, que así de rebote seguiremos viendo a Messi, a Cristiano y compañía por Vallecas. Una pena porque no cambio el poder ver una pierna del mejor Campillo cada semana en Vallecas por cien «Messis».
Lo peor de todo no es el descenso de categoría, que a principio de temporada podía entrar en las quinielas de unos y de otros, sino la desbandada de jugadores que habrá y que tendrán que buscarse las castañas lejos de Vallecas muy a su pesar. Difícil misión para muchos de ellos, aunque no imposible, porque son muy buenos y de hecho me consta que algunos de ellos ya están en las listas de muchos equipos de Segunda División «B». Y a los que se queden, que alguno habrá, decirles que hoy queda ya un día menos para la vuelta a la categoría que este equipo, mi equipo, se merece. Si Dios quiere y como este año, ahí estaremos para apoyarles tanto o más que esta temporada, que aunque la jodía y bendita franja duela, a veces también nos da alegrías.
Y para despedirme, dar las gracias a todos esos jugadores que lo han dado todo por el filial y decirles que:
P.D. Gracias también al Rayo Vallecano y a su Presidente por dejar que su equipo filial poco a poco se fuera yendo, no se puede ser más torpes.
Alberto Leva
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