Overbooking de jugadores en los entrenamientos de pretemporada de Rayo B y Juvenil A
Nuestro añorado Juanpe solía repetirme una frase, hasta la saciedad, en nuestras eternas charlas futboleras. La frase en cuestión era: «Alber, eres un romántico en tu visión de la cantera del Rayo y debes ser consciente de que cualquier tiempo fue .enhorabuena». Querido amigo, qué razón tenías y cada día que pasa cobran más sentido tus palabras.
Partiendo de la base de que ni soy director deportivo o entrenador, ni quiero serlo, ver una pretemporada de equipos como Rayo Vallecano B o Juvenil A con más de 30 futbolistas a mediados de agosto, me produce mucha incertidumbre en torno al futuro del equipo de cara a la temporada. Los entrenamientos de estos equipos se acercan más a una especie de draft de la Kings League o un casting de realitys como Operación Triunfo o Masterchef, en el que los aspirantes a cantante o a futura Estrella Michelín trata de demostrar su valía en un reducido espacio de tiempo. Siempre ha habido algún que otro futbolista que ha hecho la pretemporada con el equipo sin tener su presencia en el mismo asegurada. Pero eran casos aislados y esporádicos, siendo ahora una especie de costumbre que se está instaurando en estos equipos, siendo muy complicado encontrar una perla futbolística en estos días de entrenamientos multitudinarios.
Vuelvo a repetir que, bajo mi punto de vista y estando a mediados de agosto, las plantillas deberían estar prácticamente hechas a falta de un pequeño retoque o pincelada que mejore al equipo, con los entrenadores buscando su once ideal de cara a la primera jornada. Y, sin embargo, tenemos a los entrenadores valorando quién puede seguir en la Academia o quién, por el contrario, debe entregar el peto y no seguir con los entrenamientos.
Está claro que las comparaciones son odiosas, pero cuando te comparas con el resto de los equipos de tus respectivas ligas y pierdes en dichas comparaciones con la práctica totalidad, es que algo no termina de hacerse bien. En el Rayo Vallecano ese algo tiene nombres y apellidos y el hecho de no tener pisos para acoger futbolistas de fuera de Madrid, de no apostar por tus canteranos con más proyección (ofrecerles 200€ al mes no es apostar por ellos, es tomarles el pelo), pretender que haya futbolistas a coste cero, que haya vacíos de poder a la hora de ejecutar ciertas operaciones y un larguísimo etcétera, son factores que influyen negativa y decisivamente a la hora de costar sangre, sudor y lágrimas el confeccionar una plantilla de 20/25 jugadores.
Luego habrá que ver las expectativas creadas en torno a estos equipos y la exigencia de resultados por parte de los que mandan. No fui yo el que, el día que el Rayo B se salva en la última jornada y al más puro Joan Laporta en su versión más motivada, dijo que el objetivo del Rayo Vallecano B en la temporada 2024/25 tenía que ser el de ascender. Llámenme loco, pero con un macro grupo de 30 chavales a día 15 de agosto y haciendo ofertas, en muchos casos, irrisorias por jugadores que podrían aportar su granito de arena al equipo, prefiero ser cauto y pensar que vamos a tener que sufrir como perros y luchar como jabatos para mantener la categoría, a pensar en cantos de sirena en forma de utópicos ascensos. Tal vez, el hecho de haber seguido al Rayo B durante toda la temporada en los últimos dos años y no solo en los tres últimos partidos, me dé una visión más realista de la situación del filial franjirrojo.
Ojalá, algún día pueda contar que vuelve el romanticismo na a cantera del Rayo Vallecano, pero a día de hoy está bastante lejos de ser una realidad y parece un sueño inalcanzable. Solo hay que pararse a analizar lo que cuesta hacer las plantillas (no solo en las categorías más altas) y ver que cada año son más los canteranos que, por unos motivos u otros, deciden partir y buscar suerte en otros equipos, siendo verdaderamente complicado buscar reemplazos de garantías.
Dicho esto, y sabiendo en qué realidad nos movemos, el compromiso con nuestros equipos de cantera volverá a ser, una temporada más, del 500%, que a nadie le quepa duda (incluso a esos que no les terminamos de agradar). Cuerpos técnicos y futbolistas contarán con nuestro apoyo y, aunque la cabeza nos diga que posiblemente no lo sean, para nosotros no habrá mejores jugadores ni mejores equipos que los que defiendan nuestro escudo y esa camiseta diseñada por el Dalí del rayismo.
Llámenme romántico, pero no pierdo la esperanza de ver algún día (muy lejano) a nuestro juvenil disputando títulos a Atlético de Madrid y Real Madrid. No habría mejor homenaje a la memoria de don Juan Pedro Navarro Iglesias, que volver a ser la envidia del fútbol base nacional.