El derbi femenino de Segunda División cumplió las expectativas y fue todo un partidazo.
Cuando uno ve partidos como el de ayer en Oviedo del Rayo Vallecano, tiene dos opciones de afrontarlo, o bien te encabronas como una mona o bien te vas a ver un partido de la franja en el que los o las protagonistas son las caras menos conocidas de este bendito club.
Debo reconocer que durante los diez minutos siguientes al pitido final del partido, mi elección fue la primera, principalmente porque vivimos en un «deja vu» constante cuando nos alejamos de Vallecas -espero ansioso la visita a Getafe para romper esta racha-. Pero gracias a una promesa, que hice allá por el mes de agosto a un grupo de amigas que juegan en el Madrid CFF, también elegí la opción de ir a ver un partido de las más modestas de la franja, las guerreritas del Rayo Femenino B.
Se enfrentaba el líder, el Madrid CFF, ante el filial franjirrojo en un partido bastante desigual en muchos aspectos. Las separaban nueve puntos y nueve puestos en la clasificación, el equipo local tiene como objetivo el ascenso y el nuestro, en cambio, aspira a competir partido a partido lo más dignamente posible y tratando de defender la franja que lucen con un orgullo propio de lo que son, unas campeonas.
Todo lo expuesto en el párrafo anterior pueden obviarlo viendo tal y como se desarrollo el partido. Al final, la lógica se impuso y el líder venció por dos goles a uno, pero en absoluto fue sencillo como a priori podría parecer observando la clasificación y las plantillas de ambos equipos. Basta decir, que el gol de la victoria lo consiguió el equipo local en el minuto 90, cuando el partido ya moría y las nuestras saboreaban el premio a su magnífico trabajo hecho durante los 89 minutos anteriores -reconocido por jugadoras y técnico del equipo rival-.
Al final del partido y charlando un rato con el cuerpo técnico del Rayo B, afirmaban que el partido lo tenían muy estudiado y habían variado el sistema varias veces durante el partido y que las jugadoras ejecutaron a la perfección todo lo hablado previamente. Sinceramente prefiero dejar lo de las tácticas y la pizarra a los Fabio, Roberto, Iván, Rubén o Isa, que son los que entienden y visto lo visto mucho además.
Para mí la táctica que uso el equipo ayer se basó en solidaridad, esfuerzo, generosidad, compañerismo, orgullo, respeto, sacrificio y por encima de todo, lo que define a nuestro club, valentía, coraje y nobleza. Ayer se enfrentaron un gran equipo, el Madrid CFF, ante un gran bloque casi inexpugnable, el Rayo Vallecano B.
Es cierto que el equipo luchó hasta la extenuación y que esta lucha no tuvo el premio o la recompensa en forma de puntos, pero para mí obtuvo algo más importante como es el respeto y admiración de rivales y aficionados rayistas que presenciamos el partido. Si de algo se siente orgullosa esta hinchada es de su humildad y por encima de títulos o grandes victorias, siempre se ha pedido que la persona que viste esa camiseta la dignifique y pelee por ella como ayer hicieron las nuestras.
Honor para vosotras, porque luchando como luchasteis, ganaréis más que perderéis.
Volviendo al principio del texto, reconozco que la terapia fue todo un éxito y durante 90 minutos me volví a reconciliar con los valores de la franja. Animo a todo el mundo a probarla cada fin de semana.
Por último, quiero desear toda la suerte del mundo en su nueva etapa a esas cinco guerreras que afrontan un reto muy bonito en el Madrid CFF. Os seguiremos muy de cerca…y lo sabéis.
Alberto Leva.