La grada rayista dejó bien claro que el Estadio de Vallecas no debe moverse de su actual ubicación
Dicen que uno es incapaz de olvidar a su primer amor y su primera cita. Y si de amores y de fútbol se trata, el rayista juró amor eterno a la Franja en algún momento de su vida en cuanto cruzó alguna de las puertas del Nuevo Estadio. En Vallecas saben que este amor no es para cobardes y el domingo, una vez más, la hinchada franjirroja volvió a demostrarlo en forma de protesta contra la disparatada idea de llevarse el estadio fuera de Vallecas. ¿Que tenemos un estadio obsoleto, bastante ruinoso y estéticamente diferente por la ausencia de grada en un fondo? Pues sí, pero es nuestro puto estadio, en el que muchos conocimos a ese primer y único amor, en el que muchos aprendimos el significado de la lealtad y la fidelidad. El lugar en el que uno fantasea con la idea de ser padre en un futuro, para llevar de la mano a esa criatura, tal y como hizo contigo tu padre hace ya algunos años. Ese lugar en el que uno comparte sueños, ilusiones o frustraciones con un tipo al que ve cada 15 días e igual no conoce de nada, pero con el que se abrazó y lloró de emoción en el gol de Tamudo.
¿Tan complicado es de entender? ¿Acaso no has tenido un juguete, un pantalón, unas zapatillas o un muñeco rotos y con más años que un bosque, que bajo ningún concepto has querido que acaben en el cubo de la basura? No queremos un estadio nuevo, más coqueto y ultra moderno lejos de su ubicación actual.
Al Rayo le podrán poner todos los apellidos que quieran, tal y como hicieron los Ruiz Mateos, pero lo que jamás podrán arrebatarle es su esencia vallecana. Un Rayo en Hortaleza, Brunete o Las Rozas tiene el mismo sentido que Bertín Osborne en una manifestación feminista. ¿Que van a intentar que así sea? Seguro. No tengo pruebas, pero tampoco dudas. En una de las múltiples ideas de bombero del Presidente del Rayo Vallecano, ya llegó a avisar/amenazar a la Comunidad de Madrid, que si no se atendían sus pretensiones en cuanto a la reforma del estadio, se llevaba el equipo a Castellón.
Es esta extraña virtud de Raúl Martín Presa de cabrear al socio rayista, el mismo para el que pide un estadio de 25.000 espectadores con zona VIP y una serie de lujos (entre un millón de comillas) que el rayista ni quiere ni demanda. Él quiere zona VIP y el rayista tan solo quiere poder hacer sus necesidades fisiológicas sin riesgo de contraer alguna enfermedad contagiosa, quiere zonas de restauración y el socio quiere que del grifo de los aseos no salga agua del color del Nestea, quiere asientos de última generación y el rayista pide no quedarse pegado en su asiento cada 15 días ante tal acumulación de mugre. El presidente sueña con un parking con capacidad para miles de coches y el espectador, que paga religiosamente su entrada o abono, lo único que quiere es no tener que entrar en el minuto 15/20 por las innumerables colas de entrada que se forman en casa partido. Se pide algo tan básico como iluminación en vomitorios y aseos, que no haya que compartir grada con palomas muertas, que el rojo de las barandillas sea el de nuestra Franja y no el del óxido que las recorren. Queremos que nuestros mayores, esos que nos metieron el rayismo en vena, no tengan que pasar el bochorno de pasar horas en agosto para tener su abono de la temporada siguiente.
El señor Martín Presa lleva semanas repitiendo el discurso del estadio y el crecimiento del club en sus intervenciones televisivas y radiofónicas. Da lo mismo que le pregunten por el tiempo, que él tira de piloto automático y suelta su alegato en pro de un nuevo estadio y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, nos ilustra con datos del PIB de Vallecas, Singapur o Aldeanueva de Fresnedilla. Estoy totalmente de acuerdo con él, el Rayo Vallecano tiene que crecer. El problema es que nuestros puntos de vista de crecimiento son diametralmente opuestos. Crecer es que un rayista de Orejilla del Sordete pueda comprar dos entradas online para venir a Vallecas a ver un Rayo – Osasuna. Crecer es tener unas instalaciones impolutas, algo que no podemos decir ni de Estadio ni de Ciudad Deportiva. Crecimiento es poder ver una tienda oficial repleta de merchandising rayista y no tener una tienda tan siniestra como tétrica, en la que falta el cartel de «Bienvenidos al Pasaje del Terror». Crecer es interactuar con tus aficionados, ya sea presencialmente u online. Comunicar telefónicamente con el Rayo Vallecano está a la altura de conseguir un pelo de unicornio. Crecer es cambiar el césped de los campos de la Ciudad Deportiva, en un estado lamentable desde hace años. Dotar de material deportivo y recursos humanos a tus equipos de cantera, es un paso importante a la hora de intentar crecer. No es normal que los entrenadores no tengan ropa o que esos mismos formadores tengan que pagar de sus bolsillos balones, petos, brazaletes de capitán y un largo sinfín de materiales de entrenamiento. Crecer es tener unos vestuarios limpios en la Ciudad Deportiva, que no tengan que compartir el mismo vestuario dos equipos, que en pleno invierno haya agua caliente en las duchas, que los cuerpos técnicos cobren al día y no cada semestre (con suerte). Crecer es tener a todos los futbolistas o entrenadores dados de alta con sus contratos arreglados antes de comenzar la pretemporada, algo que es un tema recurrente cada verano. Crecer es ir de la mano de tu masa social y no estar en constante y continua confrontación. Crecer es no recibir e invitar al palco del Estadio de Vallecas a partidos fascistas que se refieren a nuestro barrio como «estercolero multicultural», burlándose y provocando cada vez que por aquí se asoman.
Señor Martín Presa, queremos un Centenario a la altura de este club humilde en lo deportivo y grande en valores, queremos seguir yendo cada 15 días a la Albufera o a Arroyo del Olivar, queremos seguir siendo esa mosca cojonera de los transatlánticos de la capital, queremos mantener nuestra esencia y queremos hacerlo en el Nuevo Estadio…de Vallecas. Haga un ejercicio de reflexión y piense que si, a día de hoy, no es capaz de mantener un pequeño chamizo, cómo va a fantasear con tener un casoplón de tres plantas y 500 hectáreas de parcela.
Ayer fueron pancartas, pero tenga claro que la afición del Rayo no va a permitir que nos quiten nuestra esencia y nuestro hogar, porque ESTE ES NUESTRO ESTADIO y NO NOS MOVERÁN.