Desde medios antes afines a una Vicepresidenta del Gobierno, cada vez más gente ve que la negligente gestión de Presa en el Rayo es insostenible.
No es que ahora, de repente, el horror que pasa en el Rayo de puertas para dentro sea algo que concierne y denuncian solo los 4 o 5 (mil) «radicales ultraizquierdistas» que están en contra del máximo accionista. Simplemente, ahora hay un altavoz. De pronto, la gestión de Presa del club en general y del Femenino en particular se ha convertido en asunto de Estado. Es un primer paso, pero aun habrá mucha caminata.
El pasado domingo debía haber sido para el rayismo como una noche de Reyes para una criatura de 6 años. Un día en el que la emoción y la ilusión se juntan con los nervios y te llenan de euforia. Esa sensación que solo puede producir que tu equipo, el de Vallekas, vuelve a jugar en Primera. Pero horas antes de empezar lo que para los que no cumplen años sino temporadas era Nochevieja, la ilusión dio un giro de 180º y se tornó en todo lo contrario.
En la mañana, el partido de Copa RFFM del Rayo B en Fuenlabrada, con Ángel Dongil y todo su cuerpo técnico en la grada, no en el banquillo, porque aun no tenían la ficha federativa para el curso que comienza. Por la tarde, el anuncio de que el Rayo Femenino se plantaba, porque no estaba inscrito nadie, ni jugadoras ni técnicos, no ya en la Federación sino en la Seguridad Social. A ojos de buen cubero, las Guerreras estaban trabajando sin contrato. Por la noche, miembros del cuerpo técnico de Iraola que tampoco tenían ficha y no podían estar en el banquillo, y del placaje sin balón de Luca mejor ni hablamos.
La tormenta perfecta se había generado en las 24 horas que transformaron la ilusión de la afición franjirroja en la completa rabia y desidia. Nada nuevo, la verdad, porque este es el pan nuestro, no de cada día, pero sí de cada semana, en los 10 años que han pasado desde que la mayor familia de mafiosos que ha asolado esta tierra le vendiera, casi regalara, a Raúl Santiago Martín Presa, el 98,6% de un club en la ruina, pero en Primera. Una década después, la ruina sigue. No en las cuentas, que es lo único que parece importar en este mundo del capitalismo tardío, y aun así habría que auditarlo bien. La ruina está en todo lo que es un club de fútbol, que en el Rayo brilla por su ausencia.
Y sorprendentemente, junto a la ruina ahora también persiste la categoría. Recién acabada la temporada, en la entrega de los Pichichis de la Cantera, tuve ocasión de hablar con varios técnicos de las categorías inferiores y del femenino. Todos han pasado en el último año por situaciones de impagos e irregularidades como las antes citadas, si no peores. Y todos coincidían en que, si bien institucionalmente el Rayo estaba muerto, estaba pasando su mejor época en términos deportivos. Al fin y al cabo, ¿qué son 17 socios en chirona porque sí, si firmas un año de record y puede que hasta vayas a Europa? ¿Un desfalco en Oklahoma? ¡Calla, que llevamos 5 temporadas seguidas en Primera, no seas agorero! Una pandemia mundial le sirve de excusa para convertir el club en un obituario permanente y en una herramienta de propaganda de la extrema derecha, pero ¿y lo que disfrutamos del playoff, eh?
Un asunto como este debe de caer por su propio peso. No espero que lo haga hoy, ni mañana, ni este año ni el que viene. Pero que ya queda un día menos para que esta plañidera de cabellera brillante dejé Vallekas para no volver lo tengo clarísimo. Ando con pies de plomo, pero algunas señales invitan al optimismo. Antes, cada vez que tenía algún enfrentamiento con la afición (cosa que pasa casi cada semana), Presa se refugiaba en las grandes radios nacionales, que le cedían sus micrófonos para soltar la paranoia de que él no hace nada mal, que todos están en su contra y que solo es un pobrecito. Poco a poco, esos programas que antes le eran afines han empezado a ver que ya no hay por donde coger a este ser (amigos/as, daos cuenta), y ya no le ponen un micrófono delante más que los medios creados por y para la mentada extrema derecha, por aquello del quid pro quo. Y con esta última bola de nieve, ya directamente le han denominado en una de sus antiguas trincheras de las ondas como «El Bartomeu del Rayo», simil con el que estoy de acuerdo pero considero que es al revés, es el ex presidente del Barça el que ha actuado como nuestro máximo accionista. En cualquier caso, bienvenidos los amigos del gremio a este barco, en el pack de bienvenida hay analgésicos para tratar la caída del guindo.
Y ya lo que me asombra es la dimensión que esto está tomando, hasta quedarse cerca de convertirse en un asunto de Estado. No es para menos cuando la Ministra de Trabajo y Vicepresidenta Segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, se ha pronunciado abiertamente sobre la gestión de este hombre en el Rayo Femenino, que un servidor definiría como «dejarlo morir de inanición». Fue un tuit, ni más ni menos, al menos de momento. Como los rojos online somos así, muchos le hemos pedido a la señora ministra que deje el Twitter y mande urgentemente una inspección de trabajo a ver qué pasa en la «City». Algunos pasaron de las palabras a los hechos, como la peña La Resistencia Vallekana, y han denunciado al club ante la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. Y no contentos con esto, el llamado «sindicato de futbolistas» AFE, que dirige alguien que sabe qué es y qué representa la Franja como David Aganzo, ha estado permanentemente pendiente de las Guerreras, ha sido quien ha asesorado y recomendado el parón anunciado a partir del pasado domingo, y ahora van un paso más allá, anunciando una denuncia contra el club por incumplimiento del Convenio del Fútbol Femenino.
Pero sin duda alguna, lo que más me pone de todo este asunto es que, a estas altas horas de la madrugada a las que escribo esto, el Rayo no ha seguido su modus operandi y no ha lanzado aun ningún comunicado oficial sobre los frentes que están abiertos. Parece increíble, con todo lo que ha pasado en tan poco tiempo (y sin mentar que el Estadio es un lodazal de tierra que espera nuevo césped a 11 días del primer partido en casa), que no hayan sido fieles a su estilo y no hayan lanzado un escrito de justificación, de pobre redacción y cuestionable semántica, en la que inventen un responsable para todos estos males que, obviamente, no será el supuesto máximo responsable del club. O al menos, del 98,6% de él. Cuanto menos, raro e inquietante.
Acabaré pidiendo, como la mentada peña La Resistencia Vallekana, un rayismo unido para poder seguir empujando y recuperar el club que queremos, o al menos lo que quede de él. Ya no somos solo los zurdos tocapelotas de siempre, los 17 que pisaron talego, los Bukaneros que se les ocurre mezclar deporte con política (cosa que en los palcos nunca pasa), los peñistas y aficionados a los que sube los abonos incluso descendiendo. No son solo las jugadoras de esa «sección deficitaria» a la que aquí llamamos Guerreras, que sea peleando por la gloria o solo por sobrevivir, los hacen defendiendo la bandera franjirroja como nadie. No son solo futbolistas y técnicos de la cantera que tienen que entrenar en varias ocasiones por simple amor al fútbol, dado que «se olvidan» de pagarles. No son solo los niños, niñas, padres y madres de la Fundación, que no solo reciben estos agravios y más, sino que encima tienen que pagar por ello. No somos solo los periodistas de medios pequeños o de rango bajo en grandes cabeceras, que llevamos años diciendo lo que pasaba, recibiendo por respuesta la indiferencia de los superiores y el torpedeo del club a nuestras labores.
Ahora también son esos mandamases del periodismo deportivo que han tenido que reconocer que esto es un sindiós. Ahora también son miembros del Gobierno los que se pronuncian sobre la polémica de turno, y esta vez a favor de la «mayoría equivocada», en ojos del ínclito. Raúl Santiago, mi enhorabuena. Has conseguido que tu nula gestión del Rayo Vallecano de Madrid, SAD, sea ya un asunto de Estado. Ojalá que, más pronto que tarde, dejes de serlo y no tengamos que volver a oír tus apellidos nunca más.
Texto de Jorge Morales García