EL ETERNO REPETIDOR

El presidente del Rayo Vallecano, Raúl Martín Presa, no sale de una cuando se mete en otra. Empezó el verano anunciando a bombo y platillo y sacando pecho de ello, un Rayo Vallecano absolutamente solidario que se encargaría de donar parte de los ingresos de abonos y venta de camisetas a distintas asociaciones. Algo muy loable por parte del club y que aplaudimos todos, pero, ¿dónde queda esa solidaridad hacia los desempleados y los niños rayistas? ¿No son merecedores de un guiño por parte de su club cuando más se necesita? ¿Y el equipo femenino? ¿No son merecedoras de tener un presupuesto digno para competir en la máxima categoría del fútbol femenino? Al final es lo de siempre: la “solidaridad de casa” no vende y la de las camisetas famosas –con «franjicidio» incluído en la segunda equipación- ha dado la vuelta al mundo.

Hace apenas 15 días nos encontrábamos con la sustitución exprés de los asientos en una pequeña zona del fondo NORTE del Estadio de Vallecas, cuando lo cierto es que al menos el 80% de los asientos del mismo son susceptibles de cambio, y, casi con toda seguridad, es mucho más necesario y urgente el cambio en la localidad de un abonado de edad avanzada en cualquier zona del campo, antes que en el fondo, donde recordemos que los abonados permanecen de pie animando al equipo los 90 minutos.

Ahora se saca de la chistera un amistoso a disputar entre, posiblemente, los dos equipos de Primera División que peor pretemporada estén haciendo, a este aliciente le añadimos que se celebra el día 15 de agosto, que es fiesta, día en el que muchos madrileños están volviendo de vacaciones o marchándose. Con estos condicionantes ya de por si negativos, no se le ocurre a la mini junta directiva otra cosa que cobrar entrada a los abonados; cierto es que es una cantidad irrisoria de tres euros, pero cuando uno acaba de pagar más de 200 euros por un abono, se ha gastado 10 euros por ver un “bodrio de verano” en Leganés el otro día o incluso ha roto la hucha para poder ir a Alemania a ver jugar al Rayo frente a Hertha y Sant Pauli, el hecho en si de cobrarte parece un detalle de lo más feo e incluso rácano por parte del club.

Evidentemente la mayoría de la masa social rayista se ha indignado, como no podía ser de otra manera, y no piensa acudir al partido, decisión que para un rayista es la más jodida de tomar, porque nosotros siempre queremos ver a nuestro equipo, incluso cuando juega esos bodrios en Leganés o cuando juega con el semidesconocido Eintracht  Braunschweig.

Esto es algo de lo que cinco años después siguen sin enterarse en la zona noble del palco de Vallecas, ese que tiene asientos sin excrementos de paloma, ni arbolitos, y letrinas limpias donde poder hacer tus necesidades sin riesgo de infección, algo de lo que no podemos presumir la mayoría de los “cutres” que nos negamos a pagar esos 3 euros.

Un año más en la parcela social nuestro querido presidente vuelve a suspender, y lo más grave de todo es que no es la primera vez, sino que se está convirtiendo en el eterno repetidor de curso, porque falla en junio y en septiembre, lejos de enmendarlo, vuelve a caer.

Lo cierto es que el resto de “asignaturas” las aprueba con nota, como son la deportiva y la económica, pero no menos cierto es que todo es gracias a que Felipe Miñambres y Paco Jémez le “soplan” las respuestas a las preguntas,  y a que los señores de las televisiones dan un buen dinero por televisar al Rayo Vallecano y luchar en audiencia con los Sálvame Deluxe de turno o «La que se Avecina», los viernes y lunes.

Lo más preocupante de todo es que toda esta “marejadilla social” cada año comienza más pronto, y el curso es largo y duro como para mantener estas tensiones hasta junio. Urge reunión de “delegados “ de clase por el bien del Rayo Vallecano y, sobre todo, para que a final de curso podamos decir que nuestro equipo ha sacado matrícula de honor.

Alberto Leva