El Rayo B realiza un bravo partido en casa del rocoso Moscardó y logra, con goles de Héctor y de penalti Quivira, su primera victoria como visitante (0-2).
Esto marcha. Atrás quedó la mala racha, y a partir de ahí el equipo va para arriba. El Rayo B operó como una máquina perfectamente carburada para vencer en casa de un complicado CD Colonia Moscardó.
Fresca y despejada mañana de domingo en el Estadio Román Valero, escenario que respira fútbol de barrio por los cuatro costados. Se plantaba en Usera el Rayo B tras cortar una cadena de 4 partidos sin ganar y 2 derrotas seguidas de la mejor manera, con remontada y goleada en la «City» ante el RCD Carabanchel (6-2). Pero aun quedaba pendiente saldar la deuda de ganar lejos de Vallecas. Con esa idea formó Ángel Dongil su alineación, con Diego Lorenzo y Joselu Pérez como doble punta de ataque, para tratar de rematar los balones que les llegaran servidos por Rubén De Tomás y Héctor. De frente, el «Mosca» con el estreno del técnico Carlos Cura en casa, tras cumplir el mantra de «entrenador nuevo, victoria segura» en el último instante de su visita al Paracuellos Antamira (1-2).
Desde el pitido inicial y hasta el descanso, el balón no tuvo un dueño claro y meridiano. El Filial de la Franja trataba de imponer su juego y su criterio en el denostado pasto artificial userano. Las mejores llegadas del primer periodo, por no decir las únicas con peligro, fueron de los de Vallecas, pero no se terminaba de concretar entre palos. Los rechaces, mezclando el planteamiento rayista de primar más el músculo arriba que el control en la sala de máquinas y un Moscardó totalmente cambiado para la parroquia del Román Valero, que afirmaban que el cuadro rojiblanco daba 4 pases seguidos por primera vez en años, daban pie a que los de casa tuvieran su buena ración de posesión y presencia en campo rival, pero sin terminar de disparar. Diego Lorenzo en un despeje que le taponó al meta Molina pero que no cogió portería, y Rubén De Tomás de varias formas, tuvieron las mejores oportunidades. 0-0 al descanso y la sensación de que le faltaba algo al Rayo B para terminar de poner la máquina en marcha.
En el comienzo del segundo tiempo tuvo el «Mosca» su primera situación real de peligro al ataque por obra de su jugador más hábil, Peli, cuyo disparo perdió fuerza tras chocar en un defensor y acabó mansamente en manos de Rodrigo. Tras la advertencia rojiblanca, se puso en marcha la máquina del Rayo B, que volvió a ganar presencia en las inmediaciones del área local, pero con un muro rojiblanco que obligaba a buscar tiros lejanos. El director de orquesta y capitán del Filial de la Franja Arratia tuvo en la frontal el gol, pero entre la mano de un Molina volador y el larguero se lo negaron. De a poco el partido se rompía, y Ángel Dongil reorganizó sus tropas con los cambios. En la primera ventana, en el minuto 58, retiró a Manu Navarro y Diego Lorenzo para meter a Quivira y Diego Méndez, buscando ganar en control sin perder presencia arriba. Se veía al Rayo B mejor plantado, pero aun le faltaba para derribar el muro userano.
Después de intentarlo de la única manera que le quedaba, con un tiro desde más de 40 metros, se marchaba Rubén De Tomás y entraba en su lugar Aguirre. Este cambio fue el toque de lubricante que le faltaba a la máquina del Filial de la Franja para terminar de funcionar. Apenas 3 minutos después de su entrada, en el 69 de partido, Aguirre participaría de una transición en velocidad junto a Diego Méndez para habilitar en el área a Héctor, que llevaba todo el encuentro manejando el peso del ataque rayista en la sombra, y le había llegado el momento de ponerse bajo el foco. El 11 recibió en el costado del área y mano a mano con Molina, a quien superó picando ligeramente la pelota para que esta se fuera a descansar al fondo de las mallas. Sutil y fina definición para abrir la lata para el Rayo B a apenas 20 minutos para el 90. Feliz reencuentro de Héctor con el gol que acercaba la primera victoria como visitante.
El tanto rayista cambiaba por completo el panorama del partido. Viendo que se escapaba un punto, el Moscardó se volcó en tratar de lograr el empate, poniendo en el campo todos sus efectivos ofensivos y yendo en tromba a asediar el área visitante. No sin complicaciones aguantó el envite la zaga del Rayo B, que de golpe y porrazo se encontraba con mucha gente en el área, pero a base de despejes de Gimeno, Bolo, Íker Recio y Pablo Blázquez. No renunciaba el filial a lanzar una contra que le permitiese cerrar el encuentro, y de ahí los últimos cambios, que en el 86 reforzaba la zaga con la entrada de Jaime y el ataque con Ilies, retirando Dongil a Joselu y al goleador Héctor, que se fue con alguna molestia.
Con dolores que por fortuna no fueron a más acabó Aguirre, muestra de que en el final el partido se puso al rojo vivo, con cada balón dividido siendo una batalla. El ambiente se caldeó con la frustración del «Mosca» de no lograr la igualada ante su público, y le estalló por completo a su mejor futbolista, Peli. En un balón disputado con Gimeno que el central rayista ganó y despejó fuerte, se llevó el golpe el atacante rojiblanco, quien al ver que no se pitaba lo que a su juicio era falta, se acordó en voz alta de la madre de alguien. El señor Huerta Duque, ya quemado con los improperios, como demostró 2 minutos antes al advertir al delegado de campo que suspendería el encuentro si la grada seguía insultando a su asistente, no lo dudó ni un instante y mandó a la caseta con roja directa al héroe del Moscardó en Majadahonda. Todo ello a segundos del 90, a instantes de anunciar que se añadían 7 minutos que se presumían de acoso y derribo local y resistencia rayista.
Al menos, hasta la mitad del descuento. Un balón despejado se convirtió a pase largo para Ilies, que estaba solo en el área. Marró el intento de volea, pero evitó que la pelota saliera y se la entregó en el corazón del área a Aguirre, al tiempo que llegaba la defensa, que derribó al 7 rayista en claro penalti que el arbitró cobró inmediatamente. Acomodó el balón en el punto fatídico el propio Aguirre, pero finalmente fue Quivira quien, previo permiso, acabó lanzando la pena máxima. Buena ejecución del 10, a asegurar a la izquierda de un Molina que se fue al lado contrario, y acabó viendo el balón colarse en la portería sin más. Ahora sí, parecía que la primera victoria lejos de Vallecas estaba atada. El buen lanzamiento desde los 11 metros de Quivira ponía el 0-2 en el marcador tradicional del Román Valero cuando pasaban 4 del 90.
Lo que faltaba del descuento era ya la capitulación del partido. Llegó el pitido final, y con él la celebración rayista, por primera vez como visitante en la presente campaña. Fue 0-2 ante un duro rival en un campo difícil. Pero sobre todo, lo mejor fue la sensación que dejó el Rayo B, de trabajo conjunto del equipo, de funcionar como una máquina que ya parece totalmente carburada y que aspira a ir a por más. Primera vez que el Filial de la Franja acumula 2 victorias seguidas, lo cual lleva a los de Dongil a sumar 15 puntos que les dejan en 8ª posición, teniendo a 3 puntos tanto el playoff como el descenso. Lo siguiente será todo un test para los jóvenes rayistas, que tratarán de mantener el invicto en la «City» en el duelo de filiales ante un Atlético B en gran estado de forma.
Informó Jorge Morales García. Imagen de Miguel Ángel Mena.