El Rayo B fue superior pero sin suerte cara al gol en la final a 45 minutos de Copa RFFM, en la que la lotería de los penaltis salió favorable al CD Móstoles URJC.
Cada norma tiene una excepción, y la del famoso dicho de «a la tercera va la vencida» fue el Rayo B. Fue superior a su rival, tuvo las mejores ocasiones, pero en los 45 minutos de final ante el CD Móstoles URJC no pudo hacer ningún gol, y luego en los penaltis la moneda volvió a salir cruz.
Hablemos primero del contexto. Día de fútbol en el campo federativo García de la Mata, donde a la Federación Madrileña se le ocurrió aunar en un partido triangular la final de la Copa RFFM de Tercera con la fase regional de la Copa RFEF, la cual había de disputar el UD Sanse como único madrileño de Segunda B no clasificado para competición copera. Así las cosas, el plato fuerte de la mañana estaba en la primera sesión, con rayistas y mostoleños jugándose en 45 minutos la final que les había costado 3 partidos de 90 alcanzar, para luego jugar cada uno otros 45 minutos ante el cuadro sansero por una plaza en un torneo que el Rayo B, dada su condición de filial, no podía jugar. Un formato más propio de un torneíllo de alevines de fin de curso de escuela de fútbol que de una competición senior oficial. Todo ello en una mañana de miércoles laborable bajo un sol de justicia y con temperaturas más propias de mayo que de octubre. Y obviamente, con protocolo anti-Covid en la instalación deportiva.
Vamos al meollo futbolístico. Desde el inicio del juego, el equipo de Ángel Dongil se plantó firme y valiente sobre el tapiz sintético, buscando como una exhalación franjirroja vestida aun de Kelme el área de su rival, uno de los equipos más duros de la Tercera Madrileña y además vigente campeón del torneo copero regional. Ese fuerte conjunto apenas salía de su mitad de terreno debido a una presión asfixiante rayista en campo rival, llevada a cabo por los Marc Echarri, Cano, Carlos Hernández, Aguirre, etc., que son los que han de asumir el peso del equipo en la temporada que empieza en 11 días.
En el minuto 10 llegó la primera de las dos buenas oportunidades que tuvo Marc Echarri para abrir la lata en favor de los vallecanos. Fue en un balón en el área grande que el espigado ariete remató con intención y fuerza, obligando al meta Nando a sacarla con los puños. Esto no hizo sino dar más cancha al Filial de la Franja en su intención de buscar al rival en su propia guarida, y cuando el cuero saliera de ahí, tratar de llevarlo de vuelta a base de toques y movimientos rápidos.
La otra gran ocasión para Marc llegó cuando se iba a cumplir el minuto 20. Nace en un balón largo hacia la línea de fondo de esos que el central parece tener la ventaja para dejar que salga mansamente a saque de meta. No opinaba lo mismo el rayista Carlos Hernández, que fue a buscar el cuero y lo acabó rebañando sobre la misma línea, donde pudo conducirlo hasta el área para ponerle el pase de la muerte Echarri, que relamiéndose armó la pierna y disparó. Solo la llegada de la ayuda defensiva de los azulones (hoy de rojo) evitó in extremis lo que era casi seguro gol del «Pichichi» del Rayo B.
Entrando en la segunda mitad de los 45 minutos de final se notaba en las piernas de los jugadores rayistas el esfuerzo por salir a buscar a su rival desde el arranque. Aun así, no cejaron en su empeño de jugar y tratar de evitar que el CD Móstoles URJC jugase. El cuadro que dirige Víctor González se sentía superado por el planteamiento de Dongil, y lo fiaba todo de manera descarada al balón parado, fuese este donde fuese, tanto daba si era córner a favor o fuera de juego del rival. El Rayo B, por su parte, tuvo otras dos oportunidades buenas de gol. La primera, un rechace más allá de la frontal que Cano convirtió en un trallazo que obligó a Nando a parar el cuero en dos tiempos. La segunda, una gran jugada individual de Aguirre por el costado derecho que acabó con disparo alto desde el pico de la pequeña. El quiero y no puedo rayista se veía a las claras.
No sería hasta los instantes finales cuando el Móstoles se animó a irse arriba, apelando a la épica postrera que tan buenos resultados le dio en la fase de grupos. Pero aun así no logró gran cosa, pues la defensa del Rayo B estaba de dulce y contundente. Solo se contó una necesidad de intervención de Luis Del Ramo, saliendo a los pies de un Portilla que se plantó en el área con una cabalgada. Por la inercia acabó recibiendo el portero rayista un golpe del atacante, pero la cosa quedó ahí, pues esto es fútbol. Y con esto, pasados 45 minutos y uno más de cortesía por las escasas interrupciones, la final de la Copa RFFM acababa sin goles y teniendo que decidirse desde el punto fatídico.
Por los esfuerzos mostrados, el llegar a la tanda de tiros desde los once metros era un alivio para el CD Móstoles URJC y un fastidio para el Rayo B. Los franjirrojos habían demostrado más hambre, habían jugado mejor y habían monopolizado las ocasiones. Pero al fútbol no gana el que hace más méritos, sino el que hace más goles, y como en 45 minutos no hubo y la Federación Madrileña había decidido que no hubiera otros 45, había que sacar un campeón del punto fatídico.
Se sucedieron los lanzamientos de la tanda con todo aciertos al llegar a los 4 penaltis por cada equipo. Convirtieron Portilla, Juancar, Montálvez y Félix Ledesma por los mostoleños y Jorge Moreno, Carlos Hernández, Cano y Marc Echarri por los vallecanos. Tanto Del Ramo como Nando alcanzaron a tocar alguna pelota, pero no lo suficiente para evitar el tanto. Llegaba el quinto y definitivo. Lanzaba primero Claverías para el CD Móstoles URJC y anotaba. Todo dependía de Aguirre, el MVP del Filial de la Franja durante el torneo. El destino le reservó un cruel desenlace al 7 rayista, cuyo lanzamiento adivino Nando, sacándolo con la manopla y emergiendo como el héroe del club de El Soto, que se alzaba con su segunda Copa RFFM consecutiva. Volvía a caer el Rayo B en la final, ante el rival de la edición anterior, y por penaltis como en la primera.
Luego del protocolo y de entregar los trofeos, lo que siguió fue el resto del triangular con el Sanse por entrar en la fase nacional de la Copa RFEF. El Rayo B, como derrotado en el primer envite, disputaría los primeros 45 minutos del club sansero en la mañana. Aprovechó Dongil para hacer rotaciones y probar nuevos sistemas en unos minutos de fútbol que, en lo que a los intereses del Filial de la Franja representaba, era medio partido amistoso. Aun así, con el peso de la final perdida y la nada que había en juego, los chicos respondieron y plantaron cara a un rival encuadrado en una categoría superior, aunque por instantes esa diferencia ni se vio. La cosa acabó 0-1 para los de Matapiñonera, gracias a un balón suelto en el área chica tras un rebote en un córner que se encargó de empujar Fomeyem con la cabeza.
Pese al doble revés sufrido, las sensaciones son muy positivas. Ahora le toca al joven y renovado Filial de la Franja sacar partido de estos encuentros para competir como siempre suele hacer el equipo en una nueva temporada en Tercera, la más extraña de la historia, pero que seguramente no tendrá nada que envidiar en emociones a las anteriores. A la tercera edición de la Copa RFFM no fue la vencida para el Rayo B, pero ¿y si a la segunda temporada de Ángel Dongil al frente del barco se vuelve a ver la tierra prometida?
Informó Jorge Morales García. Imagen: Twitter de la RFFM.
P.D.: por si alguien se lo pregunta, el CD Móstoles ganó 1-0 al Sanse en el último partido a 45 minutos de la mañana, logrando de ese modo el acceso a la fase nacional de la Copa RFEF. Este sábado recibirá en El Soto a Unionistas de Salamanca. Y como es obvio, le deseamos mucha suerte.