El domingo finaliza el Juvenil B el campeonato de liga ante Las Rozas, momento que debe ser único e irrepetible para todos ellos.
Y así, de repente, llega el día en el que toca poner el punto y final a algo con lo que has disfrutado tanto, del mismo modo que disfruta un niño con su primer polo de hielo cuando llega el verano y le da el último mordisquito o cuando llega el momento de hacer las maletas de nuevo, tras unas vacaciones cojonudas en la playa, para volver a la monotonía del curro.
Pues sí, la temporada de fútbol para el juvenil de Liga Nacional toca a su fin, al menos en lo que a la competición se refiere. Una temporada atípica (como para todo el fútbol base), con circunstancias adversas, con la incertidumbre de no saber cuándo se iba a empezar o de cuándo, cómo y cuánto iban a cobrar los miembros del cuerpo técnico. Con una actitud más que encomiable el equipo ha sido capaz de afrontar la competición a un gran nivel, posiblemente gracias al esfuerzo y el trabajo de aquellos que, a día de hoy, siguen sin encontrar respuesta a esa incertidumbre sobre su remuneración. Sí, estamos en mayo y el Rayo Vallecano sigue sin cumplir con sus obligaciones para con estos trabajadores que jamás han alzado la voz y han realizado un trabajo tan silencioso como brillante.
Sé que ya escribí en su momento sobre este equipo y conté todas sus bondades, por eso tampoco quiero que parezca repetitivo, simplemente son unas líneas a título personal para agradecer este comportamiento, esta actitud y este respeto mostrado a nuestra Franja. Puede que alguno sienta cierta frustración por los resultados cosechados en esta segunda fase, pero el vaso debe verlo medio lleno y no medio vacío, se ha competido en todos los partidos y, al final, enfrente hay un rival que también juega y quiere ganar igual que tú, es lo bonito o lo triste de este bendito deporte. Creo que esta plantilla puede estar muy orgullosa de lo conseguido y pensar que ha sido un año precioso del que hay hay que sacar todo lo positivo que ha tenido, que no ha sido poco.
El domingo será un partido especial, porque será el último que este grupo dispute junto y debéis disfrutarlo como la ocasión merece. Dicen que las bandas de Rock n’ Roll ofrecen su mejor versión cuando dan ese último concierto todos juntos antes de separarse. Explicaros esto me resulta muy jodido en los tiempos que corren, con tanto reggaetón, trap y música endemoniada, pero el concepto con el que os tenéis que quedar es el de comportaros como putos rockeros que tocan sus mejores acordes en esta última función. Algunos seguiréis «tocando» juntos en el Rayo, otros lo haréis lejos de Vallecas con otra banda y otros músicos, pero hacedlo siempre con la misma pasión y, sobre todo, no dejéis de hacerlo nunca, por favor. Si la banda de Jorge Rubio ha estado afinada hasta ahora es porque habéis tocado todos al mismo compás, sin dar una nota más alta que otra alguno o, al menos, así se ha transmitido. Habéis celebrado juntos las victorias, habéis sido solidarios en el esfuerzo y una piña en las derrotas, ¿os suena aquello de humildad en las victorias y dignidad en las derrotas? Pues lo habéis llevado a la práctica hasta las últimas consecuencias.
Alguno puede pensar que hablo desde el prisma de verles competir el día del partido y poco más, que no sería descabellado pensarlo en absoluto. Pero no, desde el primer entrenamiento hasta el último he estado perfectamente informado del día a día del equipo, desde lo puramente deportivo con la lesión de Ordóñez, las sobrecargas de Morci, el tobillo de Alexis, el cambio de sistema para usar doble lateral con Aarón y Torres, hasta lo extradeportivo con los brillantes resultados de los exámenes de los chicos o la presencia de Willy en una mesa electoral (amigo, es lo que tiene cumplir los 18 jejejeje). Han sido tantas las charlas desde el mes de octubre (e incluso antes me atrevería a decir), que podríamos grabar un podcast semanal, el título sería algo así como «Las confesiones del hombre araña». Eres uno de esos grandes descubrimientos vitales y tenemos pendiente ese agua tónica, amigo.
Mi despedida y cierre lo hago recordando que os queda el partido más importante de esta temporada y ese no se juega en la City ni en ningún otro terreno de juego de la Comunidad de Madrid, ese lo vais a jugar en las aulas. Ese sí va a ser el partido que marcará vuestro futuro a corto, medio o largo plazo, el que marcará un futuro laboral que, ojalá, sea totalmente compatible con vuestra carrera futbolística. Que sepáis que voy a estar pendiente de vuestras historias de Instagram esos días y quiero ver cómo celebráis haberlo reventado en la EvAU, del mismo modo que la mejor de las victorias de esta temporada.
No me cuesta demasiado ser un jodido juntaletras o charlatán, pero lo de buscarle título a los artículos se me hace bola en ocasiones, sin ser este el caso pues tenía muy claro que el domingo será «The last dance«, equipo. Vamos a disfrutarlo.