El domingo vuelve, después de mucho tiempo, el Rayo Femenino a jugar en el Estadio de Vallecas.
Después de casi nueve años, concretamente 3.237 días para ser más exactos, los aficionados del Rayo Vallecano podrán ver de nuevo a su equipo femenino jugando en el Estadio de Vallecas. Ha llovido tanto desde entonces que, algunas de las jugadoras que van a tener dicho privilegio, apenas contaban con nueve o diez años.
Muchas cosas han pasado desde entonces y las circunstancias son diametralmente opuestas a las que en aquel momento vivía la sección femenina del Rayo Vallecano, la más laureada del club. Por aquel entonces, el Rayo Vallecano paseaba el nombre de un barrio por Europa, como 10 años antes habían hecho sus compañeros de Franja, con la salvedad de que ellas lo hacían por haber sido campeonas de liga.
Desde entonces, han sido multitud de voces las que han hecho llegar sus peticiones al club para que el Rayo Femenino volviera a disputar algún partido en el Estadio de Vallecas y dar un más que merecido homenaje a un grupo de jugadoras que han aceptado el rol actual del equipo dentro de la Primera División y lucha contra todo y contra todos por aferrarse a la máxima categoría del fútbol nacional. Curiosamente, las circunstancias no solo han cambiado en el Rayo Vallecano, también lo han hecho en cuanto a relevancia y auge en la propia Primera División, que con la entrada de patrocinadores ha visto como, año tras año, se va impulsando a pasos agigantados.
El partido llega en mitad del clima de crispación social entre club y afición, algo que es el pan nuestro de cada día en los últimos ocho años, desde que el señor Martín Presa llegó a Vallecas. Con la creación del nuevo abono femenino y los precios que ha puesto el club (10 euros público general y 8 euros abonados normales), unido al cabreo existente en la masa social, no parece previsible que haya una gran entrada el próximo domingo. Muy lejos quedarán las 8.000 almas que vibraron con la victoria franjirroja ante el Arsenal en 2010, pero las previsiones no nos hacen ser demasiado halagüeños en cuanto a la afluencia al partido.
Creo que no ir al partido es un error y es una forma de dar la razón a Martín Presa cuando dice que a la afición franjirroja no le importa su equipo femenino. Además, tal y como está la relación entre ambas partes, acudir en masa al estadio el domingo sería desacreditar a un personaje al que le incomoda la sección y que está como loco por decir que ha sido un fracaso la apertura del estadio.
Mucha gente habla también de ese posible fracaso y yo, particularmente, me niego a emplear la palabra fracaso. Yo catalogaría el hecho de jugar en el Estadio de Vallecas como un verdadero éxito. Tras muchos años de lucha, reivindicaciones y remar a contracorriente, por fin se ha conseguido que sea toda una realidad.
Si esto no les parece suficiente, solo hay que compartir un rato de charla con cualquiera de nuestras jugadoras y ver el brillo que desprenden sus ojos cuando hablan de cómo imaginan ese momento en el que la colegiada haga sonar su silbato a las 12 de la mañana. Si uno se da una vuelta por las redes sociales de nuestras guerreras puede comprobar la ilusión que genera este partido. De una de ellas es la frase que da título a este artículo y que ha servido a Matagigantes de inspiración a la hora de usar un hashtag en twitter para hablar del partido. Paula Andújar ha sido mi/nuestra ideóloga y ella misma me decía que es que estas cuatro palabras resumen todo lo que sienten, la emoción de cambiar la bufanda que lleva al estadio cada dos semanas por las botas de tacos.
Emoción e ilusión por cumplir un sueño que muchas no pudieron hacer realidad, pero me consta que unas lo vivirán desde la propia grada y otras pegadas al móvil para no perder detalle de todo lo que suceda en Vallecas el domingo a partir de las 12 de la mañana. No olvidemos a las Mendi, Carreño, Marta Perarnau, Laura Teruel, que han salido este año y han rozado con la yema de los dedos esta oportunidad que se le presenta a sus amigas y ex compañeras. Por todas ellas, merece la pena disfrutarlo como una gran fiesta del fútbol femenino franjirrojo y dejar al margen los malos rollos con la directiva y que Presa vea (o que se lo cuenten porque no irá) que, en mayor o en menor número, su afición está con el femenino.
Si las circunstancias no son las más propicias, tal vez tampoco lo sea el rival, el todopoderoso FC Barcelona, pero esto no debe ser óbice para que sea un partido inolvidable y quede para siempre en la retina de todos los allí presentes.
Para finalizar, solo me gustaría pedir una única cosa a las jugadoras y es que lo disfruten, independientemente del resultado obtenido, que al fin y al cabo son solo tres puntos y quedarán 28 jornadas por delante para luchar por nuestro gran objetivo.