Como recuerdo al fallecido Diego, repasamos cómo fue la única vez que se enfrentó a la Franja, en la temporada 92/93 con el Sevilla.
Ayer por la tarde, el mundo del fútbol se quedó quebrado al conocer que Diego Armando Maradona había dejado de respirar. Una leyenda futbolística como probablemente no haya otra igual, genio y figura polémica que nos ha dejado al poco de cumplir 60 años. De los cuales, en los 3 que jugó en España, solo en uno de ellos fue con el Rayo en Primera, cuando jugó con el Sevilla la campaña 92/93. En este artículo repasaremos cómo fue la única vez que el «Pelusa» se enfrentó a la Franja, así cómo qué equipo tenía la entonces todavía conocida legalmente como Agrupación Deportiva Rayo Vallecano.
El momento en que se juntaron los astros, por el cual preguntaron ayer en pleno revuelo algunos rayistas de renombre como el amigo José Luis Colilla, fue el 8 de noviembre de 1992, faltando 1 año, 3 meses y 8 días para que nazca el que firma este post. El lugar, el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Para la ocasión, el Rayo vistió con su segunda equipación de entonces, de marca Lotto, azul con franja blanca y publicidad bien grande de MMT Seguros. El equipo que dirigía José Antonio Camacho llegaba tras haber ascendido en la campaña anterior, en el que era el tercer ascenso a Primera de la historia rayista.
Para enfrentar al Sevilla de Maradona y Bilardo, el de Cieza alineó a Toni Jiménez bajo palos, en la zaga Josete, Miguel, García Cortés, Cota y el que sale en la foto marcando a Diego, entonces conocido como Paco, hoy Paco Jémez. En el medio Pizo Gómez, Visnjic, Pablo Gómez y Antonio Calderón, con Pedro Riesco arriba. Como recambios, entró Argenta por Pedro Riesco en el 70 y Nino Lema por Pizo Gómez en el 80. El cuadro hispalense salió con Unzué, Diego Rodríguez, Martagón, Prieto, Bango, Nacho Conte, Marcos Martín, Rafa Paz, el «Cholo» Simeone, Davor Suker y, por supuesto, Maradona. Entraría para el segundo tiempo Monchu por Rafa Paz y en el 68 Javi Pineda por Prieto.
El desarrollo del partido no fue muy distinto al del Rayito de tiempos más actuales. La Franja se puso dos veces por delante en el marcador, con goles de Josete en el minuto 7 de la primera parte y de Pedro Riesco en el 4 de la segunda. La primera igualada sevillista llegó de penalti en el 19 que se encargó de transformar Diego Armando Maradona, de tiro certero ajustado al palo izquierdo de Toni. El 2-2 tardó algo más en llegar, en el minuto 72, obra del recién ingresado Monchu, aprovechando un fallo defensivo visitante. Cuando corría el 88 y la afición vallecana soñaba con traerse un punto de la capital andaluza, otro desajuste de la zaga rayista permitió que el balón le llegase a Simeone en la frontal, controló con un cabezazo que eludió la salida en falso de Toni y de nuevo con la cabeza hacía el «Cholo» el gol que daba la victoria definitiva al Sevilla.
Cayó derrotado el Rayo en aquel encuentro ante un rival que se llevó la recompensa pese a no jugar bien, pero sacando partido de los deméritos de su rival. En cuanto a Maradona, poca cosa pudo hacer más allá de transformar desde los 11 metros el 1-1. Ese fue el único partido que jugó el petiso frente a la Franja, correspondiente a la jornada 10 de la temporada 92/93. No estuvo presente en el enfrentamiento de la segunda vuelta en el Nuevo Estadio de Vallecas, correspondiente a la jornada 29 y que también ganó el Sevilla, esta vez por 0-1. Como anécdota apócrifa de un amiguete que estuvo en la grada en la que un grupo de amigos había colgado en anteriores jornadas una pancarta que rezaba «Bukaneros» por primera vez, decir Pizo Gómez, de gran campaña con la Franja, se las tuvo tiesas con Carlos Salvador Bilardo, al quedarse el técnico argentino con una pelota que salió por banda para perder tiempo, algo a lo que Pizo respondió, según cuentan, lanzándole una patada voladora, algo por lo que un servidor pagaría por ver, con perdón de los lectores.
Aparte del cruce con Maradona, primero y único en la historia, la temporada 92/93 fue de buen recuerdo en la parcela deportiva. De la mano de Camacho se conseguía algo que en Vallecas se llevaba esperando 14 años, una permanencia del Rayo en Primera. La temporada acabó con los de la Franja en 14ª posición sumando 33 puntos, 2 más que los puestos de promoción (entonces descendían los 2 últimos y los 2 siguientes se jugaban la plaza en Primera contra el 3º y el 4º de Segunda) y 11 por encima del descenso directo. En el historial rayista, de las 38 jornadas, se suman 8 victorias (que entonces valían 2 puntos), 17 empates y 13 derrotas.
Como puntos álgidos de la temporada, este Rayo tuvo cosas de aquel «Matagigantes» en casa, pues de Vallecas salieron derrotados Atlético (2-0), Real Madrid (2-0) y Athletic (1-0), amén de que el otrora campeón Barça se libró por los pelos, sacando un empate a 3 de su visita a los franjirrojos. Además, el Madrid, que ese año sería la segunda de las ligas perdidas en Tenerife, fue incapaz de batir a los de Camacho, pues a la citada victoria rayista en Vallecas hay que añadir un empate a 1 gol en el Bernabéu. Y sí, fue el día de la consagración de Wilfred Agbonavbare, tanto por su gran actuación en el campo como por la respuesta que dio el bueno de Willy en zona mixta a los insultos racistas recibidos por parte de esos que ustedes saben del fondo sur de Concha Espina.
Y como epílogo, esta fue la única vez que Maradona se cruzó en el camino del Rayo en el césped, pero no la primera vez que se encontraban ambos nombres. El Diego fue el que hizo las gestiones años atrás para que su hermano, Hugo Maradona, se enfundase la franjirroja, regalándonos aquella icónica foto junto a Laurie Cunningham que se recuerda mucho más que su discreto paso futbolístico por Vallecas. Como otra anécdota apócrifa, decir que Hugo vino a ciegas al barrio, por pura recomendación de su hermano mayor, y no fue hasta su presentación que supo que nuestro equipo compartía colores y camiseta con River Plate, eterno rival del equipo que encumbró al «Pelusa» en Argentina, Boca Juniors. No solo es que de primeras Hugo Maradona se sintiera reticente a vestir como los «gallinas», sino que además, su hermano Diego se había encargado de convencerle, en un completo engaño, que el Rayo vestía con camiseta verde. Sí señores, lo que leen.
Y hasta aquí los momentos en los que los caminos del Rayo y de Maradona se entrelazaron. Ayer el Diego nos dejó, quien sabe si yendo a devolverle a Dios la mano que le prestó en el 86 o si se volvió a encontrar con sus admirados Ernesto, Hugo y Fidel. Sea como sea, queda un legado futbolístico que los que no le vimos jugar solo disfrutamos en parte, y ya con eso nos sobra y basta para saber de su grandeza. Y en un club como el nuestro, que tanto sufre los rigores del fútbol negocio que tanto detestaba, y en un barrio donde la plata escasea, resuenan con más fuerza aquellas cinco palabras:
«La pelota no se mancha»
Texto: Jorge Morales García.