El Rayo hizo todo para ganar y acabó perdiendo ante un Athletic (0-1) que buscó todo menos jugar a la pelota.
El fútbol es un deporte tan sumamente injusto que permite que el peor equipo que ha pasado por Vallecas en esta temporada sea el primero que consigue la victoria. Rayo y Athletic se midieron las fuerzas en un duelo en el que el primero propuso y el segundo dispuso.
Los locales trataron de imponer su ley en el inicio del duelo: Falcao probó suerte en el primer minuto. Un aviso que quedó en nada y se marchó por encima del larguero. Berenguer hizo lo propio en la portería contraria, pero cruzó demasiado su intentona.
Pudo anotar el Rayo en una jugada con múltiples carambolas que se acabaría convirtiendo en la metáfora más certera del partido. Nadie atinó a batir a Unai Simón. Al borde la media hora, llegó la jugad que terminaría definiendo el marcador. Un error de Balliu se unió a la tremenda flaqueza defensiva de Santi Comesaña (otra vez), que no fue capaz de hacer la denominada falta táctica para cortar la contra. El desenlace culminó con un balón escorado a Nico Serrano, que batió a Luca Zidane con un zurdazo que dio la sensación de colarse sin demasiada fuerza y algo centrado. No había hecho nada el equipo de Marcelino, pero campaba con un injustísimo 0-1 en el electrónico. A partir del gol, ya podía el Athletic hacer el partido que había venido buscando: en cada jugada, un hombre al suelo, en cada saque, unos segundos al aire. Álvaro García, con un disparo a la media vuelta, y Pathé Ciss, con un lanzamiento lejano desviado, intentaron nivelar la balanza antes del descanso.
Nico Serrano regresó del descanso con un fallo clamoroso. El joven falló y lanzó alto un envío lateral que recogió absolutamente solo y en posición ideal para marcar. Iñaki Williams buscó el segundo desde la frontal, pero cruzó mucho el tiro. A partir de esa jugada, un acoso y derribo vallecano. Lo pudo conseguir en una jugada embarullada en la que Santi Comesaña pecó de tierno en el remate final. Respondió el Athletic con un par de lanzamientos lejanos de Raúl García y Balenziaga. El Rayo aprisionaba al rival y lo encerraba en su área. Sergi Guardiola, Fran García, Isi, Trejo o el propio Comesaña acudieron una y mil veces a buscar a un Unai Simón más preocupado por la pérdida de tiempo que por el partido. Pero no pudo ser, alguna vez tenía que llegar la primera derrota en casa y llegó contra un Athletic marrullero y sucio, hecho a imagen de su entrenador Marcelino. El cruce de propuestas entre Iraola, jugar al fútbol, y Marcelino, hacerlo lo menos posible, dejó clara una cosa: en el barro, siempre gana el cerdo.
Imagen destacada: EFE