El Rayo Vallecano plantó cara a todo un Manchester United en su propio feudo, un partido que quedará en la memoria de la hinchada rayista
Jesús Villaverde Sánchez / Matagigantes
El escenario era inmejorable. Y la puesta en escena del Rayo no pudo ser un rostro más identificable en Old Trafford. La clásica combinación en el saque franjirrojo estuvo a punto de situar el 0-1 en el electrónico del Teatro de los Sueños a los quince segundos. Álvaro García controló, disparó y obligó a Heaton a hacer su primera intervención.
Respondió el United con varias ocasiones tras fallos en la salida del balón de los vallecanos. En una de esas llegó la ocasión más clara de los red devils en los pies de Cristiano Ronaldo. En el área contraria, Falcao estuvo a punto de cazar un fantástico centro de Balliu, pero la defensa inglesa le arrebató el balón en el último suspiro.
El Rayo ofrecía buenas combinaciones de balón y acompañaba su menú con una presión alta en campo contrario tras pérdida. El Manchester United contrarrestaba, en la ida y vuelta, con buenas transiciones que culminaban con tiros lejanos. Lo intentaron Eriksen y Chong, aunque sus lanzamientos se marcharon desviados.
La primera jugada tras el descanso sirvió para abrir el tanteo. Alex Telles recogió un balón en la frontal y su disparo fue mal repelido por un recién entrado Diego López, que se lo ofreció en bandeja a Amad para que lo empujase a las mallas.
Lejos de amilanarse, a pesar de un escenario de fervor y ruido, el Rayo se sobrepuso a base de buen fútbol y control. Cinco minutos después, Radamel Falcao se inventó una plástica rosca que se estrelló en el larguero red. Hubiese sido un golazo el del colombiano. El que sí entró fue el de Álvaro García. El extremo utrerano introdujo en la meta un rechace del guardameta del United tras una excelsa jugada de Isi Palazón, al que los comentaristas de la televisión oficial del United reconocían como el mejor jugador franjirrojo cuando fue sustituido.
No se volvería a mover el electrónico, aunque sería el Rayo de Iraola el que llevase la manija y las ocasiones más claras hasta el final. Salvi rozó el gol tras otra gran triangulación de balón, aunque estrelló el remate en las piernas rivales. El juego combinativo de los franjirrojos fue elogiado en varias ocasiones por la televisión oficial de los red devils. Antes del final, tanto Óscar Valentín, por parte visitante, como Iqbal, por la local, probaron suerte con tiros muy lejanos.
Buena prueba para el Rayo de Iraola en un escenario inmejorable, histórico y encomiable, y ante un público entregado y fiel que fue testigo de un gran encuentro entre dos equipos que, en todo momento, se citaron, se buscaron las cosquillas y ofrecieron un espectáculo deportivo admirable. El Rayo consiguió un empate histórico y para atesorar en la memoria colectiva e individual del rayismo. Una tarde especial, un partido único. El sueño (franjirrojo) de una tarde de verano.