Querido Vallekas, cómo se te echaba de menos.
Sólo han sido tres meses, un verano, el tiempo que ocupaban unas interminables vacaciones escolares; pero ya necesitábamos volver a encontrarnos. Se anhela el rugir de la grada, la vida pirata (la vida mejor), ese continuo animar del fondo, ese bufandeo en el minuto 24 (que el lunes fue ¿en el 27?)… En definitiva, esa esencia única que tiene nuestro campo de fútbol (sí, campo, eso de “gran estadio” es para otros).
El barco vuelve a dejar atrás la orilla y por cuarto año consecutivo lo hace en Primera. A partir de la medianoche del lunes la franja emprende otro largo viaje en el que nunca, jamás, navegará en soledad. Lejos quedaba ya la temporada pasada y se presentaba en Vallekas el “supercampeón”. El “equipo del pueblo”, decían; el de los noventa y cinco kilos por siete fichajes se medía al“equipo del barrio”, el nuestro, el de los pobres con orgullo, que han sumado a sus filas más de quince hombres por la nada despreciable cifra de cero, sí, cero euros. Menos es más.
En la tradición de las historias de piratas nunca fue lo más importante quién actuaba como capitán, ni quiénes eran los integrantes del barco. Lo verdaderamente importante era que los que estuviesen en cada momento remasen en la misma dirección, a una misma brazada, que se presentasen dispuestos y perfectamente preparados cuando llegase la hora del abordaje o la defensa. Si no era así, no había sitio en la cubierta. Lo mismo ocurre en el Rayo. La franja supone una reinvención cada final de temporada, el cambio de piezas constante en favor de mantener una filosofía cada vez más reconocible, todavía comandada por Paco Jémez (y con un trabajo destacable, pueda gustar más o menos, de Felipe Miñambres). La filosofía es la de pelear con las grandes potencias cara a cara y sin acobardarse.Todo ello con un plantel casi nuevo en cada primera jornada. Por eso es necesario que la disposición sea total y absoluta con la causa. Carlos Sánchez Blas lo suele calificarcon gran acierto como “un milagro”. Un milagro en el que lo único que no cambia es la afición y las ganas de vibrar con SU equipo.
Arranca el año, han llegado caras nuevas, muchas, y algunos franjirrojos conocidos de anteriores batallas se han reenganchado a la vida pirata un rato más. Todos son bienvenidos, sin excepciones, sea su nombre, número y procedencia los que sean; ahora defienden la franja, son “unos de los nuestros” y para Vallekas serán los mejores hasta el último partido. Poco importa de dónde si vienen a dejarse la piel por salvar el puerto y hacer avanzar el barco entre los escollos y las tormentas que se le interpongan. Siempre he dicho que a los jugadores del Rayo no les puedo exigir nada salvo compromiso y dedicación total al escudo.Valentía, coraje y nobleza. Si, después, además traen mucho fútbol, bienvenido sea. “Acabáis de conocer Vallekas. Hasta el último minuto del último partido, honrad la franja”. Con esa petición concluía el fondo de Bukaneros el primer partido. Pocas frases resumen mejor ese sentir del que escribía, esa única petición hacia los jugadores, nuestros jugadores.
Lo dicho, Vallekas, que te echábamos de menos.
Jesús Villaverde Sánchez