El Rayo empató contra el Leganés (1-1) en un partido en el que se volvió a mostrar falto de garra, hambre y carácter ganador.
Si alguna vez la tuvo, el Rayo de Iraola hace tiempo que perdió la personalidad. Las últimas comparecencias del conjunto franjirrojo dejan el poso de un equipo plano, falto de carácter y mordiente. Una escuadra sin ideas que lo confía todo a una arrancada de Bebé, una genialidad de Trejo y a que el físico de Óscar Valentín sea capaz, por enésima vez, de sujetar la línea medular del equipo.
El partido contra el Leganés se antojaba como definitivo y terminó por ser definitorio. Antes de que transcurriesen los treinta primeros segundos, los pepineros ya podían ir ganando el duelo. No lo hicieron porque el fallo en la definición de Miguel de la Fuente fue estrepitoso. Sin embargo, sería el mismo delantero quien castigase el quincuagésimo error de bulto de un Dimitrievski que nada a la deriva desde varias jornadas atrás.
Antes del descanso, un remate de cabeza a placer, que se marchó desviado, y otro testarazo que el jefecito Óscar Valentín salvó sobre la línea pudieron finiquitar a un Rayo que no inquietó los dominios de Asier Riesgo. Solo un lejanísimo intento de volea de Trejo podría engrosar, siendo muy generosos, la estadística de tiros locales.
Tras el descanso y la habitual caraja de medio tiempo, el Rayo pareció entrar mejor a la segunda mitad. Hasta que consiguió el empate. Comesaña avisó con un remate de cabeza en el segundo palo. En la siguiente aproximación, Sabin Merino pisó a Isi en las inmediaciones del área de castigo pepinera. Involuntario, sí, pero no por ello menos castigable. Tras revisión del VAR, Trejo anotó de penalti con mucho temple y situó un esperanzador empate en el electrónico.
Un espejismo. Lo intentó el conjunto de Iraola en un par de balones al área que no encontraron rematador. El que más cerca lo tuvo fue Óscar Valentín, cuyo remate en escorzo para culminar la perfecta dejada de Catena, se topó con la mano dura y salvadora de Riesgo sobre la raya de gol. El tedio se adueñaba del juego en una segunda mitad en la que lo más destacable fueron las ayudas defensivas de Santi Comesaña. Sobre la bocina, en cambio, fue el Leganés el que pudo mandar a su rival a la lona, pero el palo se alió con la pobre propuesta de un Iraola que parece estar gastando sus últimos cartuchos en Vallecas. Pedirle el ascenso a este Rayo es pedirle peras al olmo.
Texto de Jesús Villaverde. Imagen: Twitter oficial LaLiga.