Todo rayista tiene algunas fechas marcadas en rojo en su particular calendario de vida por lo especial de lo acontecido aquel día, desde la fundación del club un 29 de Mayo de 1924 hasta el famoso “Tamudazo” del 13 de Mayo de 2012, pasando por ascensos, promociones o el primer partido de la Copa de la UEFA, disputado contra el Constelació Esportiva de Andorra un ya lejano 10 de Agosto del año 2000.
Desgraciadamente, ese mismo calendario tiene otro día señalado, pero en este caso no en rojo sino en negro. Está marcado por luctuoso, por ser el día en el que sucedieron los hechos más graves y bochornosos que esta histórica institución que es el Rayo Vallecano recuerda en sus ya casi 90 años de historia. Me refiero, por supuesto, a las detenciones de 13 de sus socios el 26 de febrero de 2013, consecuencia de otras tantas denuncias procedentes de las oficinas del mismo club al que defendían a cambio de nada.
A día de hoy, cuando se cumple un año de estos hechos, los únicos que han dado la cara son los mismos a los que aquel triste 26 de febrero se la pusieron colorada, privándoles de libertad y teniendo que pisar unos calabozos después de haber sido detenidos delante de compañeros de trabajo, amigos e incluso familiares.
Aquel día experimenté un vaivén continuo de sentimientos y estados de ánimo que iban desde la incredulidad inicial al conocer la noticia, hasta la rabia e impotencia por todo lo sucedido, con la lógica incertidumbre que se va adueñando de uno según van pasando las horas y el número de detenidos va en aumento. Con el paso de las horas los nombres trascendían y la desinformación se apoderaba de la situación. Y lo peor de todo es que, de repente, dejaba de tener noticias de amigos a los que supuestamente sólo les habían citado para declarar.
Buscando un paralelismo que pueda ilustrar lo que sentí aquel día, juro que esta situación era muy parecida a encontrarte en la orilla del mar y ver como una persona se va adentrando en el agua hasta que de pronto dejas de verla; como si el mar se hubiera apoderado de ella.
Según avanzaban las horas, se multiplicaban tanto las llamadas recibidas como el número de detenidos. Puede parecer cómico o un poco de locos, pero os puedo asegurar que hoy, cuando ya han pasado 365 días desde aquello, me parece increíble que aquel día tuviera que tranquilizar a toda esa gente que me llamaba para ver si estaba bien, diciéndole que yo no estaba detenido, como tus compañeros de franja, por NO HABER HECHO NADA.
Finalmente, la “ruleta” de las denuncias se detuvo en el número 13 y lo que se había vendido o tratado de vender de buena mañana por ciertos medios de comunicación y redes sociales como un “golpe a la banda criminal Bukaneros”, terminó resultando ser (como ha quedado demostrado) una asquerosa caza de brujas dirigida a los rayistas, mezclando ideologías, política, viejos rencores, cuentas pendientes y un largo etcétera de rencillas, todo ello aderezado con tuits de la delegada del Gobierno en Madrid quitándose el muerto de encima o un comunicado de la directiva rayista tratando de desmarcarse de cualquier responsabilidad al respecto y corrigiendo a su vez a la delegada y sus tuits. Increíble pero cierto.
El esperpento, la impotencia y la preocupación por nuestra gente duró casi 48 horas más, las mismas que tardaron en dignarse a dejar en libertad a 13 tipos que tenían, tienen y tendrán la “mala” costumbre de luchar por su equipo, de morir por su escudo (el de verdad, no el impuesto por el régimen) y defenderlo a capa y espada ante quien sea, se llame como se llame.
Si al principio hablaba de fechas en rojo, señalando ascensos, permanencias y goles históricos, aquel día en que los 13 detenidos salieron en libertad de los Juzgados de Plaza de Castilla merece un lugar igual de destacado que el de aquellos días tan señalados. No creo que la emoción reinante en esa gélida noche de febrero fuera inferior a la de aquellos hitos deportivos. Ni mucho menos.
Si un año después tuviéramos que soplar la vela de una tarta imaginaria para recordar el aniversario de este hecho tan desagradable, seguro que el deseo de todos y cada uno de los rayistas (al menos de los de bien) sería que no se vuelva a repetir jamás semejante atropello y que los culpables de las detenciones paguen por ello, porque ya va siendo hora de depurar responsabilidades al respecto y los que dicen no haber denunciado que lo demuestren, como demostraron en su día aquellas 13 personas que eran, son y serán RAYISTAS, no DELINCUENTES.
Escrito por: Un Rayista