El Rayo vuelve a ganar en Vallecas, en un partido pobre y no sin sufrimiento, ante un débil Castellón por 2-1. Doblete de Andrés en el primer tiempo, penalti de Marc Mateu en el segundo.
La victoria es el objetivo final de un equipo de fútbol. Y si llega, bien, pero… Esa es la clave, el «pero». La palabra que sobrevuela sobre el equipo de Iraola, que ganó 3 jornadas después, en casa a un Castellón que sin hacer mucho hizo sufrir al Rayo.
Plantaba el técnico vasco en el verde césped de Vallecas un once lleno de novedades, con la jornada entre semana en el horizonte. Mario Hernández se quedó en la banda derecha, con un más que decente resultado, mientras que Iván Martos tomaba la alternativa en la banda izquierda, Óscar Valentín en el centro del campo y Qasmi, Andrés y Álvaro como trío de ataque. Todo esto ante el conjunto «orellut», que asumía su rol de no favorito y buscaba sacar algo positivo de su visita a la capital.
En el inicio se vio a un Rayo con hambre, con intención de llegar arriba y de morder a su rival en el área. Monopolizando las llegadas por la banda izquierda, con un Álvaro muy participativo y un Qasmi que se ofrecía y se hacía valer para un roto o para un descosido. Añadiendo a esto una presión en la lampiña defensa castellonense que no tardaría en fructificar.
En el minuto 14, Pozo se encontró un regalo del central en zona prohibida. Con el balón y con espacios, el mediocampista avanzó y sirvió el balón hacia el costado izquierdo del área. Recibía Qasmi, que levantó la cabeza y metió el centro raso que cruzó el área para la llegada en carrera de Andrés Martín. Una perita en dulce para el número 11, con la portería a su merced, que no pudo desperdiciar. Abría el marcador el Rayo con el tanto de Andrés, el segundo en 6 días para el internacional sub-21, que le sirvió en bandeja Qasmi, igual que en El Molinón.
A partir de ahí, la siesta del pastor. Con el marcador a favor, el Rayo se relajó en exceso, cediendo el control de juego a un Castellón que quería, pero no podía. Doblando la media hora fue cuando empezaron a apretar los de Castalia, con el balón parado y el guante que tiene Marc Mateu en el pie como mayor amenaza. A ello se une que también llegaban con la pelota jugada, y en una de estas inesperadas Señé hizo volar a Dimitrievski para sacar el balón de la escuadra. Sufría el Rayo, pero no parecía inmutarse.
Y cuando peor lo pasaba la parroquia local, llegó el de la tranquilidad. Salida desde atrás con el balón jugado, rápido y con criterio. Le llega la bola a Pozo en zona de tres cuartos, la conduce y la pone en profundidad para la carrera por la izquierda de Álvaro, que gana la espalda y la línea de fondo y le cede el pase de la muerte, como no, a Andrés Martín. Esta vez la definición fue si cabe mejor, ajustada al segundo palo de Campos para evitar sorpresas. Doblete de Andrés en el 43, en una jugada prácticamente calcada a la del primer tanto. 2-0 en el final del primer tiempo, y por lo visto de ambos equipos, partido visto para sentencia. Pero, amigos, esto es el Rayo.
Los 15 primeros minutos de la segunda parte fueron de puro aburrimiento, entre un Castellón que quería pero no podía y un Rayo que podría liquidar, pero no parecía apetecerle. Hasta, que en un córner regalado, Pozo saltó con el brazo suelto y rechazó la pelota con el codo. Absurdo e inconcebible, pero penalti más que justo. Marc Mateu se encargó de transformarlo, raso y por el centro ante al estirada de Dimitrievski a su izquierda. Con casi media hora por delante, la Franja se complicaba un partido que tenía ganado sin haber hecho mucho.
Los minutos pasaban largos, más por el marcador ajustado y la planicie del juego de ambos conjuntos que por emoción futbolística real, la cual brilló por su ausencia. Movieron piezas ambos banquillos, introduciendo Iraola a Santi por un Pozo que parecía ir en barrena tras haber dado las jugadas de los goles, cuando quedaban 20 minutos. Más tarde, a 10 del final entrarían Isi y Antoñín por Andrés y Qasmi. Y para el descuento, Mario Suárez y Advíncula suplían a Trejo y Álvaro respectivamente. Buscaba Iraola dar un nuevo aire al equipo, pero sobre todo no perder la ventaja. Si bien no fue la cosa a mejor, tampoco a peor.
Del otro lado, el que venía por detrás, poca historia, pues de donde no hay mucho tampoco se puede sacar. Los balones parados, más a partir del minuto 80 cuando subían todos los de verde al área independientemente de dónde se sacara, eran lo que hacía temblar al hincha franjirrojo. Lo que son ocasiones reales, solo un balón al punto de penalti al que llegó Cubillas forzado y no pudo embocar entre palos. Esto en el área en el que hubo nada. Salvo recoger el balón de su portería un par de veces, Campos no trabajó esta tarde-noche.
El pitido final hizo que los de la Franja dejaran de contener la respiración. Se ganó, después de 3 jornadas sin hacerlo. Sin ser netamente mejores, sin jugar un fútbol meramente decente, pero se ganó. Sufriendo ante un equipo que en otras circunstancias debería irse goleado de Vallecas, pero se ganó. Y al final queda esa palabra, el «pero». Esa palabra que invalida casi todo lo que venga antes que ella en una oración. Así que la propuesta es: «El Rayo ganó, pero jugando mal» o «El Rayo jugó mal, pero ganó». Ustedes deciden.
Informó Jorge Morales García. Imagen: Twitter oficial Rayo Vallecano.