Tiempo de ¿ilusión?

18/12/2014
Tiempo de ¿ilusión?
 
 
El pasado lunes comenzó un nuevo curso futbolístico para el Rayo Vallecano. No han pasado ni dos meses desde que finalizó el último partido de la temporada pasada y, pese a haber tenido un Mundial de por medio, ya había mono de fútbol “de barrio”, mono de franja. Aunque reconozco que añoro con mucha nostalgia aquellas presentaciones de antaño en la que todos los jugadores -fichajes incluidos- eran presentados en el estadio con las camisetas que lucirían el año siguiente durante un mini entrenamiento que hacía las delicias de los allí presentes, tenía muchas ganas de ver rodar el balón de nuevo como fuera, de dedicarle más minutos de gloria a Manucho, Amaya y Quini, que a Presa, Sardá y Yáñez. En definitiva, de cambiar términos como denuncias, deudas y oscurantismo por fichajes, cesiones o renovaciones, que al fin y al cabo es lo que a todos nos gusta y por lo que morimos cada fin de semana.
 
¡Iluso de mí! Por desgracia, en este bendito club, no todo es de color de rosa y, pese a los esfuerzos, propuestas e ideas que les llegan a la directiva, sigue habiendo lunares que enturbian algo tan bonito de vivir como es la construcción del bloque que defenderá la franja una temporada más.
 
Cumplimos la cuarta temporada consecutiva en la máxima categoría del fútbol español y, por desgracia, aunque el club sigue en Primera División, la Primera División no ha entrado aún en nuestro club. Sus responsables siguen comportándose como si el Rayo Vallecano fuera un equipo de Regional. Por ejemplo, mantienen su nula política de comunicación durante semanas. Aunque ha pasado casi un mes desde que comenzara la campaña de abonos 2014/15, no han facilitado ni una sola cifra. No sólo ellos, sino tampoco los que les hacen el “trabajo sucio” y filtran los datos que desde dentro les proporcionan. Y no nos olvidemos que sigue habiendo un equipo femenino que no sabe en qué condiciones va a competir, a diez días de comenzar la pretemporada. Y algo más sangrante aún: hay un colectivo como es el de los abonados discapacitados que, año sí y año también, son maltratados por la directiva de nuestro club, y este año no ha sido una excepción.
 
Esto es un suma y sigue constante que hace que se empañe lo verdaderamente ilusionante para la hinchada franjirroja. A todos nos encantaría sacar pecho por los 5.000 abonados que llevamos o por lo limpio y bonito que están dejando un estadio donde cada dos semanas nos dejaremos la voz y el alma alentando a los Morcillo, Alex Moreno o Jozabed, nombres que, desde el momento en el que decidieron vestir nuestra camiseta -sea cual sea el nuevo modelo, porque como siempre también somos los últimos en esto-, se convirtieron, para nosotros los rayistas, en los mejores jugadores del planeta, los que nos hacen soñar con una quinta temporada en la llamada mejor liga del mundo. Bajo los designios, eso sí, de la que posiblemente sea la peor directiva del mundo.
 
Como suele decir Carlos Sánchez Blas, el Rayo es un puto milagro. Estoy muy de acuerdo con él, y además añado que también lo es que año tras año sigamos manteniendo la ilusión y el cosquilleo por renovar tu abono mientras esperas la cola y haces apuestas con tu tronco sobre cuántos números habrás bajado. 
 
En definitiva, que año tras año los rayistas, a pesar de las circunstancias, #SeguimosSoñando.
 
Escrito por: Alberto Leva