Palabras más, palabras menos

21/06/2016
Palabras más, palabras menos

Tras la confirmación del fichaje de Paco Jémez por el Granada CF, ahí quedan mis sensaciones acumuladas durante un mes y, más despacio, durante cuatro años.

Por fin se confirmó lo que era un secreto a voces. Es más, lo que era un secreto a voces incluso antes de serlo. Se cierra por fin una puerta a la que, quizás, después del final de liga, el Rayo nunca debió de intentar llamar. Y la historia acabó de la peor manera posible. Con un descenso y un rastro imborrable de palabras vacías. Una vez más ha quedado patente que las palabras se las lleva el viento porque solo son, precisamente, palabras. La rueda de prensa (¡boooooomba!) de la semana previa al descenso, ahora, con el tiempo transcurrido, se revela como simplemente eso. Palabras y más palabras. Podríamos definirla de muchas maneras, pero es difícil acertar. Y para eso está la música, para cuando las palabras a viva voz no alcanzan. Serviría parafrasear a un escultor de versos como Kase O para definir aquel discurso: “hablo por los codos y en el fondo más que lo que digo es lo que escondo”. Los más “latinos” también podrían encontrar sentido a la rueda de prensa en las canciones de Paulina Rubio (quién lo diría, lo maravillosa que es la música, ¿eh?): “con esas promesas que parecen serías, ya no me dediques serenatas de balcón”. Yo, llamadme loco, me quedo con la más sencilla y la más rockera de las opciones, los Rodríguez y su “palabras, más o menos, ayer me decías”. Palabras más, palabras más, palabras menos… El rock and roll siempre nos rescata.

maxresdefault

Nunca ha sido Jémez un gran artífice de la elegancia. Más bien lo ha sido de la tosquedad, de lo sucio y lo directo. Pero eso no quita que como simples aficionados mereciésemos algo más de tacto (que no de toque, que de eso ya nos ha dado mucho y bastante insulso). Algunos se aventurarán a mencionar al “respeto” por su parte. Yo no sé si me atrevería a afirmarlo tal cual, pero la verdad es que los entiendo. Lo que está claro es que, tanto él como cualquiera con años en esto, sabía perfectamente que sus palabras no iban a pasar de aquella pantomima (pasaporte sobre la mesa incluido). Hacía tiempo que el personaje había fagocitado al gran entrenador que un día deslumbró a la hinchada de la franja. Y en sus últimos coletazos con la franja no iba a ser menos.

Con Paco abandona la franja el entrenador que más puntos ha cosechado para la entidad en una misma temporada. Es decir, el que aupó al equipo a su mejor clasificación. Eso es un dato innegable.Pero no necesariamente esto implica que haya sido el mejor. Aquí las opiniones son tantas como las formas de ver la vida, y el fútbol, y la sombra de un tal Juande Ramos se antoja demasiado alargada. Con Jémez también se marcha una idea que si bien es cierto que nos ha regalado grandes tardes, y no conviene olvidarlo, también nos ha otorgado las peores, y sería tan injusto olvidar esto como lo primero. Paco Jémez cierra el ciclo en Vallekas con tres años de luces emborronados por una única sombra. A veces los cipreses no permiten ver el sol. Ni siquiera la consecución del fatídico punto que le faltó al equipo para salvar la categoría (fuese en Donosti, fuese en Málaga, fuese en Valencia) hubiese paliado la horrible gestión que se ha hecho de la plantilla esta vez.

ClY2-x4WYAA11if

Paco firma tres años con el Granada. Aquí parece que el compromiso solo podía renovarse de uno en uno. Supongo que para poder no cerrar nunca la posibilidad de disfrutar del clásico “amor de verano”. Un salto insólito en su proyecto deportivo, sin duda. Sinceramente, espero que allí le vaya todo lo bien que pueda, y que su saco no deje nunca de engordar en felicidad. A partir de este momento, no cabe desearle ni el bien ni el mal. No caben las loas ni el desprecio. Ya es pasado del Rayo y como tal hay que tomarlo. La preocupación ahora es otra. Y no se antoja banal, desde luego, teniendo lo que tenemos en el palco, y estando el equipo patas arriba y sin mucha intención de alzarse en pie. Que lo que verdaderamente da miedo, y mucho, es que han pasado 36 días desde el descenso y seguimos sin entrenador, sin fechas, sin abonos y sin prácticamente ilusión. Lo del banquillo, al final, acaba siendo secundario. Otro vendrá, pasa siempre. Y es seguro que aquel que venga no habrá inventado el fútbol, como tampoco hizo Paco Jémez, aunque a algunos parezca costarles entender algo tan simple. También es innegable el mérito de lo conseguido en estas cuatro campañas, claro.Y eso es algo que nadie le negará al ya entrenador nazarí. Pero, lo siento, tampoco debemos olvidar el final de todo esto. Porque sería igual de injusto. Gracias por todo, Paco. Y también gracias por nada. De corazón. Y que tanta paz lleves como descanso dejas.

Jesús Villaverde Sánchez