El periodista Carlos Quirós nos ofrece una pequeña ‘homilía’ para conmemorar las 50 victorias en Primera del técnico cordobés al mando del equipo franjirrojo
«Estamos aquí reunidos, feligreses y feligresas vallecanos, para celebrar las Bodas de Oro de victorias en Primera de este matrimonio tan bien avenido que forman Paco Jémez y el Rayo Vallecano.
Para llegar hasta aquí, han tenido que recorrer un camino lleno de trabas, dificultades y visitas al Bernabéu. Pero eso no les ha impedido cumplir sus sagrados votos de amarse y respetarse en la salud y en el descenso, en la pobreza y en la riqu… pobreza. Su fidelidad se ha mantenido incólume pese a las insinuaciones casquivanas de la Selección y otros clubes.
Tan feliz travesía celebramos aquí, en el templo del Estadio de Vallecas. Porque lo importante, como predica Lassane Apóstol, no es lo que hagas al llegar a la línea de fondo, sino cómo llegues hasta ella. Hemos sido testigos desde la primera victoria, ante el Granada (cómo olvidar aquel golazo de falta del Profeta Trashorras en el minuto 89), hasta la última contra Las Palmas.
Sólo en el primer año de unión ya nos llevamos 16 inmensas alegrías que posibilitaron el récord de 53 puntos. Todo era idílico en esta temporada de luna de miel, con San Piti, un hombre pío, multiplicando los panes y los peces para no dejar a los rivales sin su ración de goles. Nuestra ilustre pareja se quedó a las puertas del Jardín del Edén League, pero recorrió Europa en boca de todos por ser el tercer equipo que mejor mimaba el cáliz del balón (58,13% de posesión, sólo por detrás del 69,13% del Barça y del 63,62% del Bayern).
Para cuando llegaron las Bodas de Plata, ya se habían superado las primeras crisis de pareja. Una primera vuelta con tan sólo 18 puntos (misma cosecha de esta temporada) no hizo sino fortalecer el sagrado vínculo entre Paco y el Rayo. Los goles de Larrivey, cuyas gestas aún se cantan en coros de toda la Cristiandad, y de Alberto Bueno trajeron abundancia en puntos a la parroquia vallecana, que pudo permitirse regalar al prójimo los tres últimos partidos de Liga.
La bondad que apuntaba el samaritano Alberto explotó en forma de 17 goles en el tercer año. Para entonces, el idilio Jémez-Vallecas se paseaba por los paisajes de la Primera División española sin complejos ni apuros. Otro de los benditos frutos que ha dado este enlace es Roberto Trashorras, que fue el primero de su promoción de LFP en pases realizados, el angelito.
Recordaréis, hermanos y hermanas, que tras confirmar la presencia en la élite por quinto año consecutivo hubo que renovar los votos matrimoniales. Ambas partes hicieron o dijeron cosas que probablemente no sentían, pero ningún desencuentro fue tan poderoso como para derribar el vínculo que se había ido construyendo en todos estos años de relación.
A partir de ahí, alcanzar el hito que nos reúne hoy no ha sido nada fácil, pues la rutina es ese diablillo que se encarga de poner piedras en la senda de todo buen propósito a largo plazo. Por eso nuestra familia valora y festeja estas Bodas de Oro de nuestro querido Paco y nuestro querido Rayo mientras los tortolitos pasan en Gijón un romántico fin de semana de San Valentín.
Que lo que ha unido Felipe Miñambres, alabado sea, no lo separe el fútbol».
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